impresionan a cualquiera.

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Yoongi no sabía qué estaba haciendo allí, pero cuando quiso arrepentirse, su atención ya no estaba del todo clara. Perdió la cuenta exacta del número de vasos de cerveza que estaba tomando, pero creía que iba por el quinto.

Ese ambiente no le gustaba, por lo que debía de tener algo de alcohol en su sistema para al menos fingir que lo estaba disfrutando. Pero ahora lo único que quería hacer era rodar los ojos.

¿Por qué Jimin seguía coqueteando con otros si le gusta Taehyung? Resopló con molestia. Y luego tenía el descaro de quejarse de que él no hiciera ningún avance con Jungkook en todo este tiempo. Qué hipocresía.

Pero bueno, no puede esperar mucho de Jimin.

Incluso podía escuchar desde su sitio y con la música a todo volumen, la risa que soltaba cada vez que ese desconocido le susurraba cosas al oído mientras bailaban demasiado juntos. Yoongi no sabía qué era peor, verlo a él de ese modo o lo acaramelados que se ponían Taehyung y Jungkook en el otro extremo de la pista.

—¿Usted y ese chico rubio se conocen?

Un nuevo bartender se lo preguntó apenas se giró hacia él para pedir otro trago.

Yoongi frunció el entrecejo. Ese empleado lucía bastante mayor como para estar interesado en Jimin. Su postura se irguió enseguida.

—¿Por qué?

El bartender ignoró la forma en que se lo preguntó para inclinarse un poco hacia él.

—Se nota a lo lejos que ustedes son menores de edad, lo cual los convierte en presa fácil para cualquiera. —Este señaló de manera disimulada con su cabeza—. Ese hombre de ahí, es un universitario que jamás se le vuelve a ver con la misma persona. Y cuando se va por la parte trasera con su pareja de la noche, ya no regresa.

Yoongi no entiende a qué punto quiere llegar hasta que se fija en que Jimin está siendo llevado a un lado de la discoteca.

Oh, así que ese universitario lo había elegido a él por esa noche.

—¿Debería...?

Esa pregunta se quedó en el aire. Porque no estaba seguro de hacer lo primero que se le vino a su confusa mente.

—Sería lo más recomendable.

Aquel empleado lo miró de manera frontal. Como si a través de ese gesto lo estuviera obligando a ir tras él, al igual que su conciencia. Suspiró, levantándose de su asiento con cierta inestabilidad.

Yoongi tuvo que caminar más rápido si no quería perderles el rastro, aunque por los tragos que había tomado y el centellear de las luces, se perdió un poco en la dirección.

Afortunadamente, logró descifrar en dónde estaban cuando abrió una de las puertas traseras de la discoteca. Y fue justo a tiempo porque Jimin quería sacarse de encima al hombre que no paraba de tocarlo por todas partes.

—¡Te dije que no voy a ir a ningún lado! —le escupió casi en la cara.

—Vamos, solo es un rato, no-

—Ya te dijo que no quiere.

Esa frase los hizo voltear hacia él. Los ojos caramelos de Jimin parecieron brillar cuando lo vieron.

—¿Y tú eres...?

—No importa, suéltalo —le exigió Yoongi con el mismo tono de voz que utilizó antes.

Ese chico se aleja de Jimin, pero una carcajada resuena en su garganta.

—Y porque tú lo dices lo tengo que hacer, ¿eh?

Yoongi tensó su rostro. Listo para la confrontación.

—Así es. —Se acercó, colocándose al lado de Jimin—. Pero por esto también.

No era idiota, sus manos lo único que sabían hacer era tocar el piano, por lo que solo empleó toda la fuerza que pudo para empujarlo y tomar del brazo a Jimin para salir corriendo de allí.

Todo estuvo tan lleno de adrenalina que no sintieron cansancio hasta que se cruzaron con el primer parque de la zona, dejándose caer enseguida sobre el pasto con la respiración totalmente desenfrenada.

Cuando se recuperaron y se vieron a la cara, la risa fue inevitable en ambos.

—No sé si debería darte las gracias o seguir riéndome de ti —le dijo Jimin después de estirar su cuerpo y respirar suavemente. Al fin podía sentirse tranquilo.

Yoongi resopló, pero por primera vez, no fue por un disgusto real hacia él.

—Tampoco es que tú solo hubieses podido hacer mucho, ¿o sí?

—Es difícil cuando el tipo mide 20 centímetros más que yo —se defendió Jimin al instante.

—Pues podría decir lo mismo. —Yoongi le brindó una rápida mirada a sus cuerpos echados a la misma altura.

—Cierto. —Jimin se giró sobre el pasto, alzando su brazo derecho para recostar su cabeza en la palma de su mano. Con el alcohol en su organismo podía darse el lujo de ignorar a la vocecita dentro de su cabeza—. Hasta soy más alto que tú.

Yoongi soltó una risa irónica.

—Ya quisieras, Park.

—¡Es la verdad!

—No lo es —insistió.

—Siiii. —Jimin alargó graciosamente la última palabra al decirlo.

Yoongi se acercó a él, cerrando toda la distancia de sus cuerpos para poder medirlos a la par.

—¡No te estás poniendo bien! —se quejó Jimin al patear ligeramente su zapatilla, con sus mejillas rebosando en color. Esa voz sonaba cada vez más fuerte en su cabeza.

—Lo hago, pero tus zapatos tienen plataforma, no es justo que-

—¡Mis zapatos no tienen plataforma! —lo interrumpió, alejándose de nuevo. Sí, había sido demasiada cercanía para él.

—Claro que sí.

—Nooo.

—Siiiii. —Ahora quien hizo ese detalle al hablar fue Yoongi.

—¡Ya cállate!

Y no supo si el alcohol ya estaba surtiendo efecto, pero no pudo evitar sacar otra carcajada ante esa infantil insolencia, la cual Jimin también soltó, pero más baja, mientras llevaba su mirada al cielo. La luna que los acompañaba empezó a brillar sobre sus ojos caramelos y el suave sonido de su risa de pronto parecía adueñarse de todo el lugar.

Sí, el alcohol está siendo una completa mierda con Yoongi.

•••

No saben cuánto me relaja escribir esta historia. Tal vez por eso es que no paro de actualizarla jaja. Disfrútenlo por mientras.💜

Alianza Equivocada | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora