Capítulo 9

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Paredes, era lo único que veía cada día.

Hoy hacía mucho calor, el aire acondicionado parecía no hacer mucho por mi, el cielo oyó mis súplicas y al fin parecía refrescar fiera.

Así que me coloqué un vestido algo suelto, peiné mi ahora largo cabello y cuando estuve lista decidí salir, últimamente me sentía más bonita, me arreglaba solo para pasar el rato en casa y luego ponerme algo fresco cuando el calor podía más que yo.

Salí fuera y como parecía, refrescaba. Se sentía de maravilla, caminé por un rato, paseaba por los alrededores, descubrí un parque no muy lejos.

Cuando regresaba noté la puerta frente a la que debía entrar a un joven con su pareja, parecían celebrar por mudarse.

A medida que me acercaba estos se mostraron amables al saludar.

-Ohh que lindo. ¿Cuanto tienes?

-Poco más de tres meses

-Pronto sabrás el sexo entonces- habló la chica -Mi nombre es Mera, el es mi esposo Hoseok.

-Un gusto Kim, vivo en frente- señalé la puerta.

Se veían tan bien juntos, tan cariñosos y alegres que me dio algo de nostalgia.

-Ohh, tengo un pastel para ustedes, voy por el- antes de decir algo ya estaba adentrándose a su lugar.

-Lo siento, es algo enérgica. ¿Donde llevas tu control?- sonrió -Disculpa, soy doctor, en el hospital de Seúl, es mera curiosidad médica.

-Justo ahí, con Kang- asintió.

-Es un excelente médico, fue mi maestro- se señaló.

-¿Eres obstetra también?- negó

-Medico general, para eso debo conocer prácticamente de todo- asentí.

Mientras hablábamos noté el ascensor abrirse y de él salir el idiota que aún no me dignaba a mirar.

-El debe ser tu esposo- dijo quien me acompañaba y solo me dediqué a asentir.

-Kim- tendió su mano y el otro la tomó

-Hoseok, nuevo vecino- se señaló

Asintió y se adentró al departamento, hubo un silencio incómodo luego de eso que fue roto cuando su esposa regresó.

Agradecí y me despedí para entonces entrar, lo encontré en la cocina bebiendo un vaso de agua. -Saliste temprano- intenté conversación.

Me sentía muy mal últimamente, sola.

Mi hermana estaba lejos, solo hablamos por mensaje, cuando la llamo por cámara no alcanza a responder y no es hasta horas después que me escribe. Yoori está ocupada, ha estado ocupando el papel de un capitán aún siendo primer teniente y está llena de trabajo. Hablamos pero no es constante, y con respecto al hombre con que vivo no hemos estado muy bien últimamente.

Aveces el enojo puede más que yo, otras la incomodidad por lo qué pasó ese día y otras la tristeza, en todo caso lo evado.

Quedando así Dan-i, pero solo viene tres veces por semana y esta siempre de aqui para allá. También está Hannai quien me ayuda con los ejercicios pero ella solo viene dos veces por semana y siempre se va inmediatamente terminamos.

-Tíralo, no puedes comer dulce.

-No lo voy a tirar, fue muy linda al regalármelo. No la voy a ofender.

-¿Linda?- suspiré

-La vecina nueva, con quien conversaba es su esposo- pasé por su lado y tomé un cuchillo para cortar un trozo.

-Solo un poco- puse los ojos en blanco, me daban ganas de comerlo todo solo para joderlo.

-Estás muy bonita ¿saliste?

-Me aburrí

-Debiste decirme, podríamos haber ido juntos. Podemos ir mañana.

-De hecho...- dudé en decirle, pero es mejor que lo sepa ya -Mañana pensé en buscar un lugar para mi.

-¿Por?

-Debo mudarme, no puedo solo ir a un hotel cuando nazca el bebé.

-¿Te lo quedarás?- asentí. Lo quería, quería este bebé y aunque tenga que despedirme de mi carrera estoy segura que es la mejor decisión, todo comenzó con es primera ecografía que mire por horas. Me hizo imaginarme con él en brazos.

-No me mal entiéndase, podrá verlo. Dejaré que lo visite, es su padre- asintió

-¿Y yo? ¿Me alejarás definitivamente?

-Hace meses no estamos juntos.- mi ceño se frunció.

-No por decisión mía- suspiró -Se que fui un idiota y lo entiendo, pero además de estar presente en la vida de mi hijo quiero estar contigo- lo vi acercarse a mi. -Te amo, y no. No es por el bebé, creo que incluso me enamoré de ti cuando te vi tirar el día que llegué al campamento. Cuando derramaste revestimiento de chocolate sobre ambos.- parecía sufrir -Perdón- se acercó un poco más hasta quedar lo suficientemente cerca. -No he estado con nadie más desde que te conozco, lo juro. Ni siquiera puedo verlas sin compararlas contigo.

Su mano fue a mi mejilla y la acunó, besó mis labios de manera suave y calmada. Sus manos se sostuvieron de mi cuello para luego inclinar levemente su rostro y profundizar el beso, comencé a sentir calor, pero no el común. Era calor por el, por su cuerpo.

-Déjame hacerte feliz, complacerte- volvió a besarme y me dejé llevar.

Por primera vez desde que lo conocí cerré los ojos y me olvidé de todo lo demás, disfruté el momento y que al día siguiente suceda lo que debe suceder.

Mañana podíamos volver a ser dos extraños en camas diferentes pero hoy deseaba dejarme amar, amarlo a él.

Sentí cada toque, cada beso. Cada caricia con más intensidad, mi orgasmo fue aún más intenso, más gratificante, según yo más largo y delicioso. No se si fue por lo mucho que esperé por algo así o porque en efecto así fue, pero se sintió de maravilla.

-¿Está mal que quiera repetir?- dije contra sus labios con este aún en mi, en interior mientras mis piernas lo rodeaban.

Volvió a besarme.

-Te amo.





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