Quizás iba a parecer un poco infantil, no lo sé. Pero ya que era la primera vez que iba a verlo jugar, después de cinco años... aunque realmente sería la segunda vez si contamos todas las veces que ya había ido. Me apetecía llevar la camiseta con su número, apellido y todo eso puesta. Supongo que seré parte de la minoría de los familiares, si podía llamarme así, que irían así vestidos... pero me hacía ilusión. Creo que a Jake también.
Así que me coloqué la camiseta y unos vaqueros cortos. Y Charles me llevó a casa de Sab para recogerla e ir juntos a ver a los chicos.
Yo sé conducir pero aquí no tengo coche y no iba a pedirle a Jake que me comprara uno. Bastante tenía ya con pagarme todo lo demás. Aunque me había creado una cuenta con un porcentaje de su sueldo... seguía sintiéndome rara. Supongo que tenía que darme tiempo para adaptarme a esta nueva situación.
Sab se había colocado un vestido blanco vaporoso que disimulaba algo de su panza. Tenía como una especie de brillo y un aura de felicidad.
— ¿Y esa alegría?
—Oh, pues... después de días sin poder dormir por las patadas, ayer pude dormir del tirón. Creo que fue porque tenía toda la cama para mí.
— ¿Estás pensando en echar a Derek de tu cuarto?
—El podría dormir en el sofá...
—Sab, te quedan como cuatro meses más, no puedes hacerle eso.
—Pues quizás podría ir a uno de los cuartos de los invitados o... traerse un colchón...
—O comprar una cama nueva. —Intenté ayudar.
—La nuestra es lo suficientemente grande.
—No lo suficiente cuando lo quieres echar...
Nos comenzamos a reír.
Nos colocamos con el resto de familiares y parejas de los jugadores. Y nos sentamos frente a los ventanales donde poder ver el partido. Le envié un mensaje a Jake avisándole de que ya había llegado pero sabía que no lo vería hasta que terminara el partido porque tenía que estar concentrado. Y era lo más normal.
—Estoy súper cansada.
— ¿Quieres que te traiga algo de comer? —Le pregunté a Sab.
Los ojos se le iluminaron.
—Ay sí.
Y comenzó a enumerarme todo lo que había visto que quería. Me planteé seriamente apuntar las cosas en el móvil porque no era normal. En plan, no sé si es normal pero me pareció demasiado.
Le traje todo lo que me pidió y me coloqué a su lado.
— ¿No deberías controlar el azúcar?
—La ginecóloga me dijo que todo estaba bien, así que hasta la siguiente prueba, voy a disfrutar.
Si le habían dicho que todo estaba bien, yo no era nadie para decirle nada. Así que asentí y volví la vista al partido que acababa de comenzar.
La gente estaba emocionada, con las caras pintadas, las camisetas de lo equipos, algunos incluso con pancartas... Ya fuera de un equipo o de otro, lo vivían al máximo y era imposible no influenciarse por el ambiente. Incluso yo que seguía sin entender ni la mitad de lo que ocurría, tenía el corazón algo acelerado a la espera de que nuestro equipo ganara.
Los minutos pasaban y la tensión seguía y el hecho de que uno del equipo de Jake tuviese que salir del campo porque le habían hecho daño en el tobillo no ayudaba. Ahora ya no solo quería que mi novio ganara sino que además no le hicieran nada. Quería que estuviera sano y salvo conmigo.
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Entre nosotros
RomanceAmber siempre ha tenido muy claro lo que quiere hacer: escribir. Pero cómo es tan dificil cuando acabe la carrera será profesora. Jake es un futbolista profesional que acaba de empezar. Una noche ambos se encuentran y comienzan una relación, pero la...