Capítulo 53

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Colgué las fotos que nos habíamos estado haciendo en todo este tiempo, con la mudanza y con tantas cosas en la agenda apenas había tenido tiempo. Había colocado una serie de fotos en el salón, en las escaleras y en los dormitorios. Me gustaba la idea de que en la escalera, las fotos fueran en blanco y negro, y fueran desde nosotros de pequeños con familiares y amigos hasta ahora. No podía esperar a colgar las de nuestros hijos, pero con calma.

Había hecho un directo en el que había hablado con mis lectores acerca de las historias publicadas, como de la que estaba publicando cada semana. Me preguntaron tanto por la boda como por el embarazo, no quise dar muchos detalles pero les conté un poco. Quería proteger lo máximo que pudiera nuestro pequeño mundo ya que por lo que había visto, por medio de otras parejas, era que en el momento en el que empezaban a compartir demasiado, todo eran problemas: gente opinando, más paparazzis siguiéndote... y tampoco me gustaba la idea de que personas que no conocía se sintieran con el privilegio de opinar. Quiero decir, quería a mis lectores por todo lo que me habían ayudado a conseguir, pero para ellos yo era Amber James y cuando dejaba de publicar, de comunicarme con ellos, era Amber Kilian, esposa y futura mamá. Y quería mantener aquellos dos mundos alejados, dentro de lo posible.

Hoy era la fiesta del bebé de Sabrina y no tenía ninguna gana de ir. Me dolían los pies, me notaba pesada... y aún tenía que aguantar meses hasta llegar a la semana 37. Ayer habíamos ido al ginecólogo y me contaron que por ser embarazo gemelar, no me dejarían más semanas con ellos dentro. Era por temas de seguridad para los bebés. No tenían por qué hacerme cesárea. Si no me ponía de parto, entonces me lo provocarían, pero se intentaría que fuera vaginal. Si no fuera posible, entonces sí que se haría cesárea. Personalmente prefería vaginal pero en aquel momento haría lo que los médicos dijeran. No iba ni a discutir ni a poner en riesgo la salud de mis hijos.

Sab nos había pedido que todos fuésemos de azul, así que me dirigí al vestidor a buscar el vestido azul que había escogido para la ocasión. Era pegado, por lo que mi enorme vientre se podía ver a la perfección pero me gustaba, no tanto por lucirlo sino porque sentía que mi barriga estaba recogida. Me puse unas botas largas grises y una rebeca gorda. Hacía frío y aunque sabía que se celebraría en el interior, últimamente necesitaba estar tapada.

Jake llegó al dormitorio y fue al vestidor. Cogió un pantalón vaquero gris y un jersey negro. No estaba segura si es que no se acordaba del color de la vestimenta o le daba igual.

—Jake —me miró mientras se iba quitando la ropa que llevaba puesta—, no puedes ir así.

Me miró extrañado.

— ¿Por qué?

—Tenemos que ir en azul.

—Pero, solo vosotras, ¿no?

Ahora no sabía qué decir. Busqué la invitación y no especificaba nada.

—Aquí dice azul.

Jake lo miró y suspiró. Cogió el móvil y se lo puso en el oído.

—Hola.

—Sí, ya vamos...

—Es que nos ha surgido una duda, ¿yo también tengo que ir de azul?

Y mientras que antes había sido imposible escuchar la voz de mi amiga, en ese momento creo que tanto mis vecinos como yo nos enteramos.

— ¡Pues claro que sí! ¡Las invitaciones lo decían! ¡Te quiero ver de azul entero y no solo la camiseta!

Jake tuvo que separar el móvil se su oreja. Y yo no podía contenerme la risa.

—Vale, que ya me he enterado.

Entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora