CAPITULO 44

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El viento era tan fuerte que la arena del suelo golpeaba los rostros de los presentes en aquel lugar. La carnicería estaba echa un desastre, aún no habían sacado ni un tercio de los cuerpos que se encontraban en el lugar. Ancel hablo durante varios minutos con los soldados que se encontraban vigilando aquella zona, evitaban mirarlo directamente a los ojos, tenían demasiado respeto a la familia Hoffman, aunque él le haya pedido que lo tratasen como igual, ignoraron su propuesta.

-En total hemos encontrado unas cuatrocientas personas por ahora, las fichas nos indicaron sus nombres, edades, sexo y segundo género...- el beta desvió la mirada al entregarle los nombres de aquellas personas – Ciento veinte de esas personas, no superaban los diez años, señor Hoffman.

-¿Había alguien conocido entre ellos? – asintió – El señor Frey, me informo que encontraron el cuerpo de Dylan Cooper en uno de los congeladores del sótano.

-No solo estaba el señor Cooper, hemos podido contar más de treinta soldados retirados que sirvieron en Ylesa, ninguno conservaba su identificación, por las marcas de su cuello, creemos que se las arrancaron cuando llegaron aquí, señor Hoffman.

El beta enfrente de Ancel estaba demasiado nervioso, algo que pudo notar por la manera que movía su cuerpo al hablar con él, al capitán le hizo bastante gracia que estuviera actuando de esa manera con él. Aquel soldado siguiendo dándole la información sin detenerse ni siquiera a respirar ni un segundo.

-¿Cuánto tiempo llevas en este cargo? – el soldado se sorprendió con aquella pregunta – Yo también estaba muy nervioso, la primera vez que fui a una misión ¿señor?

-Roux, Anthony Roux, señor Hoffman – su rostro se relajó al decir su nombre – Discúlpeme, mi superior me ordeno que hablara con usted, en estos momentos se encuentra ocupado identificando los cuerpos – Ancel sonrió – Llevo un año sirviendo en Ylesa, nunca pensé que llegaría a conocer a uno de los hermanos Hoffman.

-Soy igual que todos vosotros, mi título no es importante en estos momentos...- Anthony no sé esperaba esa respuesta, había escuchado que el alfa era bastante exigente – Está haciendo un buen trabajo, sigue así, señor Roux.

Ancel se dirigió al coche que lo llevaría al encuentro con Johnson. El vice-capitán se había quedado vigilando a Adam, para que no escapara y que los se enteraran sobre el intercambio. Aun no había informado al mayor y eso era lo que más pánico le daba Wagner, si Karl se enteraba del trato, sería el fin de ambos.

-¿Estás seguro de esto? – Wagner hablo cuando Ancel se sentó a su lado – Debió de escuchar las palabras de su hermano, no podremos enfrentarnos a Johnson solo, aunque seamos buenos con las armas, seguramente él tendrá más ayuda de la que tenemos en estos momentos.

-En ningún momento, he dicho que iríamos nosotros solos...- el beta no le comprendía – Rolan termino su misión a tiempo, se está dirigiendo al lugar, en estos momentos.

-Pero Rolan no se encontraba en Nadina...- Ancel se rio, aquel hombre le había pedido que no dijera nada – Esta bastante lejos de aquí, no podrá llegar a tiempo a la entrega.

-¿Quién ha dicho que su misión termino hoy? Wagner, Rolan es bastante eficiente en su trabajo, no estuvo tanto tiempo como creíamos.

Wagner miró a Adam, no estaba seguro si podían seguir hablando de Rolan delante de él. Si se lo entregaban a Johnson podría decirles lo que estaban pensado hacer. Ancel pensó lo mismo, así que cambio de conversación, sobre algo que el beta sabía, quería provocarlo para que hablara.

-La respuesta es que sí...- contesto Adam, con una sonrisa malvada – Hay muchas más granjas, esa de ahí, es la más pequeña, al líder no le gustaba mucho, decía que olía mal.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora