Capítulo 32

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Jake llegaría en unas cuatro horas y yo llevaba desde que llegué el día anterior inventándome excusas para no hacerme el test. Sí, había vuelto a vomitar y no dejaba de mirar cada parte de mi cuerpo como si tuviera que comprobar que no hubiera ningún posible cambio.

Miré el test en el baño. Debatiéndome si debía esperar a mi novio o no. Si era negativo, no tenía por qué saber que había tenido dudas... ahora, si era positivo, ¿cómo se lo decía? Me pasé las manos por la cara.

Me sonó el móvil. Era mi hermana. No me hacía falta ni siquiera comprobarlo. Llevaba desde ayer que le avisé de que llegué a casa, preguntándome si me había hecho ya el test y yo no dejaba de decirle que no. Y ella no paraba de presionar. La entiendo pero joder.

Respiro hondo y cojo el palo para orinar encima.

El corazón me va a mil porque la duda está ahí. Lo coloco boca abajo y me pongo la alarma para dentro de cinco minutos, que es lo que dicen las instrucciones que tarda. Me sudan las manos. Ni siquiera soy capaz de responderle a Lara para decirle que ya está hecho.

Pasan los cinco minutos más largos de mi vida. Apago la alarma aún incapaz de comprobar el resultado. Me tiembla todo. Pasan dos minutos más aunque a mí me da la sensación de que el tiempo se ha parado.

Le doy la vuelta y veo el resultado que no me da tiempo a procesar porque escucho una voz detrás mía. Coloco el test detrás mía con la intención de que la bruja no lo vea.

—Aquí estás.

— ¿Qué haces aquí? No te he dado permiso para entrar y ni siquiera sabía que venías.

—No hacía falta que me dieras permiso porque esta no es tu casa.

—Díselo a Jake. —Respondí mordaz.

Me fulminaba con la mirada pero no iba a dejarme intimidar.

— ¿Quién te ha dejado entrar?

—Los porteros saben que soy la madrastra de Jake y obviamente me han dejado subir.

— ¿Qué quieres? Porque sabes perfectamente que él no está aquí.

—Quería comprobar que era cierto que la aprovechada estaba viviendo con él.

—No soy ninguna aprovechada.

—Oh, cariño, a mí no vas a convencerme. Vives en su casa, te mantiene económicamente porque tus libros no valen nada, vas con él a todos lados...

—Vete. No quiero que me insultes en mi casa.

—Pero no es tu casa. —Caroline sonrió—. Incluso te pone los cuernos de forma pública y sigues con él. Eres una mantenida.

—No me los ha puesto.

— ¿Y las portadas? Eres la cornuda más famosa del momento.

—Jake me contó lo que pasó y le creo. No vas a manipularme como la otra vez.

—No te manipulé, te dije la verdad.

Trato de coger el test porque no me fio de que lo vea. Y si lo hace, no quiero ni pensar en lo que diría. Intentando hacerlo de forma disimulada pero me ve y antes de agarrarlo, me lo arrebata.

—Dame eso.

—Conseguiste lo que querías. Como no es suficiente con ser una mantenida, ahora te quedas preñada para que no pueda deshacerte de nada. Qué vergüenza das.

Coge el test y lo rompe por la mitad y me lo devuelve.

—Como no tienes suficiente con saber que solo está contigo por pena, decides mantenerlo atado a ti y aprovecharte. Eres una zorra. Espero que Jake te abandone, a ti y al bastardo.

Entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora