A la mañana siguiente recibí un mensaje en el que Jake me avisaba de que me recogería a las ocho. Estaba algo nerviosa. Hacía tiempo que no salía así con una persona. Quiero decir, hacía tres años que no me había hecho falta tener citas ni nada de eso. Pero bueno, no me iba a morir. Y probablemente no iba a ser algo que se volviese a repetir. Quiero decir, Jake dijo que era porque quería disculparse. Nada más. Bueno... quizás algo más pero no quería darle demasiadas vueltas.
Después de acabar las dos clases que tuve ese día, fui a prepararme. No sabía cómo. No quería pasarme pero tampoco quería que pareciera que no me lo había preparado. Y es que los tíos tienen la costumbre de no darle importancia a estas cosas y claro, después una va demasiado arreglada. ¿Tan difícil es que darle importancia a aquellas cosas?
Después de mucho pensar me decidí por unos vaqueros y una blusa de volantes rosa pastel junto con unas sandalias plateadas. Arreglada pero informal. Me miré en el espejo mientras me peinaba el cabello rubio arena. Me maquillé de forma sutil utilizando colores tierra que me ayudaran a destacar el color verde de mis ojos.
Para las ocho menos cuarto ya estaba lista y tirada en el sofá haciendo tiempo con el móvil. Las chicas me escribían interesadas en saber cómo iba vestida, si estaba nerviosa... escribía a monosílabos, no me apetecía entrar en demasiados detalles ya que eso aumentaría mis nervios. Y me convencía de que no estaba nerviosa. Tampoco es que me lo creyera demasiado.
Mi hermana llegó cuando casi daban las ocho.
— ¿Todavía aquí?
Asentí con la cabeza.
—Ya son las ocho y pico.
Miré el reloj y tenía razón. Eran las ocho casi y diez.
Me encogí de hombros.
—Seguro que está liado.
—Si eres una prioridad no debería hacerte esperar.
Sé que tenía razón pero tampoco podía pedirle a Jake nada de eso. Lo acababa de conocer, no podía estar pidiéndole que me tuviera como prioridad número uno.
—A lo mejor ha sido por culpa del tráfico, del entrenador... No lo sé.
—Son excusas.
—Lara, no le puedo pedir nada cuando nos conocimos hace dos días.
—Tienes razón pero le puedes pedir ser puntual.
Hacia las ocho y media, escuché el timbre. Le di un beso en la mejilla a mi hermana y bajé las escaleras con prisa. Sí, debí haberle hecho esperar. Debí haberme hecho más la dura pero era algo que no podía controlar. Y con el paso de los días, me daría cuenta de que con Jake Kilian no podía controlar aquellos impulsos, y a decir verdad, creo que si años más tarde volviera a encontrármelo tampoco podría controlarlos del todo. Sí, lo intentaría, y quizás conseguiría algo, pero dudaba que me durara lo suficiente. Pero, aún hoy, las probabilidades de que volverlo a encontrar son casi las mismas que cuando lo conocí, mínimas.
Me lo encontré esperándome en la puerta y me alegró ver que iba vestido parecido a mí. Es decir, pantalones vaqueros y una camisa blanca. Ni iba demasiado arreglado ni demasiado informal. Y me alegraba ver que estábamos en concordancia.
—Siento la tardanza, el entrenador nos hizo practicar como una hora más.
Asentí con la cabeza. Era algo que suponía.
—No pasa nada. —Fingí una sonrisa—. Lo entiendo.
Fuimos hacia su coche que estaba aparcado en doble fila.
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Entre nosotros
RomanceAmber siempre ha tenido muy claro lo que quiere hacer: escribir. Pero cómo es tan dificil cuando acabe la carrera será profesora. Jake es un futbolista profesional que acaba de empezar. Una noche ambos se encuentran y comienzan una relación, pero la...