Pasaron bastantes días y ya me encontraba en el octavo mes de embarazo. Había aprovechado los pequeños ratos después de la ducha para hacerme las fotos del vientre. No podía hacer mucho más ya que quería seguir todas las indicaciones de la doctora. No quería pasar por otro susto. Por eso habíamos cancelado incluso la fiesta del bebé, ¿para qué hacerla si solo podría estar sentada?
Se habían tomado las medidas oportunas con respecto a Dylan y se había aprovechado y se había demandado al programa por permitir que se hablara de ese tema sin pedir las pruebas correspondientes. Honestamente no creo que nada suceda, lo único que pido es que al menos mi imagen se limpie, o una disculpa pública... pero como la justicia es tan lenta quizás para cuando llegue el momento todo esto ya se haya olvidado.
No había vuelto a meterme en las redes sociales por petición de Jake y la verdad es que al menos me sentía más tranquila. Me dijo que los ánimos se habían calmado y que muchos de los seguidores mandaban su apoyo, le pedí que lo agradeciera y me dijo que lo hizo.
Era por la noche y me encontraba viendo el partido en el que mi marido se encontraba jugando. Se suponía que yo debía estar ahí con él pero tendría que esperar un poco hasta volver a ir al estadio y verlo jugar.
Me encontraba cenando una pizza cuando comenzó el descanso. Decidí escribirle un mensaje a Jake adjuntándole una foto desde una perspectiva en la cual se pudiera ver el vientre, el trozo de pizza y mi cara sonriente. Le puse:
Viendo a papá.
Para que después no me digas que no te estamos viendo jugar.
P.D. Espero estar despierta para cuando llegues (o más bien para la segunda parte).
xoxo
Mientras terminaba de comer hablé un poco con las chicas. Ya habían comprado los vuelos para venir a vernos, y no solo ellas sino nuestras hermanas y padres también. Habían decidido dejarnos un par de semanas para adaptarnos y después irían viniendo poco a poco. El que se quedaría más tiempo era el padre de Jake, junto con Caroline, quien había decidido que iba a cumplir la promesa. Mi padre vendría unos días pero no podía quedarse demasiado a causa del trabajo.
Todo sería bastante caótico pero seguro que saldría bien. Además, no podía evitar pensar que para cuando fuera mi cumpleaños, los mellizos ya estarían aquí conmigo. Lo de sumarme años no me hacía mucha gracia pero lo de tenerlos ya conmigo me ayudaba a sobrellevarlo.
Había aprovechado este tiempo para escribir lo que debía y lo que quería. A veces me dolía el culo, pero bueno, así era mi vida.
No sé en qué momento me quedé dormida porque me desperté a causa de las patadas de los bebés ya tumbada en la cama. Sonámbula no soy pero a este paso me convierto en zombi.
Levanto la cabeza y veo que Jake está tumbado al lado mía. Sé que debería dejarlo dormir pero no puedo, ¿cómo pude estar tan dormida como para no notar que me levantaban? Era un poco preocupante, ¿y si no hubiera sido él?
Comencé a darle golpecitos en el brazo.
—Jake.
No me hacía caso.
—Jake.
Seguía dándole en el brazo ahora un poco más fuerte.
— ¡Jake!
Abrió los ojos del susto.
— ¿Qué? —Preguntó medio dormido.
— ¿Me has metido tú en la cama?
— ¿En serio? ¿Me has despertado para decirme eso?
Me acomodé la espalda en el cabecero con numerosos cojines. Tendría que esperar a que los mellizos se relajaran de nuevo. Me subí la camiseta del pijama para ver los movimientos.
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Entre nosotros
RomanceAmber siempre ha tenido muy claro lo que quiere hacer: escribir. Pero cómo es tan dificil cuando acabe la carrera será profesora. Jake es un futbolista profesional que acaba de empezar. Una noche ambos se encuentran y comienzan una relación, pero la...