CAPITULO 21

47 12 0
                                    

Johann miraba de reojo al capitán, mientras recogía sus pertenencias

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Johann miraba de reojo al capitán, mientras recogía sus pertenencias. No le dijo ni una sola palabra a aquel alfa desde que despertó, seguía enfadado con él por lo que paso durante la noche. Ancel intento llamarle la atención en varias ocasiones, pero sus palabras se volvían mudas con las miradas de amenaza que recibía de su parte.

La noche la pasaron separados, cuando quiso darse cuenta Johann no se encontraba en la cueva, eso lo preocupo bastante. El omega durmió en un rincón escondido cerca de donde se encontraban.

-¿Por qué tienes el cabello mojado? – lo ignoro y paso por su lado para guardar el saco – No fue para tanto, no tienes por qué estar enfadado.

Ancel siguió hablando por unos minutos más, sin obtener respuesta alguna de su compañero, el cual dejo caer sin querer la mochila al suelo, cuando se acercó demasiado a él. Johann no sé sentía con la suficiente energía para decirle nada.

-¿Dónde fuiste? Cuando desperté, no te encontrabas en ese lugar, pensé que te había pasado algo grave, me preocupe.

-Puede apartarse, por favor...- esquivo su pregunta, sin más, no quería seguir en ese lugar – Nos iremos dentro de poco, si tardamos mucho en llegar a Pora.

Johann hizo media sonrisa, cuando escucho la queja del capitán, no le gustaba demasiado ser ignorado, intentaba llamar su atención, pero no consiguió nada con eso. Así que comenzó a seguir al omega de un lugar a otra, terminando con la paciencia de esta.

-¿Qué quiere? – Ancel sonrió al ver que le estaba haciendo caso, solo fueron unos escasos segundos – Me está molestando, debo recoger esto.

-¿Por qué tienes tu ropa mojada? Sería demasiado problemático que te enfermaras.

-Gracias por preocuparte por mí salud, pero estoy bien – el alfa se mantenía serio – Fue a lavar mi ropa a en el pequeño río que hay cerca de aquí, también aproveche para darme un baño.

-¿Por la noche? – asintió – Pudiste correr peligro, hay animales muy...

-No me encontré nada, solo estaba la luna, no sé preocupe – el alfa gruño, algo enfadado – Lo más peligroso que encontré fueron unos peces, que prepararé para comer.

La discusión término en ese momento, Johann volvió a hacerle la ley del silencio al alfa, hasta la hora de partir. Ancel caminaba detrás de él, sin decir ni una sola palabra.

-No nos ha seguido nadie, busque por los alrededores, quería saber quién fue ña persona que te disparo, pero no tuve suerte – lo observo de reojo – Le iba a felicitar.

-Simons...- le recrimino, el omega se rio – Yo también soy tu compañero, además de tu superior, deberías tenerme al menos un poco de respeto.

-Habían huella de animal cerca de la cueva, no las vimos al llegar, no sé han acercado a nosotros.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora