Capítulo 5

136 44 24
                                    


La ida al médico fue un cuento. A pesar de no vomitar apenas despertaba aún así esa sensación de náuseas me acompañó todo el camino a donde desayunaríamos.

Pedí un jugo, uno que estaba delicioso pero con cada sorbo me había vomitar, a la tercera vez y cuando las náuseas llegaron tan rápido que no alcancé más que tomar un pequeño bote de basura a mi lado y verterme en el, quien me acompañaba comprendió que quizás a mi me gustaba el jugo. Pero a Cosa no.

Será igual de consentido que el papá

Llegamos al fin al médico y era una de las clínicas más caras del país, no me extraña, estos días he notado que al Comisionado le encanta lo caro.

El chequeo fue detallado, cambiaron las 3 pastillas que hasta ahora tomaba por solo una y yo estaba más que feliz. Nos entregó tres pequeñas fotos del ultrasonido que me obligué a no ver en pantalla, me conozco. Se que si lo veo haré una locura sin pensar. De mucho no sirvió pues mientras caminábamos lo vi entre sus manos, era una cosita muy pequeña.

Luego mientras subía les tomé una foto para Sofía.

-Iremos a mi lugar de trabajo. También conocerás el tuyo.- eso me hizo feliz.

-¿Ya consiguió algo para mi?- asintió-Gracias

Era trabajo de oficina pero al menos estaré ocupada mientras mi barriga crece en demasía.

Llegamos a la central, la verdadera central en Seúl, llena de altos mando, un uniformado en la puerta cual saludó apenas entramos.

Alcanzamos el piso 30 y apenas bajamos nos encontramos con un grupo de oficiales que saludaron de igual manera. Continué caminando mientras lo seguía y divisé que nos dirigíamos a un puerta en específico. Delante de ella en un pequeño escritorio estaba sentada una rubia teñida de largos cabellos, gruesos labios rojos y maquillados en gloss y que al ponerse de pie noté la apretada y pequeña falda que la cubría, la camisa parecía querer ceder ante los operados senos y parecía no llevar sostén, acababa de ver sus pezones.

Apenas nos vió sonrió coqueta hacia quien me acompañaba y lo entendí, era uno de sus ligues, que idiota.

Que idiota fui al pensar que sería lindo estar con él cuando cada mujer en la sala en la que entre pudo haber tenido una historia con él o al menos una amiga suya.

-Comisionado Kim, un placer tenerlo con nosotros nuevamente.- acariciaba las palabras entre sus labios con coquetería y hacia un intento de saludo que más que salirle hacia mirarla por el cantoneo de su cuerpo, y eso quería.

-Buenos días- lo escuché carraspear. -Ella es Kim, cumplirá las funciones de mi asistente personal dos días a la semana así que trabajarán de la mano.- Lo mire con una ceja alzada.

-Ohh, pero yo hago de su asistente también.- parecia una niña pequeña dispuesta a hacer berrinche, este no respondió más bien colocó su mano en mi espalda baja y me alentó de esa manera a caminar hasta la enorme puerta.

-¿Asistente? Creí que haría un trabajo de verdad- pronuncié con toda la mala gana que me generó la escena anterior frente a la estupida rubia.

-Lo harás, no subestimes el trabajo. Entregaras documentos y te mantendrás en movimiento, eso es bueno.- bufé -Mañana antes de venir iremos al gimnasio de arriba para entrenar, contraté un instructor que preparó ejercicios que puedes hacer en tu condición.

-No diga condición, hasta parezco enferma.

-Bueno, con el embarazo. ¿Te gusta más así?- negué

-Mejor condición- lo ví reír al idiota.

Picó su teléfono mientras me dedicaba a husmear por la habitación -BriHye ¿lo que te pedí?

-No lo sabe señor, dice que es algo de sumo secretismo- lo escuché bufar.

-Bien- y cerró el intercomunicador. -Vamos a una cita, hoy.

-¿No había dicho que las salidas eran por el bebé?- lo vi reír

-Eso nadie se lo cree.- sonrió, el idiota sonrió -Toma- me tendió una tarjeta. -Reserva para el almuerzo en ese lugar.

-¿Me cree su asistente?

-En efecto amor.

Luego de reusarse por los 5 minutos siguientes decidí llamar. Quería comer y que mejor que ir a un lindo lugar.

Reservé y sin mucho que hacer me senté en el sofá a mensajearme con mi hermana. Había renunciado a su antiguo trabajo en el periódico, no quiso decirme porque. Pero ahora tenía uno mejor. Me dijo que hacía trabajo de campo como quería, que le daban buenos proyectos, eso es bueno.

Pensé enviarle una foto del ultrasonido pero en cambio me quede admirándolo por unos minutos.

¿Seré capaz de alejarme de él?

¿Podría cuidarlo si me lo quedo?

Es decir, tendría que hacer demasiados cambios en mi vida para eso, dejar mi trabajo incluso si se me dificulta demasiado.

¿Como lo hacía mamá?

-Kim- levanté mi cabeza. -Llévale estos documentos a la secretaria y pídele sacar 3 copias de cada uno.- me puse de pie y los tomé -Regresa de inmediato

Dan ganas de golpearlo. -Mandón

-Te encantan las posiciones que te mando.- reí para mis adentros no permitiéndole ver que me había causado gracia.

Aún seguía molesta con él por ser tan idiota y también tenía un absurdo rechazo a su persona. Digo absurdo porque a la vez que solo verlo me hacía enojar también estaba el hecho de desear montarlo a cada minuto del día.

-El comisionado pide por favor que saques 3 copias de cada uno- le tendía el documento.

-La copiadora está al final del piso. Da para algo- me miró de arriba a abajo, de mala manera, en efecto, tiene cara de perra y es una perra.

-Si es cierto, debería ser tan eficiente como tu- señalé como se limaba las uñas. -Para hoy- dejé caer los documentos con fuerza sobre su escritorio y volví mis pasos.

Ahora estaba verdaderamente molesta, poco después de mí entró a la sala, su voz chillona se escuchó por todo el lugar.

-Señor, ¿a quien exactamente le pidió las copias?

-A ti- seguía firmando y esta no se movió -¿Alguna duda?

-Es que estoy haciendo algo y ella está sentada- me señaló, entonces me crucé de piernas para jactarme -Ella puede hacerlo mientras me desocupo.- quería dar pena la idiota.

-Está embarazada- me señaló. -No puede sacar copias.- lo ví levantar la mirada -No cuestiones mis órdenes- y sin más la perra se marchó luego de mirarme echando humo por las orejas. -¿Que le dijiste?- me encojo de hombros.

-No le hice nada a tu perrita, deberías ponerle collar.




.

Solo Mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora