014.ᴀʙᴏᴜᴛ ᴛʀᴀᴠᴇʟɪɴɢ ɪɴ ᴘᴜᴍʙᴀ, ᴡᴇ ᴏɴʟʏ ʟᴀᴄᴋ ᴛɪᴍᴏɴ

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ꜱᴏʙʀᴇ ᴠɪᴀᴊᴀʀ ᴇɴ ᴘᴜᴍʙᴀ, ꜱᴏʟᴏ ɴᴏꜱ ꜰᴀʟᴛᴀ ᴛɪᴍÓɴ

ꜱᴏʙʀᴇ ᴠɪᴀᴊᴀʀ ᴇɴ ᴘᴜᴍʙᴀ, ꜱᴏʟᴏ ɴᴏꜱ ꜰᴀʟᴛᴀ ᴛɪᴍÓɴ

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GROVER CONSIGUIÓ A PUMBA COMO MEDIO DE TRANSPORTE, ahora solo nos faltaban Timón y Simba, y ya teníamos el trío Hakuna Matata.

Habíamos llegado ya al extremo del pueblo cuando aparecieron los dos primeros guerreros-esqueleto. Surgieron de los árboles que había a ambos lados del camino. En lugar del traje gris de camuflaje, ahora llevaban el uniforme azul de la policía estatal de Nuevo México, pero seguían teniendo piel gris transparente y ojos amarillos.

Desenfundaron sus pistolas. Reconozco que yo había pensado más de una vez que sería genial aprender a manejar una pistola, pero cambié de opinión en cuanto los guerreros-esqueleto me apuntaron con las suyas.

Thalia le dio unos golpecitos a su pulsera. La Égida se desplegó en espiral en su brazo, pero los guerreros no se arredraron. Sus relucientes ojos amarillos me taladraban.

Percy sacó a Contracorriente, aunque no sabía muy bien de qué iba a servir contra un par de pistolas.

El resto éramos arqueros muy bien preparados y apuntamos hacia ellos. Aunque la pobre Bianca tenía ciertos problemas porque Grover se había desmayado y apoyaba todo su peso en ella.

—Retrocedan—dijo Thalia.

Empezamos a hacerlo, pero entonces oí un crujido de ramas. Dos guerreros-esqueleto más aparecieron detrás. Estábamos rodeados.

Fue cuando apareció de la nada un gran jabalí y barrió a los tres esqueletos del camino con sus colmillos.

Era un jabalí salvaje de unos diez metros de altura, con un hocico rosado y lleno de mocos y colmillos del tamaño de una canoa. Tenía el lomo erizado y unos ojos enfurecidos.

Tenía una fuerza tan enorme que los mandó por encima de los árboles y rodaron ladera abajo hasta hacerse pedazos, dejando un reguero de huesos retorcidos.

Luego el cerdo se volvió hacia nosotros.

Thalia alzó su lanza, pero Grover dio un grito.

—¡No lo mates!

El jabalí gruñó y arañó el suelo, dispuesto a embestir.

—Es el Jabalí de Erimanto —dijo Zoë, tratando de conservar la calma—. No creo que podamos matarlo.

—Es un regalo —dijo Grover—. Una bendición del Salvaje.

—Llevas repitiendo lo mismo desde hace media hora —mencioné—. Me gustaría más una manera de deshacernos de él.

ʟᴏꜱ ᴄᴀᴘʀɪᴄʜᴏꜱ ᴅᴇʟ ꜱᴏʟ || 𝗔𝗽𝗼𝗹𝗼 #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora