CAPITULO 3

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Wagner preparo una camilla, para poner a Johann, él quería mantenerse de pie sin la ayuda de nadie, así que aparto a Ancel de su lado cuando tuvo la oportunidad, Adam se puso a su lado para ayudarlo, por un momento se olvidó de su pie.

-¿Qué has hecho para que te castigue? – le susurro, mirando de reojo a su capitán, se puso del lado donde estaba él, para que no se acercará a Johann – Eras el que decías que no querías ser castigado.

-Esto no es nada, Peters... - su espalda ardía como estuviera rodeado de fuego, pero no iba a dejar que pensaran que le habían ganado – He hecho lo que pensaba que era lo mejor.

-Solo ibas a darle comida a Cohem, pero no parece que...- Adam fue interrumpido por Wagner.

-Señor Simons, acuéstese boca abajo, curaré sus heridas.

-¿No va a llamar a la enfermera? – pregunto el beta asustado, miraba a su amigo algo nervioso – No dudo de sus capacidades, pero...

-Ahora estará durmiendo, yo puedo encargarme del señor Simons, no sé preocupe – Adam entrecerró los ojos – No me olvido de lo que estaba haciendo con su compañero Doham en la habitación, aunque tenga el pie lastimado, mañana deberá dar cinco vueltas más al campo.

-¿Pero?

-Con todo el equipamiento, señor Peters...- el beta no se quejó – Y ahora silencio, necesito concentrarme – miro a Ancel – Capitán, podría acercarme aquel carrito de ahí, por favor.

Johann quiso esquivar la mirada de Ancel girando su cabeza en la otra dirección, donde se encontraba Jaziel, el alfa aún lo miraba con miedo, sujetándose el estómago. Si Ancel no se hubiera enfadado tan deprisa, hubiera conseguido lo que quería, los alfas siempre habían tenido mucho temperamento, su madre le aviso cuando se inscribió.

-Señor Simons, le va a escocer un poco, debe aguantar, voy a limpiar la herida, intentaré con el máximo cuidado posible – este escondió su rostro en la almohada y cerró los ojos – Incluso lo golpeaste con la hebilla del cinturón ¿Capitán? – el alfa no le contesto – Le van a salir moratones por su culpa.

Ancel no hablo cuando Wagner se puso a reñirlo, Adam lo miraba estupefacto, pensaba que todos le tenían miedo, pero no era así, el vice-capitán se tomaba la molestia de enfrentarse a él cuando quería, sin miedo a que le hiciera nada, pudo ver como sus mejillas se enrojecían a medida que iba hablando, aguanto la risa cuando le llamó idiota por tercera vez. El capitán miraba con pena a Johann, se arrepentía de lo que había hecho minutos antes.

-Pídele disculpas al señor Simons, ahora mismo, Ancel – el beta que estaba escuchando la conversación se cubrió la boca cuando lo escucho llamarlo por su nombre - ¿Me has escuchado?

-Discúlpame, señor Simons – Adam lo miro con sorpresa, el alfa agacho más su cabeza, no se estaba creyendo lo que estaba pasando – Pero usted, no debió meterse en la discusión que estaba teniendo con el señor Cohem.

-¡Ancel! – casi se le detiene el corazón, cuando lo escucho llamarlo de nuevo por su nombre – Hazlo bien, como te enseño tu hermana.

El alfa se lo pensó durante unos minutos, miraba de reojo a Wagner, el beta seguía curando la espalda de Johann y esperando las palabras de su capitán. Adam aguantaba la respiración para que no se dieran cuenta de que estaba escuchándolos.

De vez en cuando, Johann emitía pequeños quejidos, Wagner se detenía unos segundos para que pudiera descansar, pero después seguía haciendo su trabajo, no tenía nada que envidiar a los médicos, su trabajo estaba siendo impecable.

-Lo siento, señor Simons – levanto su cabeza para ver si el vice-capitán le daba la razón.

Wagner pareció estar satisfecho con las palabras de Ancel, así que no insistió, aunque el alfa se sentía herido en el orgullo, le había gritado delante de tres de sus reclutas, sin ningún pudor, tendría que hablar con él más tarde.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora