22- Confrontarla (KTH)

145 40 15
                                    

Segunda actualización del día.

Cambié mi vuelo apenas llegué al aeropuerto, debía esperar dos horas para abordar el vuelo y a pesar de los llamados de mis padres no me detuve cuando salía de casa.

Debía confrontarla lo antes posible.

Debía hacerle saber que lo sabía.

Mordía mis uñas ignorando el dolor en mi labio y cuando mi vuelo fue llamado para abordar me puse de pie con mi mochila y subí al avión.

Pedí una pastilla relajante para lograr dormir en el vuelo, mi cabeza no dejaba de doler.

...

Cuando desperté lo hice porque una de las sobrecargo tocaba mi hombro para despertarme, agradecí y tomé mi mochila para bajar del avión.

A paso rápido me dirigí al estacionamiento donde dejé mi camioneta y emprendí camino hacia el hotel.

Recordé que no tenía cómo llamarla, pues no sabía su número de memoria y mi teléfono estaba destrozado, y por la hora sabía que no estaba en su cuarto de hotel sino en el campamento.

Fui a mi cuarto y me coloqué el uniforme, no podía pasar todo el día encerrado esperando para confrontarla, acabaría enloqueciendo y de eso estaba claro.

Así que decidí ir al trabajo y vaya sorpresa me encontré.

Al parecer el ladrón que había estado buscando decidió que era buen momento para sacar armamento que estoy seguro no se debía mover hasta dentro de 15 días, porque veía como un vehículo no militar era cargado en la parte trasera del depósito.

Si así era, eso significaba que sospechaban de mí, quizás mi identidad no es del todo secreta. Porque de qué otra manera especiarían a que no estuviera para hacerlo.

Resulta que todo el equipo estaba involucrado, había llamado a la policía militar para que me ayudara con los arrestos y acabamos apresando a todos, algunos se veían arrepentidos como si de esa manera se librarían de los cargos y otros mostraban enojo y soberbia.

Cuando al fin terminamos de organizar las pruebas llamé al consejo administrativo informando de la captura, y dando así por cerrado el caso.

-Puede regresar Consejal- habló uno de ellos a través de la pantalla del computador.

-Regresaré en un mes- dije sin más.

Debía hablar con ella y sanar

Eso lo tenía claro, no me concentraría comandando un submarino en las aguas del Pacífico mientras tengo la cabeza hecha un desastre.

Debía largarme también.

Llegué al hotel luego del anochecer y me dirigí directamente a su piso y cuarto de hotel.

Solo dos toques fueron necesarios para que esta abriera -¿Que haces aquí?- la vi pronunciar por lo bajo con obvio nerviosismo, quizás mi hermano llegó antes o puede que no seamos los únicos dos idiotas a los que engaña. Luego notó mi rostro al parecer -¿Que te pasó?- preguntó con horror.

-Trabajo- le resté importancia-Hablemos, déjame pasar- negó -¿No a hablar o no a pasar?

-Vamos a tu cuarto, mi hermana está aquí- llevé mi vista a otro lado evitando dejar salir mi enojo. -¡Unnie saldré un momento!- vociferó para luego tomar su calzado, quizás estoy paranoico.

Esta salió poco después y nos adentramos en el ascensor en silencio, entonces en ese momento recordé que ni siquiera sabía cómo la confrontaría o si en verdad era necesario hacerlo.

Quizás despedirme sea lo ideal

Dejar el camino libre para que haga lo que quiera con quien quiera.

Cuando la puerta de mi habitación fue abierta esta giró sobre sus talones y se ancló a mi cuello para abrazarme con apego. -¿Cuando llegaste?, me preocupé cuando no me respondías los mensajes y llamadas.

Parecía verdaderamente preocupada, o fingía bastante bien.

No respondí, en cambio tomé su boca con la mía en un beso tan hambriento y necesitado como nunca antes había tenido la necesidad de darle.

Mis manos fueron a su vestido y lo saqué por su cabeza mientras las suyas estaban en mi cuello. -¿Tanto me extrañaste?

No respondí, dolía. Dolía no verla más, dolía saber que esta sería la última vez.

Tomé la piel de su cuello y me vi en la necesidad de marcarla, todo el quedó amoratado con las marcas en mis dientes y labios, sus hombros, sus pechos.

La cerní contra la cama sobre su pecho y deslicé lo que restaba de mi ropa antes de adentrarme en su interior, la veía retorcerse por la presión que ejercía mi cuerpo contra el suyo, de mi mano contra su nuca apresándola con paso nimia.

Cuando acabamos salí de su interior como si quemara y si soy sincero, mi pecho lo hacía, ardía por esto. -No regreses más aquí- dije poniéndome de pie para adentrarme al baño y deshacerme de su olor.

-¿De que estás hablando Daniel?

-Ya lo se todo, lárgate. No quiero verte más,- dolía -Obtuve lo que quería.- dije eso último con enojo y con la única intención de herirla como ella hizo conmigo y el hecho de que no respondiera y que su silencio me permitiera entrar a mi cuarto de baño para luego escuchar la puerta ser cerrada me dejó claro que era cierto.

La había dejado

Le había dejado el camino libre para que hiciera lo que quiera con el, pero ¿porque dolía de esa manera?

¿Porque sentía en mi pecho un ardor tan insoportable que deseaba arrancarlo de mi cuerpo?

¿Porque incrementó cuando se fue?

¿Confrontarla? ¡Si claro!

Huir más bien




.

Solo Mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora