Capítulo 33

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Si algo estaba aprendiendo de salir con mi novio eran las ventajas. Solo con decir quién era y ya teníamos cita con mi ginecóloga para el día siguiente. Magia. Aún me costaba acostumbrarme a ello.

Mientras esperábamos en la sala de espera, aún no me lo creía. No se lo habíamos dicho a nadie. Solo lo sabía la estúpida de Caroline y no estábamos seguros de que el padre de Jake lo supiera, por un lado no se había puesto en contacto con nosotros y por otro lado, lo mismo no se lo había dicho. Mi novio había intentado ponerse en contacto con él pero se supone que está trabajando.

Hoy, si todo estaba bien, se lo diríamos a nuestras hermanas y a su padre (si cogía teléfono). Queríamos mantenerlo en lo más privado, al menos hasta pasar el primer trimestre porque en las primeras semanas es cuando puede pasar algún problema. Aunque no queríamos contárselo a nuestros amigos, sabíamos que Sabrina no tardaría mucho en atar cabos. Ya cuando nos íbamos de su casa, no dejó de preguntar qué había pasado... seguramente me lo sacaría la próxima vez que nos viéramos. Estábamos bastante seguros de eso, pero no parecía molestarnos tampoco aquella posibilidad.

—El señor y la señora Kilian. —Llamó el enfermero.

Miré a Jake.

— ¿Qué? —Se encogió de hombros—. No podía decir solo mi nombre.

— ¿Y tuviste que decirles que estábamos casados?

—No lo dije, ellos lo intuyeron.

—Y tú no se lo aclaraste.

—No entiendo por qué debería haberlo hecho.

Negué con la cabeza. Sin duda mi hermana había tenido razón cuando me dijo que el cuidar de Jake me ayudaría con la práctica.

—Hola. —Saludamos a mi ginecóloga.

—Hola, Amber. Túmbate en la camilla.

Jake se colocó a mi lado, me levanté la camiseta permitiendo que me echaran el gel encima de ella. Tenía los nervios a flor de piel. Y mi novio también porque notaba cómo le temblaban las manos. Le agarré la mano que tenía más cerca mía y me miró, le sonreí y automáticamente parecía relajarse.

— ¿Cuántas semanas llevas de retraso?

—Dos.

—De acuerdo. ¿Y el test fue positivo no?

—Sí.

—Vamos a ver.

Me colocó el aparato en la barriga y comenzó a moverlo. No parecía verse nada hasta que se quedó quieta y mi novio y yo nos enfocamos en la pantalla.

—Ahí están.

Empezó a acercar la imagen para que pudiéramos verlo todo mejor.

— ¿Queréis escuchar sus corazones?

Asentí con la cabeza.

—Espera. ¿Corazones? —Jake palidecía por momentos.

—Oh, sí, perdón que he dado por hecho que ya lo sabíais. Son dos.

Dos.

Porque Jake no puede hacerme ni un bebé normal.

No.

Él tiene que ir a lo grande.

Dos.

— ¿Los escuchamos?

—Sí. —Respondí porque mi novio parecía que se había ido de su cuerpo y estaba en otra dimensión.

De repente comenzamos a escuchar los corazones. Y siempre había pensado que la voz de Jake era mi sonido favorito pero había pasado a un segundo plano, los corazones de mis bebés eran mi nuevo sonido favorito. Mis bebés. No podía creérmelo.

Entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora