Namikaze-Uzumaki Naruto

🔹Un dúo al rescate🔹

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Temari esperaba darle algún golpe certero y que pudiera lastimarlo, por las aldeas se había dispersado el rumor que Uzumaki Naruto estaba muerto luego de enfrentarse a uno de los líderes de la organización a la que pertenecía, pero todo creían que era una estrategia para el beneficio de ellos. Sonrió al ver que tan confiado parecía y no daba signos de atacar.

HIDAN: - ¡Un sacrificio para Jashin-sama! - Exclamó al ver como Kisame detenía el abanico de la chica, se rió al ver el estupor en ella.

Naruto los cubrió del potente aire que se generó al chocar ambas armas. - ¿Cómo lograron encontrarme? - Cuestionó desinteresado por la presencia de la rubia.

Temari observó incrédula a los tres, habían entrado a una plática como si su presencia no valía nada, frunció su ceño molesta. - ¡Todavía estoy aquí! - Dijo.

Naruto se colocó en una pose aun más desinteresada y aburrida, chasqueo sus dedos levantando una ceja. Intercambio miradas entre sus compañeros.

NARUTO: - El que pueda ganarle estoy dispuesto a recompensar. - Musito con diversión.

Hidan se rió con fuerza, de un sello que Naruto le había colocado en el dorso de su mano sacó su guadaña; esperó pacientemente antes de lanzarse a ella. Kisame copió la acción de su compañero.

Temari esquivó los ataques de ambos, empezó repeler los ataques de ambas armas que observaba estaban filosas.

El Uzumaki lo empezó a observar con interés, entreteniéndose del combate que se estaba dando. Dejaré que sus compañeros jugaran con ella, después de todo, tenía que quitársela de encima.

(...)

HIDAN: - Últimas palabras. - Concedió, había atrapado a la chica en su ritual.

Naruto esperó pacientemente bajo la sombra de un árbol a sus compañeros, se entretuvo con aquella batalla; sin embargo, había esperado que los compañeros de la rubia pudieran dar con su localidad para ayudarla, pero se estaban tardando más de lo esperado. Observó el primer ataque del oji-violeta, Temari se retorció sobre el suelo. Entonces mandó sus cadenas a enrollarla y tomar su chakra hasta dejarla inconsciente, de todos modos aquella herida sería suficiente para dejar fuera de combate durante un tiempo.

KISAME: - Naruto. - advirtió al ver sus cadenas.

NARUTO: - Estamos perdiendo el tiempo. - Musito levantándose. - Hidan, déjala. - Ordenó mientras se levantaba del suelo.

HIDAN: - ¿Qué haces? - Cuestiono con el ceño fruncido.

El rubio no dijo nada, en cambio levantó sus hombros sin darle mucha importancia. Camino lentamente hasta la Kunoichi, la movió con su pie. - Está por debajo de nosotros. - Musito, empezó a liderar el camino; esperando que ambos hombres le siguieran. - Como lo dije, recompensaré la batalla. - Confirmo.

HIDAN: - ¿A quién? - Preguntó expectante.

NARUTO: - A ambos. - Se rió de la sorpresa haciendo mella en los ojos del inmortal.

(...)

Naruto había escuchado las noticias que recorren por todas las aldeas, desde que Akatsuki ya tenía a otro Bijū y se estaba moviendo; aquello lo puso en alerta. Porque sabía que Tobi había podido encontrar al Sanbi y ahora estaba en sus manos.

Después había escuchado que desde Suna y luego las demás aldeas se decía sobre que todavía estaba vivo, la chica rubia y hermana del Kazekage había confirmado y que no había muerto como se había especulado.

También había escuchado como su hermano Menma había recibido un entrenamiento de tres años por parte del Sabio Sapo, aquello le resto importancia.

Suspiro mientras se acomodaba en aquella copa del árbol, estiro su mano y dejo que el cuervo se posara en su brazo; lo acaricio y le miro directo a aquellos ojos negros. El cuervo ladeo su cabeza antes de picotear en su cabeza y luego agitó sus alas para emprender vuelo.

Kisame y Hidan habían ido por provisiones, había escuchado como habían abandonado la organización por tal de buscarlo, se burló de ellos por hacer eso. Pero realmente le había gustado ese gesto. Hace un mes que ellos estaban con él y durante ese tiempo habían tenido pequeñas batallas y estaba seguro de decir que podían darle batalla a varios Jōnin de alto nivel.

Su cuerpo había estado sanando, lo había estado tomando con calma aunque le costará mantenerse quieto y dejar que las heridas se curaran; sin embargo, sabía que para que sanara al cien por ciento, tendría que tener más meses de reposo. Pero el tiempo era algo que no tenía.

Masajeo su cuello antes de saltar y empezar a caer, el aire mecía sus cabello.

No sabía si era cosa del destino de que todavía no era su hora de irse de ese mundo o simplemente era suerte, pero no podía negar que era mejor eso a qué morir antes de ver por lo que había estado luchando durante hace mucho.

HIDAN: - Oye, Naruto. Llegamos. - Escucho el llamado de su compañero, así que empezó a caminar directo a la pequeña cabaña que habían construido.

Sabía que solo era cuestión de tiempo para que Akatsuki empezará a moverse realmente, sabía que algo grande se vendría próximamente. Lo presentía. Entonces para ese momento, estaría más que dispuesto a dar su vida por la paz por la que había estado sacrificando tanto.

Entonces sabía ya no importaría nada más, después de todo, cuando todo esté tranquilo y haya paz; él podrá descansar como siempre había querido.

Cuando todo terminara, el, Naruto; Namikaze-Uzumaki Naruto solo sería otro ser humano dentro de todos. Seguro que algunos todavía lo tacharían, siempre era así.

(...)

El cabello rubio se balanceaba mientras corría a través de las ramas de los árboles, apenas si dejaba un pequeño sonido de sus pasos al pasar.

Llevaba unos pantalones anbu negros y en conjunto con una camisa negra manga corta, arriba de su camisa un chaleco negro y tenia ambos brazos vendados.

NARUTO: - "¿Cuánto faltará?" - Se preguntó mentalmente, su ceño se frunció mientras trataba de ir más ligero, temía llegar tarde y solo encontrar el cuerpo muerto de Jiraiya. - ¿Por qué vino? El idiota solo vino a su muerte. - Maldijo internamente al Sabio sapo.

Naruto observó concentrado el camino, sentía que simplemente no podía dejar morir al hombre, por más que no quisiera perdonarlo. Sabía que habían personas a las que le iba a doler su muerte, no solo podía ver por su propio pensamiento.

Había llegado donde la lluvia empezaba, sabía que ahora solo faltaba ir hacia donde se estaba desarrollando la pelea y detenerla. Nuevamente empezó a saltar y sacar sus espadas, no podía saber cómo se encontraba el Sannin. 

Sabía que era una estupidez que Jiraiya haya llegado y solo, solo se estaba acercando a una muerte segura sin boleto de escape.

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