Capítulo 4

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Los días siguientes a la cita hablé con Jake por medio de mensajes. Por lo que parecía, el entrenador estaba bastante frustrado con el equipo y no les dejaba apenas tiempo para descansar, de ahí el no haberme dicho nada de vernos nuevamente. Lo entendía, sí tenía ganas de verlo, pero sabía cuáles eran sus prioridades. Al igual que las mías.

Durante aquellos días me dediqué a escoger las asignaturas para el siguiente curso, hablar con mi futura compañera de habitación, Amanda, dar las clases particulares y escribir. Algo que a día de hoy sigo haciendo. Escribía, y escribo, en una página donde lectores leen lo que escribo, me comentan y cosas así. No es que ganara mucho con ello, en aquella época apenas, pero tenía la esperanza de que aquello me ayudara a crear una base para el futuro. Porque sí, aunque estudiara filología, aunque después me dedicara a la enseñanza, algo que me encanta, mi sueño es escribir. Y lo digo en presente y no en pasado porque actualmente sigue siendo mi sueño. ¿Estoy viviendo de ello? No es relevante para esta historia.

Era viernes por la tarde y estaba con las chicas en casa de Claire tomándonos algo cerca de la piscina.

—Entonces, ¿la cita cómo fue?

—Muy bien.

Apenas les había dado datos de aquello y no sabía el por qué. Antes les contaba todo acerca de mis citas, ya fuesen con Dylan o con otro chico pero con Jake se sentía diferente. Era como si al contarlo, todo se desquebrajase. Era extraño, pero me sentía así.

—Venga, Amber, al menos cuéntanos qué hicisteis. —Me insistió Cara.

—Pues fuimos a cenar. Estuvimos hablando toda la noche y después nos despedimos.

— ¿Hubo beso? —Quiso saber Alexia.

Con la mano hice como si me cerrase la boca con la cremallera.

— ¡Eso es que sí! —Gritó Claire.

Cuando iba a responder, mi móvil comenzó a sonar. Era Jake.

—Hola. —Saludé intentando alejarme de mis amigas que seguían gritando.

—Hola. ¿Dónde estás?
—En casa de Claire.

— ¿Habéis montado una fiesta?

— ¡Qué va! Están emocionadas.

— ¿Por qué? Si puedo saber.

—Cosas de chicas.

Me reí y él hizo lo mismo.

—Ya empezamos con los secretitos...

—Créeme que si fuera de vida o muerte, o algo más interesante o importante lo sabrías.

—De acuerdo.

Nos quedamos de nuevo en silencio y estoy bastante segura de que se calló con la intención de ver si podía entender lo que mis amigas gritaban. Pero teniendo en cuenta que yo era incapaz de entenderlas estando presente, él menos.

—Te llamaba porque mañana van a hacer fiesta en un yate. Y quería saber si te apetecía venir.

—Vaya. —Dije asombrada.

Creo que notó mi reparo. Es decir, una cosa era estar sola con él y otra muy diferente era conocer a sus amigos o compañeros de equipo.

—Puedes traerte a tus amigas si quieres. Cuantos más mejor.

—De acuerdo, seguro que se animan.

— ¿Quieres que os recoja?

— ¿Está muy lejos?

—No, a una media hora en coche.

—Vale, mándame la dirección y nos vemos allí.

—No me importa recogeros...

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