Capítulo 57.

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"Se puede estar enamorado de varias personas a la vez, y de todas con el mismo dolor, sin traicionar a ninguna"~ Gabriel García Márquez

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"Se puede estar enamorado de varias personas a la vez, y de todas con el mismo dolor, sin traicionar a ninguna"~ Gabriel García Márquez

Libres.

Cuando nuestros sentimientos se encuentran confundidos, lo mejor que puede hacerse para aclarar el corazón es alejarse un poco de esos sentimientos. Analizar cuáles de esos sentimientos son más fuertes que los otros y entonces, lograr tomar una decisión que favorezca al corazón.

Mi cabeza me dolía casi al igual que mi corazón, habia sido una de las semanas más largas que habia experimentado en mi vida con todo lo que estaba acomplejando la base y mi situación amorosa.

Veía diariamente a Conall y Arniel, quienes parecían realmente haberme dado mi espacio y se limitaban a asegurarse de que me alimentara como era debido, parecían turnarse para llevarme comida en mi desolada oficina.

Mi corazón por más que lo negara seguía latiendo por ambos de una manera desenfrenada y con mayor intensidad, era como si el alejamiento hubiese servido para que mi corazón se diese cuenta que realmente amaba a los dos por igual y que no habia distinciones entre ellos.

No podía evitar sentir ese sentimiento de culpabilidad, sentía que no podía amar a dos personas a la vez sin ser una golfa y sufrir mi dolor por mi sola no era la mejor opción pero si la única. No podía acudir a los psicólogos de la base para hacer una consulta o a una iglesia para confesarme, estaba segura de que en ese último lugar ardería como en hoguera.

Por otro lado, me sentía completamente feliz porque mi ejército realmente estaba regresando a ser esa élite. Aunque los agentes se veían agotados, en el entrenamiento lo daban todo y en las misiones rutinarias habían tenido un rendimiento perfecto. Parecía que por fin el equipo Alpha estaba de regreso después de unas vacaciones.

El general Dagger era un hombre inquebrantable, sus órdenes eran cumplidas al pie de la letra y con su guía estábamos logrando levantar el ejército a lo que estábamos acostumbrados, todos se encontraban listos para recibir los ataques de los Schiavone en caso de que se presentasen.

—¡Los quiero a todos en Veinte minutos sobre la pista de entrenamiento!¡lárguense a desayunar! — rugió el general con voz fría —. ¡Muevan sus traseros!¡Ahora!

Todos los agentes que se encontraban tomando un descanso, se pusieron de pie con las piernas como gelatinas. Caminaron casi con dificultad hasta la cafetería para poder ingerir un poco de carbohidratos tras el entrenamiento matutino. Claro que daban un buen rendimiento, pero al ser el sexto día todos se encontraban más que agotados.

—Ya no puedo, alguien dele belladona a ese animal—murmuró Conall agarrándose del hombro de Arniel.

Ambos hombres se emparejaron a mi caminar, jugando entre ellos a empujarse

Sólo tú. Mi dulce tentación. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora