CAPITULO 16

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El camión se detuvo en medio de la nada, no había más que árboles a su alrededor, los hombres bajaron justo después que su capitán, delante de ellos podían ver un cartel de "Prohibido el paso", demasiado gastado, llevaría allí años, era complicado leerlo si no prestabas atención.

-El examen está a punto de comenzar...- anunció Ancel – Espero que hayáis seguido todas mis indicaciones antes de llegar ¿llevabais todos los sobres? – asintieron a la vez, sin decir ni una sola palabra - ¿Habéis recogido las latas? – volvieron a asentir – Esta expedición durara una semana, es el tiempo que tardas en llegar a nuestro destino de pie.

-¿Dónde debemos ir? – el alfa sonrió ante la pregunta de Jire – He oído que las ciudades que están al otro lado del bosque, son territorio enemigo.

-Hay una que es nuestra aliada, cuenta con un pequeño campamento militar, su comandante es un fiel amigo mío, los sobres que lleváis en vuestras mochilas, es información importante para él.

-¿Debemos cruzar toda Udreka para llevarlo? – se quejó Adam – No era más fácil enviarlo por los ordenadores.

-Es información que no queremos que sea filtrada, mi amigo no estaría muy contento si eso ocurriera, ya que es de suma importancia para él.

Cargaron las mochilas en sus espaldas y se pusieron los guantes que les proporciono Ancel, el alfa les indico que debían pasar la cerca, para poder cruzar hacía Udreka. Debían de uno en uno, ya que el hueco era demasiado pequeño para que cupieran todos a la vez.

Fue bastante pasar por ahí, la mochila se quedaba enganchada entre estambre de la cerca, debía pegar su cuerpo lo bastante en la tierra para poder pasar sin complicaciones. Al llegar al otro extremo tenían que esperan a sus compañeros. Adam se quedó enganchado y Jaziel tuvo que ayudarlo a pasar, empujando de él.

-¿Te encuentras bien? – Ancel estaba detrás de Johann, ellos serían los últimos en cruzar – Te ves más pálido que de normal ¿tu estómago?

-Es mi turno, capitán...- Johann imito la acción de sus compañeros ignorando a Ancel.

El alfa fue el último en cruzar, sus hombres estaban esperando sus siguientes indicaciones, mientras intentaban limpiar la tierra que se había quedado pegada en su ropa, no sería la única vez que deberían ensuciarse.

-Poneros en grupos – espero unos segundos a que cumplieran – A partir de ahora, da comienzo el examen, no podéis volver a cruzar esa cerca hasta llegar a Pora.

La tierra estaba mojada, así que era más complicado aún caminar por ese lugar, el primer tramo constaba de árboles y tierra por todo lado, no habían visto ningún tipo de animal en las tres horas que llevaban trotando. Ancel iba delante de ellos, sin decir palabra, escuchando los canticos del beta que tenía detrás.

-Soy un hombre fuerte...- canturreo, esperando a que sus compañeros se siguieran – Soy un hombre de acción, – Shilo lo imitó – de musculo, carne y huesos soy.

Al cabo de unos segundos, se escucharon las voces de los otros hombres detrás de él, solían cantar esa canción por las mañanas, antes de comenzar con los entrenamientos. Ancel no les dijo nada, los escuchaba sin más, a él le gustaba estar en silencio. Cambiaron de canción cuando se cansaron.

-Qué bonito día nos tocó- cantó Carsten, hubo un momento de silencio, antes de que le contestaran, el alfa volvió a repetir la frase varias veces - ... que alegra a nuestros corazones.

En el camino se encontraron con varios obstáculos más, entre una gran roca que debían pasar por encima, está vez no contaban con los arneses que les proporcionaba Ylesa en sus entrenamientos, los guantes les ayudaron a mantener el agarre sin caerse, pero eso no les impedía clavarse pequeñas piedrecitas en las manos, también corrían el peligro de caerse si pisaban en un lugar poco seguro, al llegar a la otra parte, estaban completamente exhaustos.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora