CAPITULO 104

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Johann se estaba quedando sin tiempo e ideas, no había ninguna manera conocida por él de hacer que Ancel le dejase quedarse en Ylesa, ahora el capitán había aprendido a evadir las preguntas de Johann de una manera casi magistral. Pasaron de hablar de las armas y Johnson, a planear como sería la nueva casa del omega. Aunque él le dijera que no se mudaría allí, Ancel ya la había comprado.

-Ancel, puedo pedirte un favor... - el alfa dudo, pero termino asintiendo, los favores de Johann, siempre implicaban quedarse en Drasalla un poco más – Quedan menos de dos semanas para volver, aunque no quiera y tu persistas en decir que es lo mejor para mí.

-No te vas a quedar más del tiempo estimado en Drasalla, Johann... - el omega le hizo una mueca de enfadado y cruzo los brazos – Me he dado cuenta de lo que intentas hacer.

-Pero puedo pedirte un favor o no, capitán – Ancel volvió a asentir, con miedo de las próximas palabras de Johann – Podría ir, aunque fuera el ultimo día a Ylesa, por favor.

-¿Por qué quieres ir a Ylesa? – Johann puso los ojos en blanco – Tendrías que volver a Drasalla para subir al tren, junto a Greta, pensaba en traerla unos días antes para que se acostumbrase al nuevo cambio.

-Quiero ir a Ylesa, por favor... - el alfa entrecerró los ojos – Nils dice que ya puedo caminar con ayuda, ya no me duele tanto y tampoco siento el picor insoportable de mi cuerpo, capitán, por favor, déjame ir a Ylesa – Ancel lo volvió a ignorar – No me digas que también lo tengo prohibido, puedo llamar a Walter, él me ayudará.

-Preparé las cosas para que tu viaje a Ylesa sea lo más cómodo posible – Johann asintió satisfecho – Pero no puedes hacer ninguna de las cosas que estás pensado ahora mismo.

-Apenas puedo caminar, como quieres que corra por la base... - Ancel sonrió – Aunque me gustaría estar en algún entrenamiento, tengo ganas de ganarle a Carsten en una pelea, con solo una vez estaría orgulloso.

-No puedes forzar tu cuerpo, Johann, anoche volviste a tener un pequeño accidente, el tercero está semana, Nils está muy preocupado por eso.

Cada vez que nombraba a Nils, estaba hablando de él mismo, el doctor le había dicho que no era nada extraño y solía pasar a menudo cuando un omega perdía un bebé. Ya que su cuerpo se estaba recuperando poco a poco del daño, en poco tiempo dejaría de sangrar, ya no era como la primera vez, tal vez estaría una semana más como mucho. Ancel no quería entender esas palabras, la mínima gota de sangre proveniente del cuerpo de Johann le causaba un terrible miedo.

Casi pide que operen de nuevo a Johann, cuando vio que tenía sangre en la boca, resulto ser que se había dado un pequeño mordisco en la lengua, nada preocupante, pero Ancel no se relajó hasta que dejo de sangrar. Desde ese día Johann se burlaba a menudo de él.

-Una batalla a las cartas ¿Es peligroso? – el alfa negó con la cabeza – Nunca le he ganado a las cartas, quiero que me devuelva todos los tickets que se quedó.

-Si hay algo que quieras comer, tan solo debes pedírmelo, tendría que preguntarle a Nils puedes comerlo con normalidad – Johann suspiro – Tu estómago aún está débil, no puedes tomar la mitad de carnes, sin tener nauseas, lo intentamos y casi te mueres.

-Me atragante con un trozo, pero no pasó nada más, Ancel – el capitán paso la página de la revista de muebles, aguantando la risa – Tú fuiste muy dramático, terminando viniendo tres doctores por tus gritos.

-Es mejor prevenir que curar, Johann... - le enseño una imagen, haciendo que Johann se enfadará un poco más con él - ¿Te parece bien está televisión? Tu nueva casa necesita una televisión.

-Si quieres que entren a robar, puedes comprarla... - se burló – Muy pocas personas tienen una televisión en su casa.

-Entonces ¿prefieres una radio? He visto algunas que están bastante bien, podrías escuchar música mientras te relajas – el omega puso los ojos en blanco - ¿Hay algo que necesites o que quieras?

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora