Capítulo 62

156 11 0
                                    

No sé cuánto tiempo ha pasado. Solo sé que Jake tiene mi móvil y no he podido contactar con él. Las enfermeras me han dicho que todo está bien pero que todavía no puedo ver a mi hijo. Me ha dado tiempo a que me enseñen a darle el pecho a Elle y a que se duerma. Está incómoda y algo me dice que no es porque acabe de nacer sino porque le falta algo. Concretamente alguien, su hermano.

Cada vez que entran a ver cómo estamos pregunto pero siempre responden con lo mismo, que no es el momento. Que tengo que esperar. Comienzo a sentirme desesperada, si no es nada ¿por qué no me dejan verlo? Si todo está bien, ¿por qué no me lo traen conmigo? No he podido hacerle ninguna foto a Elle, aunque no creo que se me olvide lo pequeñita que es, lo rubita que es, y lo rosada que está. Pero Jake apenas ha podido verla y me duele. Y me duele no saber nada de mi otro pequeñín.

Las horas siguen pasando ya se tornó de noche. No sé qué hora es, pero el cielo se volvió negro y sigo sin saber nada de mi hijo. Le doy el pecho a Elle y no puedo evitar pensar en que se supone que dos serían los que tendrían que estar amamantando.

Intento contener las lágrimas pero me caen por las mejillas.

En ese momento entra una enfermera algo mayor.

— ¿Qué te pasa, corazón?

—No sé nada de mi bebé.

Me mira confundida pero entonces se da cuenta de que eran dos.

— ¿Qué pasó?

—Se lo llevaron para ponerle oxígeno porque se le enrolló el cordón. Jake está con él pero...

— ¿Jake es el papá?

Asiento con la cabeza.

—Está con él pero tiene mi móvil y no sé nada de él... y lo quiero mucho pero es un poco patán.

La enfermera se ríe.

— ¿Cuándo se lo llevaron?

—Pues... nacieron a las seis. No sé qué hora es...

—Son las once y media.

Y entonces vuelven las lágrimas. Han pasado cinco horas y media desde que nació mi hijo y no lo he visto. Solo dos minutos y ni siquiera estaba cerca.

La enfermera se acerca.

—No llores. Venga, voy a por una silla para que los veas.

Se marcha y a los minutos viene con otra enfermera y una silla.

—Tenéis que ser más humanos, ¿no veis lo jovencita qué es? Además de que han pasado muchas horas.

Me ayuda a sentarme. Una vez sentada, me coloca encima a Elle.

—Tenemos que comprobar que Jake lo esté haciendo bien.

Me río y dejo que me lleven. Estoy agotada y la incógnita no ayuda.

Mi hija terminó de mamar y está medio dormida entre mis brazos.

Vamos a neonatos donde están los dos hombres de mi vida.

Abren la puerta y nada más entrar veo a Jake sentado con la mirada gacha. Al lado hay una especie de incubadora donde debe estar mi hijo. Escucha los pasos de la enfermera y las ruedas de la silla, y levanta la mirada. Automáticamente sonríe y no puedo evitar hacer lo mismo. Se le nota cansado.

La enfermera me lleva hacia él y me coloco a su lado.

— ¿Puedo...? —Pregunto.

—Sí, pero déjale el oxígeno puesto.

Entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora