Capítulo 85.

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"Es por mí que se va a la ciudad del llanto, es por mí que se va al dolor eterno y el lugar donde sufre la raza condenada, yo fui creado por el poder divino y no hubo nada que existiera antes que yo, abandona la esperanza si entras aquí."~ Dante Alighieri

Salve la Reina. Larga vida a la Reina.

29 de Julio.

A veces, como el mayor castigo divino, la vida nos hace ver como muere la persona que amas, te pone en primer palco para que seas testigo de cómo la vida de esa persona se va esfumando como la neblina, vemos como poco a poco la luz que esa persona representaba en tu vida se apaga completamente, ahí es cuando la tristeza que sientes y la impotencia que te invade es una completa tortura.

Durante toda mi vida no tuve miedo de sacrificar todo por quien amaba, no me importaba perder mi vida si con ello podía preservar la de quienes eran importantes para mí, así fuera por mis padres, mis hermanos, mis tíos, mis primos o mis amigos, ellos habían estado durante toda mi vida en los momentos más difíciles y sombríos, así que no tenía miedo de lanzarme al vacío. siempre pensé que sacrificar mi felicidad por lo de los demás era algo más poderoso que cualquier otra cosa, demostraba amor verdadero por el amor no era capaz de todo.

la primera vez que creí que mis padres habían muerto en una misión, sentí que toda mi vida se habia acabado, la rabia e impotencia que sentía eran tan grandes que por primera vez odié a alguien, quería correr y sacrificar mi vida para que ellos estuvieran bien, no me podía imaginar las mañanas y los besos de mi madre o los grandes consejos de mi padre.

Cada momento difícil de mi vida, no se comparaba con el infierno que estaba viviendo en ese lugar, por lo menos, mientras dormía podía soñar con un mundo lleno de amor, el que yo siempre habia deseado, después de conocer a mis hombres.

—Mi amor... despierta, muñequita...

Abrí los ojos cansada, por alguna extraña razón, todo era real y estaba segura de que podía tratarse de la droga en mi sistema, las malditas drogas que me inyectaban día y noche.

Miré el rostro de Conall, con su hermosa sonrisa que siempre me hacía sentir que estaba en mi lugar seguro, segundo después, el rostro de Arniel también apareció en mi campo de visión, él también tenía una hermosa sonrisa, como si todo lo que estuviera pasando en nuestra vida lo hiciera el hombre más feliz.

—Eres una conejita muy dormilona—murmuró Arniel.

Sin dejarme decir algo, beso mis labios y después fueron sustituidos por los de Conall, me sentí en el paraíso, por fin no era una maldita pesadilla, una pesadilla de las que me atormentaban todos los días.

—Déjala tranquila—murmuró Conall —. Está cansada porque tiene a nuestros dos conejitos en su vientre...

Parpadeé tratando de procesar sus palabras.

Sólo tú. Mi dulce tentación. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora