Capítulo 15.

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"A veces la vida te da una segunda oportunidad, ¡o incluso dos! No siempre, pero a veces

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"A veces la vida te da una segunda oportunidad, ¡o incluso dos! No siempre, pero a veces. Es lo que haces con esas segundas oportunidades lo que cuenta". ~Dave Wilson.

Coroneles.

La vida muchas veces nos pone en caminos inexplicables, lugares donde incluso el universo no sabe porque lo hace. Muchos creen que se debe al destino y muchos otros a las coincidencias que puede haber para que dos almas se unan en el momento y el lugar indicado.

Siempre había pensado que el destino, el universo y todo lo que podía ser culpado, era un respaldo de los humanos para saciar su hambre de ser perfectos y deslindarse de sus propias responsabilidades, claramente para acusar a alguien más de las propias decisiones.

Mi cuerpo rebotaba frenéticamente como si se tratase de una muñeca de trapo, trataba de aferrarme al cuerpo del hombre que estaba debajo de mí pero era imposible por el maldito movimiento que hacia el auto al escabullirse en un lugar tan estrecho.

Para cualquiera, esa acción no era notada, pues revotaban de la misma manera, como si se tratara de un trampolín en el que todos nos habíamos adentrado al tomar el camino de terracería en el norte de México. Pero ¡Joder! Para nosotros era más que un simple movimiento involuntario ¿Cómo podíamos sentir excitación incluso cuando nos encontrábamos en una importante misión?

Las manos de Conall se aferraban a mis caderas con fuerza, evitando asi que el movimiento parara, veía sus ojos en blanco mientras en mi interior él se introducía como un maldito poseso ¡Joder! Esa era la emoción más excitante que habia experimentado sexualmente hablando.

Trataba de acallar mis gemidos para que los dos hombres que se encontraban en los asientos delanteros no se diesen cuenta de la pequeña travesura que realizaban los dos coroneles a cargo.

Odiaba los ridículos autos de infiltración que usaba la IISMF, siempre los habia considerado jodidamente inseguros al solo tener tres asientos de manera vertical, sin embargo, en ese momento los amaba porque de esa forma podía tener placer antes de que todo se convirtiese en una lluvia de balas. Escuchaba los gruñidos de Conall sobre mi oído mientras su fuertes y grandes manos se afirmaban en mis caderas para controlar la forma en que se introducía en mi interior.

—Coroneles, nos acercamos al punto clave. La tropa A1232 está en ataqué.

—Informa que preparen el terreno para el ataqué principal—ordenó Conall, nisiquiera sabía cómo carajos podía tener la voz para dar una orden sin soltar gemidos —Me encanta lo estrecha que eres—susurró sobre mi oído dejando un fugaz beso sobre mi cuello desnudo.

—Y...Ya casi...—susurré y él sonrió perversamente al ver la gran casa donde se ocultaba nuestro objetivo.

—Hazlo—ordenó el comenzando a empujar de manera discreta para que ambos alcanzáramos la anhelada liberación.

Sólo tú. Mi dulce tentación. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora