Toda historia tiene un comienzo, no recuerdo específicamente el día pero sí que era el último de día de clases. Después de mucho sacrificio, por fin habíamos terminado el bachiller y en unos meses comenzaríamos la universidad. Ya me habían admitido y ya me habían dejado. ¿Quién me había dejado? Mi primer novio, sí, Dylan. En medio de todos los exámenes, cuando el estrés manejaba mi vida, Dylan decidió que era un buen momento para romper nuestra relación, porque según él: "¿para qué continuar si cada uno iba a terminar en la otra punta del país?". Digamos que lo hizo justo cuando a él lo admitieron en la universidad gracias a una beca en fútbol americano (porque aunque no sea el deporte del país, es bastante popular) y ni siquiera esperó para saber cuáles de mis opciones me había sido concedida.
No tuve tiempo de pasar por las etapas del duelo. No tuve tiempo de llorar, de gritar, de tirarle cosas, ni siquiera de tirarme a su mejor amigo, que sí, se me insinuó. No tuve tiempo para nada de aquello porque estaba bastante enfocada en lo que tenía que hacer: aprobar y sacar muy buena nota. Y, ¿qué puedo decir? Lo conseguí.
Así que aquí me encontraba junto con mis tres amigas: Alexia, Cara y Claire. Disfrutando de la llamada libertad en una discoteca, como se espera que una celebre cuando tiene recién cumplidos los dieciocho.
—Hay muchísima gente. —Dijo Cara nada más entrar.
Y efectivamente, el local estaba atestado de jóvenes dispuestos a pasar una noche para disfrutar.
— ¿Cuánto tiempo nos tenemos que quedar aquí? —Pregunté.
No es que no me gustara salir de fiesta, bailar ni beber, simplemente era que el día anterior había realizado mi último examen y encima, apenas logré conciliar el sueño a causa de los nervios por conocer las notas. Y ese día por la mañana me las dieron y todos los nervios causados por la tensión se habían evaporado, provocando que todo el cansancio acumulado me golpeara. Y encima, Alexia no me dejó tranquila en ningún momento no dejándome descansar para aguantar aquella noche.
—Amber, hemos terminado bachiller, hemos aprobado, en unos meses nos vamos cada una por ahí, así que vamos a disfrutar. —Mi mejor amiga me suelta la misma lección que esta mañana.
—Venga, vayamos a la barra a pedir algo.
Cara pide unos chupitos y siendo totalmente honesta, ni siquiera me molesté en preguntar a ver qué eran. Pide como tres rondas y yo me los tomo todos a pesar del quemor que me producen en la garganta.
— ¡Vamos a bailar! —Claire sale disparada a la pista de baile y yo soy arrastrada por Alexia.
Una vez allí comenzamos a bailar, y sí, pude notar cómo el alcohol se me fuera subiendo poco a poco. De la nada unos chicos comenzaron a unirse a nosotras, uno de ellos me habló. Era moreno y alto. Me preguntó algo a lo que a causa de la música no pude enterarme por lo cual le sonreí y él entendió que podía acercarse y bailar conmigo. No me hizo mucha gracia pero tampoco lo rechacé.
Nunca había bailado con una persona en una discoteca, bueno, no era del todo cierto. Con mis amigas lo había hecho, obviamente, y con Dylan alguna que otra vez. Apenas lo había recordado en todo este tiempo y ahora lo estaba haciendo... y ni siquiera había sido porque lo echara de menos. Porque después de que rompiera conmigo me di cuenta de que ni siquiera lo echaba de menos. Echaba de menos que alguien estuviera atento a mí, pero no a él como persona. Lo que me había demostrado que no estaba enamorada de él, y ni siquiera sé si en algún momento llegué a estarlo realmente, simplemente me había acostumbrado. Confirmando que aunque los motivos de nuestra ruptura me habían parecido estúpidos, probablemente fue la mejor decisión que mi ex novio había tomado en su vida. Y visto lo que haría años más tarde, probablemente fue la única buena decisión que tomó en su vida.
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Entre nosotros
RomanceAmber siempre ha tenido muy claro lo que quiere hacer: escribir. Pero cómo es tan dificil cuando acabe la carrera será profesora. Jake es un futbolista profesional que acaba de empezar. Una noche ambos se encuentran y comienzan una relación, pero la...