CAPITULO 40

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Tras varias horas bailando en la pista, el capitán decidió sentarse en unos de los sillones que había cerca de la pista. Johann jadeaba a su lado, el omega tuvo que contenerse a reaccionar en varias ocasiones, cuando Ancel tocaba su cuerpo sin aviso, el alfa beso en varias ocasiones su cuello y luego le hablo. Ninguno de los dos vio movimientos extraños en el lugar. Wagner, les indico desde la barra que había conseguido información sobre Johnson, aunque era mínima.

El vice-capitán se sentó al lado de la pareja, fingiendo que no los conocía y ofreciéndoles unas copas de champagne, Johann sonrió cuando lo vio, pensado que Wagner lo salvaría de Ancel. Pero el alfa se interpuso entre los dos, colocando su cuerpo estratégicamente entre los dos y apoyando su brazo sobre el hombre del omega.

-Marx, se ha ido a investigar a la dama blanca...- les paso una imagen por debajo de la mesa – Garnett Gipsy, sus padres fallecieron hace unos cinco años, ella lleva trabajando aquí desde entonces...

-¿Qué tiene que ver esta mujer con él? – el vice-capitán sonrió ante la pregunta de su capitán - ¿Por qué has enviado a Marx con ella?

-Este local no es lo que parece, Ancel – se quedó en silencio unos segundo, mientras pasaba una pareja de betas – También te habrás dado cuenta, nos vigilan a todos por cámaras.

Wagner señalo con disimulo una de las esquina del bar, para indicarles que los estaban viendo desde allí y después le paso otro papel a Ancel. El alfa lo leyó con atención, sin quitarle el ojo a aquella cámara. Johann tomo un poco del champagne, estaba demasiado fuerte para su paladar y tuvo que esconder el rostro para mostrar su desagrado con la comida.

-No solo busca alfas, está vez...- el beta asintió - ¿Qué planea hacer con todos estos omegas? – encogió los hombros, algo confuso - ¿Sabes algo sobre ellos?

-Están completamente desaparecidos, el localizador que puso Doham, en el cabello de Eugene dejo de funcionar hace unas horas, posiblemente lo hayan encontrado – Johann lo miro con miedo – Lo último que escuchamos es un grito.

Ancel observo a Johann, al notarlo alterado, el omega estaba comenzado a expulsar feromonas por todos lados, el alfa golpeo su hombro para que se detuviera y después negó con la cabeza. Johann tardo en entender porque lo hacía, hasta que se rasco la nariz. El omega de Johann se sentía amenazado por Johnson, después de escuchar las palabras de Wagner.

El tercero quería formar una especie de ejercito de cadáveres, entre omegas y alfas, obligando a estos a mantener relaciones sexuales, para crear a los soldados perfectos, que serían fortalecidos mediante a una medicina que estaba creando. Los bebés defectuosos serían asesinados, para ayudar con el crecimiento de las demás criaturas.

-Entonces, si Eugene está embarazado – Johann pensó bien en lo que iba a decir, no quería ponerse más nervioso de lo que estaba – ¿Quieren a su bebé?

-Lo más probable que lo mantengan con vida, hasta que nazca el bebé, al menos que tenga algo que acelere el proceso – el omega apretó su puño con fuerza – Se deshace de los omegas, cuando estos dan a luz.

-Es un monstro despreciable – casi gritó.

La conversación se detuvo, cuando algunos de los clientes que se encontraban en el local comenzaron a gritar. En el centro de la pista aparecieron dos cuerpos sin vida. La música se detuvo de golpe, la gran pantalla que había en la pared, comenzó a reproducir un video que al principio se veía pixelado, pero a medida que avanzaba se iba haciendo visible el rostro del omega que aparecía.

La imagen de Eugene siendo violado por un hombre, se quedaría clavada en la mente de los presentes en el lugar, se pudo ver como este se desmayaba en varias ocasiones, pero seguía siendo violado. El audio mostraba el sonido espantoso del grito desesperado de Zachary.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora