CAPÍTULO 10

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Naomi le quito también los pantalones a Johann, para comprobar si también tenía picaduras en las piernas, por suerte, no se vieron afectadas por las terribles arácnidas que lo atacaron en el resto del cuerpo. Se podía escuchar una respiración débil proveniente de aquel hombre, cada vez que to tocaba para examinarlo, emitía un leve gemido de dolor, cubrió sus piernas con la sabana, para lograr, casi en vano, que entrara en calor.

Comenzó a limpiar la picadura del vientre, era la más grave, al quitar el trozo de tela que tenía pegado, Johann se retorció de dolor, pero no abrió los ojos, la picadura estaba rodeada por bastante pus, él se intentó curar solo, sin decir nada. Al pasar la esponja por encima, se quejó e intento apartarla con la mano. Naomi tenía que curarlo muy bien antes de cubrirlo con una compresa, pero parecía que a Johann le estaba costando dejar que la ayudará.

-Sé que duele, pero debe aguantar unos minutos, cuando esté limpia…- Johann puso la mano sobre la suya y negó con la cabeza – Solo un poco más, intentaré ser lo más cuidadosa posible, para que no sufra – no le quería quitar la mano – Por favor, señor Simons, deja que haga mi trabajo, luego sentirá un gran alivio, voy a administrarle antibiótico, pero tengo que curarlo.

Ancel recorría la enfermería de un lado al otro nervioso, mientras Naomi curaba de Johann, la enfermera estaba perdiendo los nervios al escuchar los pasos del alfa por todos lados, casi hiere más a su paciente por la rabia que estaba sintiendo, así que tiro un poco la cortina para poder hablar con él.

-El señor Simons…

-Escúchame, lo que lo voy a decir es importante…- el alfa asintió – Necesito que vaya a por hielo y ropa de repuesto para el señor Simons, puede tardar un poco, pero por favor, deje de molestarme.

-Yo no estaba haciendo nada…

-Hielo y ropa de repuesto, para el señor Simons – le recordó – Puede marcharse.

-¿Está bien? – la enfermera asintió – Se va a recuperar…

-Luego tengo que hablar con usted seriamente, pero ahora vaya a por lo que le pedido, no me haga perder más tiempo.

Suspiro aliviada cuando escucho la puerta cerrarse, al menos tendría unos minutos de tranquilidad antes de que volviera, Johann estaba recuperando el color en sus mejillas, aunque seguía dormido. Naomi continuo con el tratamiento, de vez en cuando Johann decía alguna palabra suelta.

-¿Hace cuando no come? – como respuesta consiguió un pequeño gruñido - ¿Por qué estaba en la tercera planta?

-Capitán…- solo dijo eso, Naomi entrecerró los ojos, debía escribir un informe bastante detallado, para su superior – Familia.

-¿La familia Hoffman te ha hecho esto? – negó con la cabeza – Entonces, ¿Cómo a terminado así?

-Dinero – sonrió satisfecho – Para mi familia.

-¿Ha hecho esto por dinero? – no le respondió, se estaba haciendo el dormido para que no le preguntará nada más.

Le administro el antibiótico al terminar de curar sus picaduras, poco a poco Johann iba relajando su rostro. Ancel llego unos minutos después con todo lo que le había pedido la enfermera, el alfa se retrasó ya que Wagner lo retuvo unos segundos en el pasillo, para preguntarle lo que estaba pasando, pero esté no le dijo gran cosa y siguió su camino hacia la enfermería.

-¿Cómo se encuentra? – Naomi cruzo sus brazos enfadada, observándolo - ¿Se va a recuperar?

-Tendremos que esperar de uno a tres días para saberlo, señor Hoffman – el alfa respiro aliviado – Ahora, usted va a tener que contarme todo lo que ha pasado, el señor Simons lleva desaparecido casi una semana, y cuando lo vuelvo a ver está lleno de picaduras, después de haber estado en la tercera planta.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora