CAPITULO 7

61 19 1
                                    

"Querida madre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Querida madre...

Ha pasado más de un año desde que me marche de vuestro lado, os echo realmente de menos, aún conservó vuestra foto, cuando me encuentro mal os hablo, esperando que me respondáis. Os amo a las dos, me hubiera gustado celebrar con vosotras el año nuevo a la llegada del nuevo sobrino. ¿Mi hermana está bien? Debió ser duro tener a un bebé, rece por ella todas las noches para que viniera sano, estoy esperando conocerlo algún día. En la próxima carta podríais enviarme una foto del bebé, por favor, quiero verlo todas las noches antes de dormir.

¿Cómo está mi hermano? Sigue enfadado conmigo, decirle que no me fui por ser el mayor o quitarle el puesto, él es fuerte y muy inteligente. No me pude despedir de él aquel día, fue tan rápido que no pude hablar con ninguno de vosotros. Pero no os olvido.

Mamá ¿Estás bien? No discutas siempre con madre, ella te quiere mucho, aunque sea dura de mollera, como le dices a veces, recuerda que escondí una pequeña radio en mi habitación para que escuchéis las noticias.

Madre, deja de provocar a mamá, sé que te gusta hacerla rabiar, para ver sus reacciones, pero no lo hagas muy seguido o la amenaza de separaros se cumplirá y no podría soportar la idea.

Mis mellizas favoritas ¿Están bien? Siguen tan unidas como siempre ¿verdad? No había día que no quisieran hacer alguna travesura, aún recuerdo lo que lloraron cuando se enteraron de que me iba. Pero su hermano mayor siempre estará a su lado, protegiéndolas, como cuando eran pequeñas.

Bueno, madres, me tengo que despedir, no me dejan estar mucho tiempo escribiendo.

Os quiero, a mis hermanos y mi sobrino también los quiero mucho.

Vuestro hijo mayor, el soldado Johann Simons."

Doblo la carta de manera casi perfecta, para ponerla dentro del sobre, desde que se había ido de Econa, no había tenido la posibilidad de enviarles nada, quería darles esperanzas, seguía con vida, eso era lo importante, aunque aún no le habían enviado a una misión importante. Johann sentía la necesidad de decirles que todo iba bien.

Sus compañeros dormían en sus camas, agotados, Ancel había incrementado los entrenamientos en pocos días, y apenas podían respirar sin tener a su querido capitán pegado en la nuca. Johann tenía miedo de que se le apareciera ahora y le gritará "Veinte flexiones", hacía tiempo que no sentía sus brazos y piernas. Caminaba flotando por el suelo, pero estaba feliz de su avance, aunque no era mucho, ese gruñón ya no le gritaba como un loco. Incluso dejo de insultar a Jaziel de eso modo, aunque de vez en cuando lo llamaba "alcornoque".

Apago la vela con sus dedos y guardo la carta debajo de su almohada, a la mañana siguiente después del primer calentamiento, iría a la planta principal para enviar la carta, había conseguido unas pocas monedas que le vendría muy bien a su familia. Johann pensó en sus rostro cuando recibieran noticias sobre él, seguramente su mamá montaría una fiesta y su madre, aunque siempre se hacía la dura lloraría un poco. El dinero era muy necesario en Econa, y las monedas de Ylesa valían casi el doble que las de allí, con suerte podrían arreglar algún desperfecto que hubiera en casa.

Amor en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora