CAPITULO 127

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Ancel estuvo intranquilo durante todo el camino al hospital, el alfa miraba de reojo a Johann, que estaba presentado los primeros síntomas del periodo de calor, la noche anterior, el omega llamó al hospital para avisar de que ya podían realizar la "operación". Ancel lloró al notar que el tiempo se estaba terminado y pronto debería clavar sus colmillos en Johann, anoche limpio minuciosamente sus diente y por la mañana también. Quería prevenir cualquier infección por su culpa, incluso fue al dentista hacía una semana para que revisaran con detenimiento sus dientes, la verdad es que no estaba muy conforme con la revisión rápida que le hizo el doctor Meyer, pero no soportaba la sensación de escuchar llorar a Johann.

-Pensé que me encontraría peor, Ancel...- Johann sonrió y apoyo su mano sobre el vientre, por ahora podía soportar los cólicos – Vamos a estar bien, no será como la primera vez, ahora sabemos que nuestro sentimientos son verdaderos.

-¿Por qué tienes que ser tan amable conmigo? – se quejó y observo el cuello de Johann, el omega había optado por enseñar su nuca, Ancel sentía como si lo estuviera provocando – Voy a hacerte daño de nuevo, mi amor... - acarició su cuello con tristeza – Podemos volver a casa, si lo deseas, aún estábamos a tiempo, pensémoslo mejor.

-Ya tome una decisión, he estado preparándome durante meses para este día... - lo miro con cariño – No tengo miedo, sé que estoy a salvo a tu lado.

El alfa comenzó de nuevo su pequeño y preciado ritual, en los últimos días, había sido casi continuo, necesitaba asegurarse de que Johann estuviera bien. Noto que Johann tenía un poco más de sensibilidad hacía dos días, el omega emitía pequeño jadeos cuando rozaba su cuerpo, aunque hacía como si no hubiese pasado nada. Ancel estaba aterrado.

-La operación será está noche... - el alfa cerró los ojos con ganas de llorar de nuevo y se acercó un poco más a su omega – Pero querían que fuéramos ya, para que me hicieran unas pruebas.

-Johann estamos a tiempo.... – el omega apoyó su cabeza sobre el hombre de Ancel – Puedo decirle al taxista que vuelva atrás y pensarlo mejor.

-Estoy seguro de mi decisión, Ancel – le repitió de nuevo – Confío en ti, sé que te detendrás cuando suene la alarma.

-Johann, piénsalo mejor... - las feromonas del omega le atraían demasiado, ahora que se encontraba más cerca de él, podía olerlas mejor, Johann le estaba enseñando su nuca intencionadamente – Mi amor, no es necesario que pases de nuevo por algo tan doloroso.

-Te amo, Ancel – los colmillos del alfa picaban, Johann estaba provocándole con la intención de que pensará en otra cosa – Mi capitán llorón.

Ancel podía sentir el cuerpo de Johann sobre él, su compañero apoyaba su cabeza sobre su hombro para descansar – Ancel se acomodó de manera precisa para que Johann no tuviera que forzar mucho el cuello-, el cuerpo del omega estaba caliente, su frente ardía, el brazo que estaba apoyado en su pecho le quemaba. Su lobo le pedía más contacto, necesitaba sentir al omega más cerca de él. Ancel beso la mejilla de Johann, recibiendo una pequeña queja de su parte, quería dormir un poco y una vez que el alfa empezaba con aquellas muestras de cariño, no se detenía hasta que se separaba de su lado.

-Greta ¿Estará bien? – quería olvidarse un poco del estado del omega – No hemos podido despedirnos de ella al irnos.

-Greta está muy feliz durmiendo en casa de sus abuelas – respondió con una sonrisa – Ya que sabe que su abuela Norma tiene una pequeña debilidad por ella, y dejará que Liam vaya a verla.

-Ese mocoso, tendré que hablar con él la próxima vez – Johann rio - ¿Sabes lo que vi ayer? – negó con la cabeza – El mocoso estaba muy cerca de nuestra hija, mejor dicho estaba pegado a ella, por supuesto los separé.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora