CAPITULO 88

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Editha entro echa una furia en el despacho de su hermano, Ancel y Walter la esperaban desde hacía unas horas. Ambos querían dejarle las cosas claras a su hermana y borrar cualquier rastro de sospecha que caía sobre ella. Walter fue el primero en contestarle cuando grito a Ancel, algo que no le gusto para nada a su hermana, Editha estaba dispuesta a golpear a sus hermanos, hasta hacerlos cumplir con sus órdenes. Ellos estaban dispuestos a protegerse, para ganarla.

-Nuestro abuelo es más importante que un simple omega, Ancel – los ojos del alfa ardieron en rojo fuego, cuando escucho a su hermana hablar de Johann de aquella manera - ¿Quieres ponerte en peligro por él?

-Lo amo, Editha – la alfa gruño con rabia al escucharlo - ¿Tú no lucharías por tu omega? No lo buscarías por todos lados, si está desparecido.

-No es lo mismo, Ancel – Walter apoyo su mano sobre el hombro de su hermana, para que se mantuviera callada, su lobo interior estaba pidiéndole a gritos hacerla callar – No es lo mismo, nada es lo mismo, Ancel, él fue... él es...

-Moriría por Johann si hiciera falta, Editha, entregaría mi alma al mismísimo demonio porque él estuviera a salvo, no me digas que no es lo mismo, no vuelvas a pronunciar esas palabras podridas – a la alfa se le cambiaron los ojos de color, pero Ancel estaba harto de mantenerse callado – Dime que no es lo mismo, dime cual es la diferencia entre tu omega y Johann, dímelo, escupe, habla ¿Por qué Johann no es importante? ¿Por qué?

-Es solo un omega, Ancel – Walter apretó su mano sobre el hombro de su hermana – Hay muchos más.

-Entonces tu omega, simplemente no te importa ¿verdad? – Editha negó con la cabeza – Si no me das tú la orden actuaré yo, me da igual que me mates después, haré todo lo posible para salvar a Johann.

-No te vas a mover de aquí, no con lo que quiere hacer Johnson, si ese omega debe morir, que así sea, Ancel, déjalo...

El capitán tiro la silla al suelo y se acercó a su hermana, la alfa trago saliva al sentir el gusto agrio de las feromonas de su hermano. Walter no la dejo moverse de la silla, tenía demasiadas cosas en su contra.

-Es un simple omega, no tiene sentido estar enamorado de él, está muerto, muerto...

-Sé que estás hablando a escondidas con Johnson – el rostro de su hermana palideció – Sé que has estado hablando con él, sé que sabes dónde está Johann, sé que sabes dónde está el abuelo, sé que sabes lo que está haciendo Johnson.

Editha se dio cuenta demasiado tarde de que su hermano le había atado sus manos a los brazos de la silla, la alfa intento quitárselo pero no pudo. Ancel se acercaba a ella de nuevo, ninguno de sus hermanos parecía muy amigable con ella.

-Dime donde está Johann...- Editha se rio con nerviosismo – No me hagas usar la fuerza, tengo a cinco hombres más esperando fuera, así que será mejor que hables en este momento.

-¿Serías capaz de hacerle daño a tu propia familia por un omega? – el capitán acepto sin pensárselo – No pensaba que mis hermanos pudieran ser tan traicioneros, el abuelo estaría enfadado si se enterase, Ancel.

-Nunca llegue a pensar que mi hermana fuera una sucia mentirosa – Ancel no iba a dar su brazo a torcer, de nuevo, por ella - ¿Qué fue lo que propuso Johnson? ¿Qué aceptaste hacer? ¿Qué hiciste? ¿Por qué lo hiciste? Habla...

-No sé de qué estás hablando, Ancel y tampoco sé cómo Walter ha dejado que lo engañases para jugar a con él.

El capitán llamó a Wagner, para que entrará en la habitación, lo acompañaban Carsten y Rolan, junto a Greta – la pequeña afirmo que podía darle mucho miedo a Editha, si se lo proponía -, con ellos se encontraba también, el secretario de su hermana y su esposo, Sven.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora