CAPITULO 23

42 12 0
                                    

Johann salió de la habitación, sin hacer apenas ruido. Adam se había quedado completamente dormido después de contarle datos innecesarios sobre cosas que le venían a la cabeza, esquivando sus preguntas, el beta hacía una mueca de disgusto, cada vez que su amigo le decía que estaba siendo demasiado aburrido.

Adam se quedó en el sillón de la habitación, roncando, tardaría bastante en despertar, el libro de curiosidades permanecía en su regazo, abierto por la parte de datos sobre el mar. Había fantaseado con ir alguna vez, estaba bastante cerca de donde vivía, pero nunca tuvo la oportunidad de ir. Por eso le apasionaba descubrir todos los secretos que ocultaba aquella enorme masa de agua, aunque le daba mucho miedo adentrarse en sus entrañas, escucho sobre terroríficos seres marinos devoradores de hombre y hermosas damiselas mitad pez que enamoraban a los marineros con su canto.

El omega camino despacio por los pasillos del hospital, debía llevar un armatoste pegado al brazo, por órdenes de las enfermeras que lo habían atendido, pensó en arrancárselo en varias ocasiones, pero se lo volvería a colocar, así que declino la idea. El pasillo estaba completamente vacío, con unas pocas luces encendidas, Johann pudo caminar sin problemas, hasta llegar a la puerta donde se encontraba el capitán, fue fácil de encontrar.

-Johann ¿Qué haces aquí? – pregunto preocupado Shilo – Deberías estar descansado, el capitán ha pedido que lo hagas, por eso mando a Adam a cuidarte.

-Está durmiendo – el alfa puso los ojos en blanco, fue el mismo beta quien se ofreció en ir a ver a Johann el último para cuidarlo, alegando que era mucho mejor que los demás, ya que lo conocía más – No quise molestarle.

-Le caerá una buena, el señor Frey ha sido claro en este asusto, no quería que ninguno de los dos saliera de su habitación.

-¿Por qué? – Shilo lo miro con curiosidad – Me encuentro bien, no hay de qué preocuparse.

-Fuisteis atacados por un lobo, el capitán se lo explico al señor Frey – cruzó los brazos pensativo – Ha mandado a varios soldados en busca del lobo gris.

-Solo estaba protegiendo a su familia – explico Johann – No nos dimos cuenta, pero cerca de donde estábamos se encontraba una pequeña camada de lobos, serían sus hijos, por eso nos atacó.

-¿Os acercasteis a alguno? – negó con la cabeza, no habrían sido capaces de hacerles nada, si allí se encontraba la loba que los cuidaba – El capitán quieren que le den caza al lobo gris.

Al cabo de unos minutos, Johann le pidió a Shilo si podía pasar a hablar con Ancel, el alfa se lo pensó durante unos segundos, pero no le contesto, parecía estar bastante nervioso con la pregunta. Shilo sonrió y le dijo que sería mejor que regresara a su habitación, si el señor Frey se enteraba de que había salido de la habitación será un problema para Adam, el vice-capitán no se contendría en el castigo, ya los había avisado.

-Necesito hablar con él de algo importante, serían solo unos minutos – el alfa miro la puerta confuso – Quiero comprobar que este bien, al capitán le dispararos y el lobo lo mordió en la herida, debía ser bastante doloroso.

-No puedes pasar, el mayor ha prohibido el paso a cualquier persona no autorizada – Johann estaba pensado como engañarlo – Mientras él se encuentre con el capitán, ni tan solo nosotros tenemos permiso para entrar, a no ser que seamos llamados.

-Serán unos segundos, vamos Shilo – al alfa le tembló el labio cuando le dijo que no podía ser y le explico con otras palabras porque – Les diré que yo te obligue, para que no te castiguen.

-No temo por eso, el mayor... - se acercó a Johann y le susurró al oído – da más miedo que el capitán, incluso yo tuve miedo cuando se acercó a mí, sus feromonas son bastante fuertes y estaba muy enfadado – el alfa negó con la cabeza – La señora Hoffman intento calmarlo, pero no pudo, no le dijo ni una palabra, pero se quedó callada y ya visto como era la señora cuando vino a entrenar, no le tenía miedo a nadie.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora