022.ᴀʙᴏᴜᴛ ꜰᴀᴍɪʟʏ ʀᴇᴜɴɪᴏɴꜱ ᴛʜᴀᴛ ɪᴛ ɪꜱ ʙᴇᴛᴛᴇʀ ɴᴏᴛ ᴛᴏ ʜᴀᴠᴇ

3.7K 566 31
                                    

╔╦══• •✠•❀ - ❀•✠ • •══╦╗

ꜱᴏʙʀᴇ ʀᴇᴜɴɪᴏɴᴇꜱ ꜰᴀᴍɪʟɪᴀʀᴇꜱ Qᴜᴇ ᴇꜱ ᴍᴇᴊᴏʀ ɴᴏ ᴛᴇɴᴇʀ

ꜱᴏʙʀᴇ ʀᴇᴜɴɪᴏɴᴇꜱ ꜰᴀᴍɪʟɪᴀʀᴇꜱ Qᴜᴇ ᴇꜱ ᴍᴇᴊᴏʀ ɴᴏ ᴛᴇɴᴇʀ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

╚╩══• •✠•❀ - ❀•✠ • •══╩╝

DE NO SER POR EL ENORME DRAGÓN, aquel jardín habría sido el lugar más hermoso que había visto en mi vida.

La hierba brillaba a la luz plateada del anochecer y las flores eran de colores tan intensos que casi relucían en la oscuridad. Unos escalones de mármol negro pulido ascendían a uno y otro lado de un manzano de diez pisos de alto. Cada rama cargada de manzanas doradas.

Me faltan palabras para explicar por qué resultaban tan fascinantes. Nada más oler su fragancia, tuve la seguridad de que un mordisco de aquellas manzanas habría de resultar lo más delicioso que pudiese probar jamás.

—Las manzanas de la inmortalidad —dijo Thalia—. El regalo de boda de Zeus a Hera.

—Míralo no más a Don Rayitos —murmuré fascinada—, ese sí que es un regalito.

—¿Te gustan ese tipo de cosas? —cuestionó Michael confundido.

—Pues que te regalen manzanas de oro que dan inmortalidad... —Respondí encogiéndome de hombros—. Aunque no sirve de nada tremendo regalo, si el tipo te mete los cachos con todo lo que se mueve, para eso mejor que regale su lealtad eterna y que de verdad lo cumpla.

Decidí dejar de andar mirando las manzanitas y mirar el cuadro completo, principalmente porque debajo del árbol había un dragón.

Su cuerpo de serpiente tenía el grosor de un cohete y lanzaba destellos con sus escamas cobrizas. Tenía más cabezas de las que yo era capaz de contar. Más o menos, como si se hubieran fusionado cien pitones mortíferas.

Parecía dormido. Las cabezas reposaban sobre la hierba enroscadas en un amasijo con aspecto de espagueti.

Entonces las sombras que teníamos delante empezaron a agitarse. Se oía un canto bello y misterioso: como voces surgidas del fondo de un pozo.

Por un segundo estuve tentada a aparecer mi arco, pero la mano de Michael seguía sosteniendo mi muñeca.

Cuatro figuras temblaron en el aire y cobraron consistencia: cuatro jóvenes que se parecían mucho a Zoë, todas con túnicas griegas blancas. Tenían piel de caramelo. El pelo, negro y sedoso, les caía suelto sobre los hombros.

Ya sabía que Zoë era guapísima, eso saltaba a la vista. Pero ver a sus hermanas todas juntas, notando la esencia divina y belleza eterna propia, no la obtenida de la bendición de Artemisa, sino la misma de su verdadero origen, era una verdadera maravilla.

A ver, sí. Me gustan mucho los chicos. Pero no voy a andar negando que las mujeres son preciosas, todas lo somos y que me caiga mal una, no va a dejar de ser una preciosidad. Una cosa no quita la otra.

ʟᴏꜱ ᴄᴀᴘʀɪᴄʜᴏꜱ ᴅᴇʟ ꜱᴏʟ || 𝗔𝗽𝗼𝗹𝗼 #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora