CAPITULO 107

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Greta se volvió a dormir cuando subieron al tren, la pequeña beta sostenía su trofeo como si fuera lo más importante en el mundo, en ese momento. No dejo ni que el propio Johann le ayudará a llevar la bolsa, Cindy le cambio las magdalenas aplastadas por unas nuevas. Aunque Greta comió algunas de ellas antes de irse a dormir con Wagner.

-Me gustaría saber qué es lo que estás soñando, Greta...- Johann acariciaba su cabello mientras dormía, la pequeña se reía en sueños - ¿Qué es tan divertido? Greta no sabes si los volverás a ver.

Ancel se despidió de Johann, de una manera demasiado esquiva en su parecer, el alfa tan solo lo abrazo y dio un beso en su mejilla, como si tuviera miedo a hacerle daño, luego dio unos pasos hacia atrás para dejar paso a Wagner, quien cargaba a Greta. A la pequeña le dio también un beso en la mejilla, y le dijo algo que no llego a escuchar.

Carsten y Jire se despertaron más temprano de lo normal, tan solo para despedirlo. Johann escuchaba la risa burlona de Carsten mientras este observaba a Wagner, entendió algo sobre un tigre, pero no estaba muy seguro. El vice-capitán pellizco el brazo del alfa hasta hacerlo callar, al cabo de unos segundos, Carsten se estaba acariciando el brazo para calmarse.

La despedida de sus compañeros se sintió extraña, Carsten reía, era normal en él, siempre reía en las peores situaciones, cree que incluso lo hizo para animar a Jire, cuando Shilo murió, pero no se lo pregunto. Jire le tendió la mano y sonrió de manera demasiado incomoda, abrió la boca para decirle algo, finalmente solo se quedó en un "Ah...", sin más contexto.

De lejos escucho como Gian le gritaba a Walter, el alfa iba tocando su trasero mientras caminaba junto a él, según el segundo Hoffman lo hacía para no perderse, diciendo que sus ojos lo mareaban a veces. Gian dejo de creer esas palabras después de verlo correr sin problemas durante un entrenamiento, ahora estaba constantemente alerta para que no lo atacará por la espalda. Walter se había inventado un montón de excusas para tocarlo sin su permiso, en muchas de ellas estaba implicado Leo.

Walter finalmente fue abandonado por Gian, el omega lo dejo herido a mitad de camino, la patada en la espinilla servía bastante bien en su prometido. Leo dormía en sus brazos, sujetado uno de sus ositos, Gian debió de despedirse de ellos cuando su hijo aprendió a apoderarse de sus tesoros. Se ponía a llorar si se atrevía quitarle uno.

-Quise mantener a Leo despierto un poco más, para que viera... - se lamentó Gian – Pero parece que se cansó mucho anoche – el omega miro a la culpable en los brazos de Wagner – Johann...

-Estoy bien – era mentira, pero no quería alterar a nadie, notaba la vista de Ancel clavada en él, estaría observando cada uno de sus movimientos hasta que se marchará – No hacía falta que salieras de la habitación tan pronto, aún es de noche, Leo tendrá frio...

-Leo está protegido por su mantita mágica – sonrió el omega – No tiene frio. – Gian no sabía que decirle – Johann – dijo su nombre varias veces, para asegurarse de que su voz funcionaba bien – Espero volver a verte pronto.

-Yo también, Gian... - ambos sonrieron con amargura y miraron a los hermanos Hoffman, Ancel aparto la mirada y Walter sonreía como un tonto – Leo ya sabrá caminar en ese momento, podremos jugar mucho con él – el omega asintió – No llores, Gian, despertarás al pequeño.

-¿Cuánta distancia hay de Econa a Anstrol? Walter – el alfa se puso serio, le había pillado de improviso la pregunta del omega - ¿Puedo ir a visitar a Johann o él a mí?

-Anstrol se encuentra bastante cerca de Econa, si es que medimos la distancia desde aquí – Gian suspiro – Mi amor, Anstrol es una de las montañas que se ve desde allí, pero no se cuánto tiene de diferencia.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora