🔹Pain y el anillo🔹

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ITACHI: - No huyas. – Exclamó.

NARUTO: - Yo no lo hago, pero esto no es una batalla justa. ¿O tú lo crees? – Detuvo sus movimientos y miró seriamente al mayor. – Tu quieres llevarme de vuelta a Konoha, yo deje de verla como un hogar hace mucho, Itachi. De la única forma en que me llevarías es muerto, esta rajadura que posee mi bandana – Señaló su bandana, donde se evidenciaban sus palabras. - es una muestra que yo no pertenezco a ella y nunca lo hice. Tengo un objetivo y pienso cumplirlo, aun si eso me cueste más de lo que estoy dispuesto a dar. – Proclamó desapareciendo en un Shunshin.

Sus cadenas rodearon a Hidan y a él mismo, no tenía ya más fuerzas para decir que podía seguir de pie, tenían que salir de ahí ahora o nunca saldrían de ahí.

FUGAKU: - Naruto. – Murmuró mirando al más joven, su piel estaba llena de moretones y sus ojos ya no portaban ese brillo que siempre lo había caracterizado, ahora era como ver una versión oculta del propio Naruto.

El mencionado solo lo miro, el hombre tenía esa pequeña espina de culpa integrada en él.

NARUTO: - Vámonos. – Murmuró tomando el hombro de Hidan, de algún modo le servía de soporte, no podía hacer algún movimiento sospechoso o todos de algún modo buscarían la manera de detenerlos.

Sus cadenas empezaron a formar una esfera y pequeñas púas empezaron a brotar de ellas.

HIDAN: - ¿Qué haces? – Pregunto mirando a su alrededor.

NARUTO: - Las cadenas nos darán un pequeño tiempo para irnos, solo lo suficiente como para que los Uchiha's no nos rastreen, el Sharingan es molesto a veces. – Músico solo audible para el Jashinista.

Utilizó Shunshin y desaparecieron de ese lugar, donde no pudo mantener el equilibrio y cayó de bruces al suelo. Sentía como su cuerpo temblaba y el chakra estaba tratando de eliminar el veneno, sus manos sudaban y sentía como el color abandonaba su cuerpo.

HIDAN: - ¡Mierda! ¿Qué te pasa? – Preguntó agachándose a la altura del rubio.

NARUTO: - Veneno... - Murmuró pasando su mano sobre su cabello. Lentamente destapó su abdomen, donde su capa estaba llena de sangre y empezaba a gotear. – Debemos irnos o nos encontraran. – Aviso parándose.

(...)

Naruto suspiró aliviado desde encima del ave que Deidara había construido, solo pudieron descansar un par de horas, antes de que el rubio mayor llegará por ellos. Con lo poco que sabía de medicina había contrarrestado el veneno. Hidan iba a un lado de él con las demás plantas curativas que había salido a recolectar, todo después de esconderse en un pequeño pueblo.

Namikaze-Uzumaki NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora