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Sonrió cayendo de rodillas, miró su mano ensangrentada, su herida ahora no era nada

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Sonrió cayendo de rodillas, miró su mano ensangrentada, su herida ahora no era nada. – Si, gracias por esto. – Exclamó respirando con profundidad. – En un futuro cobraré esto. – Mascullo con enojo mientras señalaba su abdomen.

Sin esperar algo más, desapareció. Dejando a un Sannin confundido, pero rápidamente dándose cuenta que había pasado. No tenía mucho tiempo para que su cuerpo empezara a sentir los efectos del veneno y tenía que darse prisa para llegar con Hidan y salir de ahí.

Apareció lo más alejado del hombre serpiente y lo más cercano a su compañero, seguro que ya había algunos ninjas fuertes de Konoha.

Suspiro deteniéndose en una rama, tenía que tapar esa herida o podría ser blanco fácil si lo veían así. Quitándose la capa hizo un nudo en su abdomen, de un sello hizo aparecer otra nueva y la cómodo a su cuerpo, quizás ahora podría pasar desapercibido con esa herida o por lo menos ella.

Siguió saltando sobre las ramas, llevando un ritmo constante.

Su mirada se oscureció e instintivamente llevó una mano a su bolsillo derecho, tenía el anillo, pero dudaba llevarlo con Pain. No sabía exactamente qué haría con él. Solo... Solo no quería más problemas de los cuales él tendría que ver cómo muchas personas morían. Quería que ese ciclo de odio y maldición que rodeaba al mundo desapareciera, pero eso no se haría solo, siempre había un bueno o un malo en busca de esa meta.

Y él era el malo.

Su historia, su vida, su carrera. Todo había tomado un rumbo diferente. Tuvo que dejar su vida atrás y empezar una nueva. Entrenar desde cero y empezar a ser otra persona. Caminar a la deriva, en medio de la soledad. Con una sola llama que iluminará su oscuro camino. Cargando un peso que no le correspondía, o no que él sintiera. Por qué, para Naruto, él no tendría que llevar todos esos problemas sobre sus hombros. Esa carga no era de él, se negaba a aceptarla.

Se detuvo en una rama, donde se agarró para evitar caer. En su rostro se formó una mueca, quizás la herida no era tan grave o no para él, pero el veneno estaba empezando a esparcirse y no había chakra rojizo que lo curara. Además, a unos metros se encontraba Hidan, en aprietos por lo poco que podía ver.

Suspiro retomando su camino, en el proceso sacando su espada. Ahora, aunque quisiera, no podía utilizar dos.

Apareció detrás de Hidan, dándole con el mango de la espada a un ninja, pasó la espada por arriba del oji-violeta y cortó el abdomen de otro.

HIDAN: - Hasta que por fin apareces. – Murmuró parándose recto, mirando los ojos opacos de Naruto. - ¿Cómo te fue? – Preguntó apartándose a un lado de él.

: - Por órdenes de Konoha ustedes dos no pueden salir del territorio del fuego, ambos son buscados por la ley y serán juzgados por la aldea, en especial tú, Naruto. – Una voz se alzó sobre todas.

Namikaze-Uzumaki NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora