CAPITULO 69

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Todo comenzó con una simple tos, todos los soldados que se encontraban trabajando en el sótano fueron atacados por un extraño polvo apenas notorio el cual permanecía en el aire continuamente. Las toses se intensificaron a medida que pasaba el tiempo, sentía un picor muy molesto en los ojos que apenas los dejaba respirar, sus ojos se aguaban cada vez más impidiéndoles respirar.

Fueron enviados a la enfermería, pero Naomi podía encontrar la causa de la tos, les recomendó ponerse mascaras para cubrirse el rostro y que pudieran seguir trabajando, por órdenes de Editha, los soldados debían permanecer en el sótano buscando al mayor. Habían pasado cuatro meses desde su desaparición y seguían sin saber si estaba vivo.

Ancel se quedó mirando a Walter por varios minutos, se movía por su alrededor para comprobar si sus palabras eran ciertas, el alfa se esforzaba por verlo, pero no podía, sus ojos estaban completamente nublados.

-¿Desde cuando llevas así? - Walter agacho la cabeza - No eres al primero que le ocurre, Walter, responde ¿Cuánto tiempo llevas sin ver nada?

-Hace varios días...- Ancel contuvo un grito - Perdí la visión de uno de mis ojos, pero no le di importancia, todo empeoro está mañana, no pude ver a mi hermoso Gian a mi lado, pero si podía notarlo.

-A ti también te está pasando - el alfa asintió - ¿Cuánto pensabas decirlo? Walter.

-No quería asustar a Gian, él no entiende lo que está ocurriendo y su estado es demasiado delicado ¿Qué pasa si lo asusto y le hace daño al bebé? No podría, hermano.

El capitán movió una luz blanca cerca de Walter, al alfa le molestaba la luz, sus síntomas eran parecidos a los de los infectados, pero a diferencia de ellos, él no había empezado tosiendo, si no que perdió la vista directamente. Ancel comprobó que no le estaba mintiendo, pidiéndole que le dijera los dedos que veía.

-No veo nada, Ancel...- el capitán lo maldijo por no avisarle nada - Solo manchas, por todos lados y esa luz molesta, por Dios, apágala, me duelen los ojos - se quejó.

-Walter, sabes lo que significa esto ¿verdad? - el alfa asintió - No puedes seguir cerca de Gian, al menos, hasta que sepamos qué es lo que os causa la ceguera.

-¿Quién cuidará de él entonces? Hermano, puedo seguir como siempre... - Ancel negó con la cabeza - Falta poco para que nazca el bebé, no voy a dejarlo solo.

-Si él se infecta puede ser peligroso para mi sobrino, Walter - le gustaba que lo llamará así - También puede ser peligroso para, no sabemos cómo le afecta a los omegas.

Walter se negaba a ir a la tercera planta, ahora reformada para los enfermos, los soldados que perdían la vista eran llevados ahí inmediatamente, para ser revisados por Nils, pero él se negaba a ir, no quería dejar solo a Gian.

-A él le tendrán que hacer las pruebas también, ha estado demasiado tiempo a tu lado, hermano - Walter apretó los puños - Puede que también...

-No lo digas, Ancel... - el capitán se quedó en silencio - No quiero que mi omega lo tenga, pero tampoco quiero separarme de su lado.

-Él seguiría aquí, yo cuidaría de Gian, Greta también cuida mucho de él, aunque a veces sea para apoderarse de las galletitas - se burló - Walter, no puedes seguir aquí, debes ir a la tercera planta, ahora mismo.

Ancel odio darle aquella orden, pero Walter no podía negarse, separarse de Gian iba a ser doloroso, no sabía cuánto tiempo tardaría en volver a estar a su lado, el capitán tan solo pudo acompañarlo hasta las escaleras.

-Cuida bien de Gian, llámame si le pasa algo, no lo ocultes - Ancel asintió - Recuérdale que se ponga la crema, no quiere tener estrías y su barriga ya es muy grande.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora