¿Acaso es mucho pedir?

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Para suerte de Jimin, toda esa incómoda situación fue cortada por la aparición del señor Jung en la habitación.

—Toma. —Este le ofrece unas sábanas limpias—. Sé que aún es de mañana, pero fue un largo viaje hasta aquí. Si quieres puedes descansar un rato. 

Aunque Hoseok no esperó alguna respuesta suya porque su atención ahora estaba en Yoongi sentado en la cama, frunciendo el ceño al instante. 

Todos en casa saben que Yoongi detesta todo lo relacionado con su madre, y por ende, a Jimin también. No se cansa de repetirlo en cada llamada. Sin embargo, ahí está, pasando tiempo con quien supuestamente odiaba con su vida. 

Oh, su Min Hanuel va a estar tan feliz al enterarse de que el duro corazón de su nieto finalmente se está ablandando.

—Señor Jung, ¿podría hablar un momento con usted?

Ese acercamiento de su parte a la mañana siguiente,  lo descolocó. No había hablado realmente con Yoongi desde que llegó porque no se separaba de su abuela ni por un instante. Se imaginó que así también sería el día de su regreso. 

Con Yoongi tocándole sus piezas de música favoritas, mientras Jimin recorría la granja a su lado.  Había descubierto que ese jovencito extrañamente sabía mucho del cuidado de los animales y del crecimiento de los frutos. 

—Todo está en los libros, señor Jung —le respondió justo cuando le hizo esa misma observación—. Aunque ni siquiera en la mejor enciclopedia puedes encontrar flores así de bellas. 

Sí, Park Jimin no parecía ser como Yoongi lo había descrito, para nada. 

—Claro, dime, muchacho. 

Hoseok cierra la puerta de la habitación de Hanuel detrás suyo porque había entrado para buscarle un abrigo debido a que esa mañana había amanecido con más frío que otros días.

—No es nada importante, solo… —Yoongi suspiró ligeramente, sin dejar de ver el abrigo de su abuela en sus manos—. Prométame que se contactará conmigo apenas mi abuela vuelva a recaer. Porque ella no me dirá nada, la conozco. 

Hoseok dio un largo respiro. Por supuesto que no lo hará, ya se siente suficiente carga para él como para preocuparlo de esa manera. No es que esté del todo de acuerdo con ese pensamiento, pero trata de no llevarle la contraria a su Hanuel.

—Tranquilo. —Pone su mano derecha sobre uno de sus hombros—. Esperemos que no vuelva a recaer. 

—Pero igual debemos estar atentos a cualquier cosa. —El cuerpo de Yoongi se siente tenso bajo su tacto—. Haré que Heesoo invierta más en los gastos del tratamiento. 

Aunque eso signifique aminorar los suyos propios. 

—Yoongi, sabes que eso no es necesario. —La voz de Hoseok se mantuvo firme hacia él—. Con lo que ganamos en la granja podemos cubrir esos gastos adicionales.

Pero por más que intentó razonar con él, nada funcionó para quitarle esa idea de la cabeza.

Porque Yoongi quería seguir sacrificándose por su abuela. 

•••

Jimin jamás hubiera imaginado que una casa en el campo podría parecerle así de pacífica. Con la naturaleza saludándote por todas partes y el sonido de los pájaros alegrándote a primera hora del día.

Ni tampoco que una mujer pudiera sonreír tanto pese al enorme dolor que estaba sintiendo por su enfermedad. Porque hasta él notaba los gestos que hacía al permanecer de pie durante largo rato por lo mucho que se esforzaba. 

Es que ella se rehusaba a sentarse mientras su nieto le tocaba el piano porque le gustaba pararse detrás suyo y pensar que todavía es un pequeño desde esa altura.

¿Así se habrá sentido su mamá con él? ¿Que no importaba el dolor que cargara encima con tal de verlo ser feliz? Aunque fuera egoísta el solo hecho de desearlo, le gustaba pensar que sí.

Porque eso significaba que, a pesar de todo, ella realmente lo amó alguna vez. 

Nunca nadie se lo hizo saber; su padre ni siquiera la nombra y no conoce a su familia materna, ya que al parecer ellos no estaban interesados en el producto de una aventura de verano. 

Así que solo se podía quedar en eso, en simples suposiciones. 

Jimin reprimió una amarga risa. Heesoo odiaría descubrir en todo lo que ha estado pensando en esos últimos días.

Y en quienes.

Pero cómo hacía para no pensar en Yoongi cuando lo tenía a su lado de nuevo, con la cabeza puesta sobre su hombro izquierdo porque se había quedado dormido entre las largas horas de viaje de retorno a Seúl esa noche, con su lenta respiración dando directo hacia la parte sensible de su propio cuello.

No, nadie podía juzgar a Jimin en ese momento.

•••

Y yo juraba que iba a hacer esta historia menos pesada, ja. Ilusa de mí.

Alianza Equivocada | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora