CAPITULO 15

57 16 0
                                    

Johann comenzó a sentir un dolor molesto en el estómago, la siguiente noche de haberse puesto la vacuna, era como si alguien le hubiera puesto una piedra sobre el vientre. Intentaba dormir un poco más, en pocas horas comenzaría su examen, no podía poner la excusa de que se encontraba mal, era un día importante para todos.

Ancel fue quien los despertó, el vice-capitán no se encontraba en Ylesa, lo vieron marcharse la tarde anterior. El capitán estaba más relajado de lo normal, no entendían porque, él no les grito para ponerse la ropa o darles prisa para salir.

-Cada uno llevará un mensaje diferente, que debéis entregar a vuestra llegada...- les explico mientras se vestía – No podéis abrir el sobre en ningún momento, quien lo haga quedará descalificado.

-¿Es algo peligroso? – pregunto Shilo – No nos hará una bomba ¿verdad, capitán?

-No os puedo proporcionar ningún tipo de información sobre esos sobres, solo os debo decir que son importantes para vosotros...- su semblante cambio a uno completamente oscuro – Al último hombre que lo abrió, se le quemaron las manos.

No sabían si el capitán quería bromear con ellos, o les estaba diciendo la verdad. El alfa no cambio en ningún momento su expresión, al repartir los sobres, se le podía ver un brillo extraño. Los hombres se mantuvieron firmes, hasta que llego al último, a Jaziel le temblaron las manos al recibir aquel sobre.

-La cafetería está abierta, podéis ir a desayunar, en una hora os quiero en la entrada de Ylesa, no quiero que ninguno intente escapar, ni que abráis los sobres – miro a todos de arriba abajo – Entendido, señor Peters...

-No tenía la intención de abrirlo, capitán...- jugueteo con su sobre – Solo iba a guardarlo en la mochila, nada más.

-En la cafetería os darán unas latas de comida, para el examen...- sonrió – Nos vemos después, os deseo suerte a todos.

Se quedaron en silencio cuando Ancel salió de la habitación, la atmosfera se volvió tensa y distante, los hombres se miraban con miedo, con sus respectivos sobres en la mano, ninguno se atrevió a abrirlo. Podía ser una broma del capitán, o que tuviera algún tipo de mecanismo en el sobre para que se quemará si lo abrían antes de tiempo.

-¿Por qué nos hace llevar algo tan peligroso? – se quejó Shilo – Y además nos dice que no lo abramos, ahora tenemos curiosidad por saber lo que hay dentro.

-Tal vez sea una tontería, para saber si nos controlamos....- Jire, lo guardo sin más, no le iba a dar la importancia que no se merecía – No creo que quieran que sus hombres terminen heridos en un examen, cada vez hay menos hombres que quieren enlistarse.

-El capitán, parecía muy tranquilo ¿no? – Jaziel imitaba lo que estaban haciendo sus compañeros – Y sin nos han cambiado a nuestro capitán, por la noche, no lo sabremos, dicen que ahora...

-Nadie podría hacer a un hombre tan malhumorado con él, ¿habéis visto como se ha ido? No querrá hacer el examen – se burló Carsten – Además, no sabemos nada del vice-capitán desde ayer.

-¿Y si lo han raptado? Puede que también lo hayan cambiado, no lo sabemos, deberíamos...

-Jaziel, estás demasiado nervioso...- Johann sonrió, para darle ánimos – Temo decepcionarte, pero ese hombre era el capitán, nadie lo ha raptado, y puede que el vice-capitán este en la capital, no lo sabemos.

La cafetería estaba completamente vacía, las otras brigadas estaban entrenado o en misiones de sus respectivos grupos, tan solo estaba el cocinero. Aquel omega estaba cansado, lo habían hecho despertarse antes de tiempo, normalmente solo acudía a la comida y la cena, los desayunos eran preparados la noche anterior.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora