Capítulo 41

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Jake y el ser biológico que participó en mi creación han quedado para tomar algo después de comer. Mi novio no ha vuelto a decirme nada al respecto pero sé que tiene la esperanza de que vaya con él. Y yo la verdad es que creo que terminaré yendo.

Terminamos de comer y voy a vestirme mientras el otro está jugando con Finn. No le he dicho nada de que vaya a ir con él, porque la verdad es que aunque ayer aclaramos las cosas, sigo dolida por haber tomado esta decisión sin tenerme en cuenta. Sé que se disculpó y entiendo su postura pero me es bastante complicado olvidarlo. Estoy dolida.

Me coloco unos pantalones vaqueros premamá y un jersey de estos enormes de color blanco. Me estoy dando cuenta de que últimamente uso demasiado este color. Me pongo los botines de color marrón. Y aunque se me pasa por la cabeza colocarme un cinturón bajo el pecho que me marque la barriga, desecho la idea. No quiero que mi padre sepa nada del embarazo. No confío en él. Y aún después de la conversación de hoy, dudo seguir confiando en él.

No sé en qué momento comunicaremos la noticia. Se me está haciendo un poco pesado el no poder vestir como quisiera. Sé que hace nada dije que me gustaba esta burbuja pero siento que solo me visto con la misma ropa siempre. Quizás estoy en uno de esos días en los que una está insoportable, o tal vez sean los nervios.

Jake llama a la puerta y me giro.

—Me voy ya.

—Voy contigo.

Me mira sorprendido pero asiente y no dice nada. Cojo el bolso y le sigo. Ni siquiera sé a dónde vamos.

Nos metemos en el coche y el silencio sigue. Desde ayer, es algo continuo. No me gusta pero los nervios por lo que vaya a suceder ahora no cambian.

— ¿Vamos a estar así siempre? —Me pregunta Jake sin apartar la vista de la carretera.

—No lo sé.

—Ya me disculpé.

—Lo sé y entiendo tus razones.

— ¿Entonces?

—Sigo dolida. No puedes pedirme que no me sienta como me siento. Es algo que no puedo controlar.

— ¿Cuándo dejarás de sentirte así?

—No lo sé. Espero que dentro de poco.

La cafetería no estaba muy lejos de casa y sorprendentemente apenas hay gente. Igualmente estoy bastante convencida de que mañana aparecerán no sé cuántas fotos de ahora. Pero bueno.

Entramos y un señor, de unos cincuenta y algo se levanta. Ahí está. Tiene el pelo castaño y los ojos color caramelo. Me recuerda a mi hermana. En este momento es cuando me alegro de parecerme más a mi madre. Incluso Eric se parece más a mi madre que mi hermana.

Llegamos a su mesa y sé que está nervioso porque antes de darnos la mano, se la pasa por el pantalón. Mantengo la mirada fría e intento no transmitir ningún tipo de sentimiento. Si no le dejo que entre, no puede hacerme daño.

—Soy Jake. —Saluda mi novio dándole la mano.

—Yo, Frank. —Me tiende la mano—. No sabía que vendrías.

Le doy la mano aunque lo pienso durante unos segundos. Y sé que se han dado cuenta de mi indecisión.

—No pensaba hacerlo.

— ¿Nos sentamos? —Jake es el que intenta que esto no se vuelva tan incómodo.

Me siento y viene uno de los camareros a preguntar qué es lo que queremos tomar, los dos se piden un café y yo mi chocolate caliente con nata y esponjas. Sí, es uno de mis antojos. Pero no pasa nada porque pasa desapercibido debido al frío. Jake me mira divertido e intento esconder mi sonrisa sorbiendo de mi pajita.

Entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora