CAPITULO 17

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Johann se quedó vigilando aquella noche, sabía que no podría dormirse, el dolor de estómago incremento al cenar, tuvo que hacerlo para no llamar la atención de nadie. Se quedó cerca de su tienda de campaña, esperando a que saliera el sol temprano. La verdad, es que daba mucho algo de miedo estar allí, solo podía ver lo que tenía cerca y el fuego daba un aspecto tétrico a las tiendas de campaña de sus compañeros.

Puso su mano sobre el estómago, intentando sin mucho éxito calmar aquella extraña sensación que estaba sintiendo, el dolor se presentaba por la zona baja del vientre, llego que cree que lo tenía un poco hinchado.

Se puso en guardia cuando escucho como alguien pisaba las ramas del suelo, poso su mano cerca del cinturón, donde tenía el arma. Ancel levanto las manos en señal de rendición, no quería que le disparará por la noche. Johann suspiro cuando vio que era él, de cierto modo, se sentía tranquilo a su lado. Maldecía a su omega, por hacerlo sentir así.

-¿Qué haces despierto a estas horas? – se sentó a su lado, acercándose lo máximo posible a él, Johann arrugo la nariz cuando lo hizo – Mi lobo me está avisando de que no te encuentras bien.

-Tu lobo te está engañando, capitán...- se burló – En las clase, el señor Frey nos explicó que cada noche debía vigilar dos personas diferentes, así que yo he cogido el primer turno.

-La vacuna, te está dando alguna reacción extraña ¿verdad? – podía notar algo de preocupación en su voz – Raina, me explico que había otra vacuna mejor, antes de que te fueras aquel día, quería que te pusieras esa, le hubiese dado la información a mi hermano.

-Capitán, que sea omega, no significa que sea más débil...- le explico cansado – Todos mis compañeros han hecho lo mismo ¿Por qué yo no puedo? – no le contesto – Si alguien se entera de lo que pasa entre nosotros dos ¿Qué me pasará a mí? Necesito este trabajo.

-Yo te protegería, mi parte alfa está enamorado de ti – Johann sonrió con algo de tristeza en la mirada – Haría todo lo necesario para mantenerte a salvo, al fin y al cabo, tu eres...

-Un error, capitán... - se apoyó en su hombro, era algo que le pedía su omega – Quiero que la marca se vaya pronto, no es momento de amar ahora.

-¿Podríamos intentarlo al menos? – acarició su cabello con ternura - ¿Qué perderíamos?

-No contamos con los mismos recursos, capitán, usted es más importante que yo, al ser omega – cerro los ojos, Ancel le estaba haciendo alguna cosa para calmarlo, podía oler de forma sutil sus feromonas – No soy importante, nadie cree en nosotros, somos la parte más olvidada de esta sociedad.

-Yo te protegería, Simons – el omega negó con la cabeza – No tendrías que preocuparte por nada...

-¿Quién está hablando en estos momentos? Capitán...- volvió a poner su mano sobre el vientre – Usted no me debe nada, solo tenemos que encontrar la manera de no seguir unidos.

-¿Por qué? – pregunto alarmado – Si alguien más te marca, podría ser peligroso para ti, Simons...

-Con el tiempo se irá, y solo quedará el amargo recuerdo de aquella noche, nosotros no nos amamos – sonrió – Solo se ama nuestra parte más primitiva.

Johann se durmió en los brazos de Ancel, el alfa acarició su cabello hasta que estuvo completamente dormido. Busco en su bolsillito la medicina que le dio Raina, antes de irse y se la puso con cuidado al omega.

-Con esto lograrás descansar mejor...- subió la camisa de Johann con cuidado – Es un protector, para que no tengas efectos negativos en el futuro – el omega se quejó cuando le pincho – Tranquilo, solo son unos segundos.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora