CAPITULO 30

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Johann intento asomarse, para poder descubrir quién era la persona que se encontraba muerta en aquel charco de sangre, pero Ancel no se lo permitió y le ordeno con más rudeza que se fuera a buscar a Wagner, no iba a permitir que viera lo que había ocurrido en su despacho.

Había visto a aquel hombre muchas veces en Ylesa, era uno de los soldados más antiguos que estaba en la base, no sabía cuántos años tenía exactamente, pero se hacía una idea aproximada. La cabeza de aquel hombre estaba separada de su cuerpo, alguien la había dejado en ese lugar en específico, para simular que él mismo estaba viendo su cuerpo.

La sangre había empapado incluso la alfombra del despacho, había papeles por el suelo y el ordenador emitía un molesto sonido, un pitido que se clavaba en la cabeza del alfa, tuvo que pararlo para que dejará de hacerlo. Alrededor del hombre no había nada, aunque estaba sosteniendo algo en la mano.

-¿Qué pretendías hacer aquí? – le pregunto inútilmente - ¿Quién te ha matado? – esa respuesta se la diría tarde o temprano las cámaras.

Ancel reviso la ventana que estaba abierta, habían pisadas rojas en la tierra, el asesino había marcado su propio rastro, lo iban a encontrar, estaba seguro de ello. El capitán reviso su caja secreta, escondida detrás de la imagen del mayor, allí solía esconder todo lo que consideraba importante, el asesino no lo vio, sonrió al ver que la carta de Johann continuaba allí.

Wagner vino acompañado por varios superiores, el vice-capitán había pedido la ayuda de todos al escuchar las palabras de Johann, el omega tuvo que volver a su habitación, ya que no tenía permitido ir al despacho en ese momento.

-Pertenece a la quinta brigada...- les comunico – La misma brigada a la que pertenecía Danilo, la causa de la muerte no hace falta decirla – el capitán cruzo sus brazos sobre el pecho – La quinta brigada estaba en un descanso después de la muerte de uno de sus hombres, pero ninguno de ellos estaba en Ylesa en estos momentos.

-Entonces ¿Cómo ha aparecido el cuerpo de este hombre? – nadie respondió a la pregunta del superior de la tercera brigada - ¿Dónde se encontraba usted?

-Atendiendo un asusto importante con mi abuelo, el ataque tuvo lugar hace unos minutos, como mucho una hora, no estuve mucho tiempo de mi despacho.

-¿Cómo pudo entrar?

-Por la ventana, al igual que ha salido el atacante, hay un rastro de pisadas que se pierden al llegar al campo de tiro.

-¿Qué estaba buscando? – el superior de la segunda brigada señalo el papel que tenía en la mano.

-No lo sé, iba a mirarlo cuando habéis llegado...

Ancel fue el único que se acercó al cuerpo, los demás estaban demasiado sorprendidos por lo que había pasado, el capitán tuvo que leer varias veces lo que había escrito en el papel, antes de dejárselo a su hermano, el alfa había llegado al mismo tiempo que los demás pero no dijo nada.

-Johnson... - leyó en voz alta – Solo pone Johnson ¿Por qué tardabas tanto en decirlo?

-Hay algo más, míralo bien... - Ancel se sentó en su escritorio con demasiada tranquilidad – Debajo del nombre hay varios números ¿puedes decírmelos?

-Es el número de placa del mayor, capitán...- el alfa sonrió al ver que Wagner se había dado cuenta - ¿Por qué?

No respondió, esperaba a que alguien dijera lo que estaba pensado, pero todos se miraban desconcertados, el número de Karl Hoffman era bastante complicado de saber, si no permanecías a una de las grandes ramas, el alfa no dejaba que mucha gente lo supiera.

-¿Qué quiere Johnson? – el alfa sonrió – Él está muerto.

-Uno de mis hombres lo vio, a no ser que sea un fantasma, Johnson sigue con vida, el hombre que se encuentra en mi alfombra estaba en la misma brigada que Danilo, uno de los antiguos niños Cohem, que falleció hace apenas unas semanas.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora