Habían pasado bastantes días desde la cena con la familia de Jake. Ya habíamos ido a la cita por los dos meses, estando todo bien, y Jake volvía hoy de Moscú. En un principio yo iba a ir con él pero hasta los tres meses no es recomendable subir a un avión por riesgo a un aborto. No porque vaya a pasar por subir a un avión, sino porque me puede pasar en cualquier momento y si sucede ahí, no es lo más idóneo.
Justo hoy me habían llegado algunos ejemplares del próximo libro para darle el visto bueno y no podía creer la emoción que sentía por tener una de mis historias en papel.
Miré la cubierta, leí la historia pendiente por si encontraba algún error, pero nada. Todo parecía estar en orden. Pero antes de confirmar a la editorial que todo estaba bien, quería que Jake lo viera y me diera su opinión.
Me fui al estudio y comencé a rellenar los dos álbumes del embarazo. Porque ambos bebés tendrían que tener uno propio. Uno era de color gris perlado y el otro de color amarillo crema. Todavía faltaban semanas para conocer los sexos, por lo que intentaba que estos pequeños detalles fueran neutros. Aparte de que me encantaron ambos colores cuando fui a la tienda.
En la parte final de cada álbum tenía pensado en colocar unas cartas, una cuando supiéramos el sexo o nombre, realmente el momento no importaba... simplemente una antes de que nacieran y otra para cuando ya los tuviéramos aquí. Me parecía muy bonita la idea de que conocieran nuestras primeras impresiones o pensamientos. Quería que Jake también lo hiciera pero estaba bastante segura de que diría algo como "escríbelo tú y pon nuestros nombres". Igualmente sé que podría convencerlo.
En estos días que Jake no había estado conmigo, había intentado entretenerme con cualquier cosa. Sí, había estado escribiendo también pero me apetecía hacer otras, como crear cuentos. No es que fuera experta pintando pero contaba cuentos de animales y pintaba los animalitos. Sinceramente, no podía esperar a decidir los nombres para crear historias con ellos como protagonistas.
Siendo totalmente honesta, creo que el embarazo me ha creado un apego importante hacia mi novio. No dejo de pensar en él y por la noche puedo llegar incluso a llorar. Obviamente no se lo he dicho, lo que menos me apetece ahora es que se ría de mí y se le engrandezca aún más el ego. Pero no puedo evitarlo, estos días sin él han sido horribles sin contar con las ganas que tengo de que me folle. Y son las hormonas. ¿Lo peor? Que hoy vendrá súper cansado y no quiero atosigarle con mis dramas. Así que tendré que esperar un día más.
Escuché las llaves y fui corriendo a su encuentro. Aún con la maleta en la mano y las llaves en la otra, salté encima suya. El pobre se tambaleó un poco y soltó su maleta para poder agarrarme mejor. Cerró la puerta de una patada. Y con mis piernas rodeándole la cintura y mis manos en su cuello, comencé a repartirle besos por toda la cara.
— Creo que podría acostumbrarme a esto.
Le respondí con un beso en los labios que me correspondió.
Poco a poco fuimos andando hasta sentarnos en el sofá.
— ¿Me has echado de menos?
Asentí con la cabeza y me coloqué a su lado con mi cabeza apoyada en su pecho. Soltó un bostezo y es que era lo más normal del mundo, eran muchas horas de vuelo y no sé cuántas escalas.
Después de un rato abrazados y con Finn a su lado. Me levanté cogiéndole la mano.
— ¿A dónde me llevas?
Lo llevé hasta el estudio y fui a buscar una de las copias que me habían mandado.
—Mira lo que me han mandado.
Pero Jake no miraba porque estaba hojeando los dos álbumes.
— ¿Y esto?
—Son álbumes para los bebés.
ESTÁS LEYENDO
Entre nosotros
RomanceAmber siempre ha tenido muy claro lo que quiere hacer: escribir. Pero cómo es tan dificil cuando acabe la carrera será profesora. Jake es un futbolista profesional que acaba de empezar. Una noche ambos se encuentran y comienzan una relación, pero la...