Capítulo 16

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-¿Buscas algo?- la ví negar. -Dime, así puedo ayudarte.

-NO, no está bien.- miraba alrededor buscando donde se le había caído su juguete. Supongo que quiere usarlo.

-¿No buscaras esto o si?- lo tomé de detrás del cojín y su rostro se tornó aún más rojo.

-¡¿Porque tomas mis cosas?!, ¡fisgón!- chilló con molestia para tender su mano en petición del artículo.

-No creí que te iba lo anal, me habrías dicho y experimentábamos juntos- leía el contenido de la caja. -¿Porque morado?

-No experimentaremos nada, terminaste conmigo- la escuché decir con molestia para luego acercarse para arrebatarlo de mi, cosa que no consiguió pues lo hice a un lado.

-Tu solo recuerdas el día en que regresé de mi viaje. Pero no cuando estuvimos juntos luego de eso.

-Dámelo- negué -No entiendo porque traer esto a colación justo ahora.

-Te pedí elegirme, y te aseguré me quedaría. Pedí que me amaras solo a mi y yo lucharía por ti y te fuiste diciendo que era mejor no volvernos a ver.

-Ya habías terminado conmigo. No puedes culparme por eso.

-Por un malentendido

-Uno por el que me culpaste.

-Y lo lamento, lo he lamentado por más de un año.

-Me alegra- esta se acercó y tomó la caja entre sus manos para arrebatarla pero no la solté. -Suelta.

-No hasta que me digas si ya no me amas

-No te amo

-Creo que deberías mirarme a los ojos para eso- haló aún más la caja y trató de alejarse con ella más no se lo permití.

Acabé tomando su cintura con mi brazo y esta cayó sentada sobre mi. -Suéltame- parecia más bien un gemido.

-¿Para qué quieres eso si no es lo mismo? Yo puedo hacer más que el- alegué -Puedes usar mi cuerpo.- negó -Úsalo todo lo que necesites

-No me acostaré contigo, no insistas más.

-Sofia

-¿Que? ¿Alguna de tus fulanas no atendió a tu llamado?

-¡Pero que estupideces dices Sofia!

-Qué he notado cuando sales en las noches a verte con ellas, no nací ayer- suspiré

-Trabajo Sofia, tomé una licencia pero una así suelo hacer reconocimiento, lo hago en las noches para cuidar de nuestra hija.- la vi negar con incomodidad cuando me acerqué a su boca, la alejó de mi. Su cuello cual había quedado al descubierto fue tomado por mis labios, dejé una corta lamida en él y luego un sonoro beso cual fue seguido de varios más. -Quieres esto, no te resistas más.- volví a dejar otro beso, moría por abarcar sus pechos. Morderlos, chuparlos, consumirlos.

Sus piernas cual estaban a cada lado de las mías se apretaron cuando mis besos descendieron.

Sus manos tomando mi camiseta fueron mi luz verde para esto, no le preguntaría a ella. Sabía que diría que no, era mejor hacerlo con su cuerpo, este si reacciona a mi. La ayudé a despojarme de mi camiseta y apreció mi torso desnudo para luego morderse el labio con morbo.

Tomé el lazo de su bata pero tomó mis manos para alejarlas, negó. Su boca tomó la mía con hambre y me hizo abandonas mi acción.

El deseo de ambos era palpable, estaba duro y deseoso por sentirla sin nada cubriéndonos. Deslicé mis manos por sus muslos y toqué la piel de su trasero, amasé y apreté para acercarla y frotarla contra mi dura erección haciéndola gemir por lo alto.

Sus manos fueron a nuestra unión y la sentí levantarse un poco para posicionarse, sus boca no abandonaba la mía.

Sentí su mano en mi hombría al descubierto y se sentó sobre esta poco después.

Aún llevaba su ropa interior y la fricción era un más deliciosa pero quería ver lo que ahora solo se me restregaba.

Volví mis manos a su bata pero las apartó nuevamente no dejándome terminar mi labor. Quedando esta aún sobre su hombro izquierdo mientras el derecho caía por su brazo.

-Quiero verte.

-No lo harás- dijo severa sin detener sus movimientos. Llevé mis manos a sus pechos y las apartó, lo mismo con su cintura. Necesitaba tocarla y no lo permitía. -Aquí- llevó mis manos a su trasero y apreté con ganas guiando sus movimientos.

Volvió a acercar su boca a la mía para besarme pero no hizo más que gemir sobre esta.

Lloriqueaba de deseo y eso me encendió aún más. Saltaba sobre mí con fuerza buscando su liberación y me sentí palpitar en su interior.

-No termines dentro- me había golpeado el rostro con su mano abierta, no la recordaba tan agresiva -No te atrevas a hacerlo- dijo mordiendo mi labio con ganas, lo sentí al punto de quiebre.

Sus saltos quedaron en el olvido a la vez que su interior me aprisionaba con su calidez y estrechez.

Sus manos abrazaban mi cuello buscando sosiego por su orgasmo y cuando me sentí acabar salí de ella y lo hice sobre mi mano.

Sus ojos aún estaban cerrados mientras nivelaba su respiración, tomé mi camiseta y limpie el desastre en mi mano, sentí mi torso húmedo y pensé que era mi sudor pero no era así.

Su blusón desbordaba la leche de sus pechos y nos tocaba a ambos. El líquido blanquecino de pronto me parecía aún más atractivo que esos duros pezones escondidos abajo la tela y llevé mi lengua para probarla.

Se alejó de mí con rapidez y se disculpó por el desastre pero antes de darme cuenta ya se había encaminado hacia su cuarto.

Nunca fui un hombre de fetiches pero justo ahora, sus pechos llenos se habían convertido en el primero de ellos.

Deseo ser montado por ella mientras el cálido líquido cae en mi pecho por sus movimientos.

¡Mierda. Que enfermo es esto!








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