Capítulo 22

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Había pasado una semana desde que me había mudado. Una semana y aún me estaba adaptando. No había visto a Sabrina todavía porque entre hablar con mi editora, pasear a Finn, Jake, escribir, guardar las cosas, Jake... No pensaba que mi novio pudiera ocupar tanto tiempo. A veces hasta dudaba de que tuviera veintitrés años, parecía un niño chico.

Todavía no se sabía quién era yo. Y seguir viviendo en aquella burbuja era algo que me gustaba demasiado. Nadie opinaba porque no se sabía nada. Todo quedaba entre nosotros. Pero tampoco era idiota, mañana habría partido e iría a verle con Sab. La burbuja explotaría pero estaba bastante confiada en que lo nuestro no explotaría.

Llamaron al timbre y supe que era mi amiga.

— ¡Hola! ¡Por fin te dignas a verme! —La saludé.

Nos separamos del abrazo.

—Eras tú la que no dejaba de decir, Jake y yo vamos a hacer esto, nos vamos a no sé dónde...

—Es un niño chico y no sabe hacer nada solo.

— ¿Y tú no te has aprovechado?

—Puede ser. —Me reí.

Fuimos en dirección del salón.

—Parece que el bebé ha crecido en este tiempo que no te he visto.

—Oh, sí. —Exclamó Sabrina mientras se sentaba—. La ginecóloga nos lo ha dicho.

— ¿Y el sexo?

—Pues... estaba pensando en ti.

— ¿En mí?

—Sí. Me hace ilusión hacer una fiesta para conocer el sexo del bebé. En plan si es niño azul, si es niña rosa... Sé que los colores no significan nada y que si al final se identifica con un género diferente a su sexo, lo apoyaría sin dudarlo. Pero he visto tantos videos en redes sociales, que sí extintores de colores, tartas, globos... que es inevitable no querer hacer algo así.

— ¿Y qué te gustaría?

—Pues... no lo sé. Cualquier cosa.

—Necesitaría una lista con la gente que querrías que viniera, y también cuándo sabría el resultado...

—Nos quedan un par de semanas para la siguiente cita. Derek no quiso que nos lo dijera ni que nos lo escribieran porque le entró el pánico.

Comencé a reírme.

—Por favor, creo que no hay hombre más preparado para ser padre que él.

Sabrina no dejaba de acariciar su vientre y yo no podía evitar sentir algo de envidia. Pero era demasiado pronto y yo demasiado joven.

— ¿Y cómo te estás adaptando?

—Pues pensaba que bien hasta que me di cuenta hace dos días que uno de los cuartos, es un gimnasio.

— ¿No miraste todas las habitaciones?

—Sí, pero después del tercer cuarto de invitados me cansé y solo quedaba una habitación creo por ver. Y dije paso de ver otra vez lo mismo... cuando lo supe y se lo conté a Jake estuvo como media hora riéndose de mí.

—Y con razón. ¿Y por lo demás?

—Por ahora bien, un poco nerviosa por mañana... Aunque algo emocionada. También, el mes que viene volveré por una semana a casa, tengo que hablar con la editorial y ver a mi sobrino...

—Bueno, ya verás que todo va saliendo bien.

—Oh sí, y Finn me hace mucha compañía.

En ese momento el perrito se subió al sofá y se colocó en medio de nosotras. Y para nuestra sorpresa le dio un par de lametones a la barriga de Sabrina.

Entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora