Capítulo 55

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Habíamos llegado al piso de Jake la noche anterior y hoy nos esperaba un día muy movido. Después de desayunar tenía que ir a la casa de Alexia a ayudarla con lo que fuera. Y nos vestiríamos allí. Eso duraría casi todo el día hasta la hora de la boda. Jake pasaría el día tranquilo con Callie porque no era necesario. La vida es mala a veces.

Nos encontraríamos en la iglesia y ya se quedaría conmigo hasta siempre. ¡Qué dramático ha sonado eso! Al día siguiente comeríamos con nuestras respectivas familias en un restaurante, y vendría Caroline, lo que significaba que lo estaban intentando. A la noche cogeríamos el avión de regreso a casa. Y contaba con que me harían falta días para recuperarme de todo esto.

Jake dormía plácidamente porque claro, él no tenía prisa. No como yo, que nada más despertarme tenía no sé cuántos mensajes de Cara diciéndome que Alexia la estaba agobiando preguntándole cuándo iba a llegar.

Me duché, desayuné rápido y me puse lo más cómoda posible: unas mallas y una sudadera que me hacía parecer una bola de billar. Me recogí el pelo en una coleta alta y preparé la bolsa con mis cosas. El vestido iba en una bolsa aparte estirado para que no se arrugara. Pedí un taxi, porque Charles no estaba y porque Jake no quería que condujese embarazada.

El taxista me avisó de que ya estaba abajo. Así que me acerqué a mi marido y le di un beso.

—Me voy. Deséame suerte.

— ¿Por qué? —Dijo aún con los ojos cerrados.

—Porque tendré que aguantar a Alexia estresada.

—Alexia siempre está estresada.

—Hoy creo que estará peor que nunca.

—Suerte.

Nos dimos un beso y me fui a casa de mi amiga.

Entré en la casa donde me recibieron alegremente los padres de mi amiga. Me dijeron donde se encontraban las demás y fui hacia allí. Aunque realmente no hicieron falta las indicaciones ya que se las escuchaba desde la entrada.

—Cara, ¿me puedes traer la laca?

—Mary —la hermana de Mike—, ¿le puedes preguntar a tu hermano si llevará puesta la corbata color azul que me dijo? Es que si se la cambia ya no hará juego con las flores...

Mi amiga estaba en pánico y lo raro era que todavía no estaba gritando. Pero Alexia siempre había sido así, la madre del grupo, la responsable y a veces un pelín estricta y quizás estirada. Pero siempre estaba cuando hacía falta y cuando no. Así que la queríamos como tal.

Llamé a la puerta a pesar de que estaba abierta. Todas levantaron la vista y me abrazaron. Escuché como si alguien estuviera haciéndonos fotos y levanté la vista. Ahí dentro, con cara de aburrido, había un fotógrafo. Y yo parecía un saco de patatas.

— ¿Cómo están? —Preguntó Claire acariciándome la tripa.

— ¿Han echado de menos a las tías? —Preguntó Cara.

—Estás preciosa. —Dijo Alexia.

—Enhorabuena. —Me felicitó Mary.

—Gracias. Y todo está bien. ¿Y las fotos?

—Alexia quiere que todo quede plasmado en el álbum de fotos de la boda. —Claire puso los ojos en blanco.

—Me lo podíais haber dicho y no me hubiera puesto esta sudadera.

Se rieron y no me hicieron caso pero realmente lo sentía así.

Mientras nos arreglábamos estuvimos hablando un poco de cómo nos iba la vida, las novedades y esas cosas.

Entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora