Capítulo 43

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Me miro en el espejo con el vestido de novia y todavía no me lo creo. Los días han pasado volando y ha llegado el momento.

Al final el vestido que escogí no se parece en nada a lo que tenía pensado. En un principio quería uno que ocultara la barriga, modo princesa, pero los que vi no me convencieron. Me probé este y fue otra cosa.

Es entallado, y sí, se me nota el vientre (aunque tampoco es que esté gordísima) pero no queda muy mal. Y acaba en una cola de sirena. Es entre blanco y gris perlado y es palabra de honor. Llevo unas sandalias de tacón que probablemente solo aguante con ellas lo que dure la ceremonia ya que tan pronto como vayamos a cenar, me cambiaré a unos zapatos planos.

Me han rizado el pelo y recogido en un moño bajo despeinado y tengo algunos mechones sueltos. El maquillaje es natural y destaca mis ojos verdes. Aún no me lo creo.

Estoy algo nerviosa por el paso que voy a dar pero estoy bastante convencida de que retrasar la boda, es retrasar lo inevitable. En el sentido de que estoy bastante convencida, y creo que Jake más que yo, de que vamos a estar juntos hasta el final de nuestros días. Y que si seguimos sintiendo con la misma intensidad que al principio, no va a cambiar ya. Han pasado cinco años desde que nos encontramos por primera vez, y a pesar de todo el tiempo que estuvimos separados, los sentimientos no cambiaron simplemente se han hecho más fuertes.

Las chicas están supervisando que todo está bien.

Mi hermana entra con Eric en brazos quien levanta los suyos para que lo coja. A él no podría negarle nada, así que lo cojo con cuidado.

—Estás preciosa.

—Gracias. Tú también.

Y era verdad. El color rosa claro del vestido de tirantes destacaba su cabello castaño y sus ojos caramelo.

— ¿Estás nerviosa?

—Un poco.

—Si quieres huir, solo tienes que decírmelo y hago una vía de escape para salir.

Me río.

—Creo que es un poco tarde para ello. —Me señalo el vientre.

Mi hermana lo acaricia.

—Se agarraron fuerte.

—Nunca mejor dicho.

—Ojalá mamá estuviera aquí para verte.

El comentario hace que quiera llorar pero no puedo destrozar el maquillaje. Así que levanto la mirada e intento aguantar las lágrimas.

—No me hagas llorar.

—Perdón, pero es la verdad. Aunque seguro que nos mira allá dónde esté.

— ¿Has hablado con papá?

—Un poco, ha venido con su pareja, se llama Sandra y parece bastante agradable. Pero no hemos entrado en detalles, hoy eres tú mi prioridad.

Nos abrazamos y en ese momento entra Callie.

— ¿Lista?

Asiento.

—Creo que mi hermano va a romperse el traje de tanto estirar las mangas. Está muy nervioso.

—Pues no sé por qué...

—Creo que tiene miedo de que huyas.

—No ves, no es la única que lo ha pensado.

Miro a mi hermana mal.

—De aquí no va a huir nadie.

Callie me abraza.

Entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora