Ni bien Yoongi llegó a la granja, fue rodeado por el amor y la calidez de su abuela, no separándose de ella hasta que cayó la noche porque el invierno de Daegu te obligaba a refugiarte en tu cama desde que el cielo daba los primeros indicios de oscurecerse.
Aunque por ese día escogió refugiarse en la antigua cama de su padre.
Yoongi no podía dejar de mirar cada detalle de la habitación. Estar parado allí, rodeado de las cosas que más le gustaron en su juventud, se le hacía familiar, pero extraño a la vez. La esencia de su padre estaba impregnada por todos lados, a pesar de los años, pero seguía estando incompleta sin él.
Justo como él a veces se sentía.
—Es raro verte aquí.
Escuchar la voz de su abuela a lo lejos no le sorprende del todo.
Había una razón por la cual la habitación aún parece ser habitada por un adolescente. Hanuel se tomaba el tiempo de limpiarla y ordenarla como si tuviera la seguridad de que su hijo, su único hijo, en cualquier momento entraría por esa puerta de nuevo.
Yoongi sonríe con tristeza ante ese deseo compartido, girándose luego hacia ella.
—Tuve la curiosidad de entrar desde que Jimin estuvo aquí —le respondió.
Hanuel asintió lentamente, separándose del marco de la puerta para empezar a caminar directo hacia él.
—Hablando de Jimin, ¿cómo está? —le preguntó en tono afectuoso—. Tienes que agradecerle los regalos por nosotros.
Sin embargo, el sentimiento de pérdida que había invadido el cuerpo de Yoongi fue reemplazado al instante por unos incontrolables nervios acumulándose en la boca de su estómago.
—Lo haré. —Se aclaró sutilmente la garganta. Ahora solo bastaba que dijeran su nombre para ponerse así—. Abuela... justo quería hablar contigo.
Eso le llamó la atención a Hanuel. Su nieto no era alguien que se manejara de ese modo, ni por medio de rodeos ni vacilaciones, así que, fuera lo que fuera, debía ser algo importante para él.
—¿De qué quieres hablar, hijo mío?
Yoongi suspiró, dirigiéndose hacia la cama para después sentarse en esta y dar unas palmadas a su derecha.
—Ven aquí —le pidió a su abuela casi con timidez.
—Oh, sentados —observó ella con cierta gracia—. Esto será largo y tendido, ¿eh?
Con mucha suavidad e ignorando el dolor que le causaba estar de pie por mucho tiempo, Hanuel lo siguió y se ubicó en el mismo lugar que le había señalado, dejando el espacio suficiente entre ellos para que no se sienta muy presionado.
—Te escucho.
Yoongi aprieta sus manos a los costados de su cama, armándose de valor para poder hablar de manera adecuada. Normalmente, no le importaría lo que la gente pensara de él y de sus gustos, pero su abuela no era cualquier persona, ella lo había salvado, había puesto su vida en órbita. ¿Cómo podía apartarla de todo eso?
—Verás uhm... —Su voz se sentía temblorosa en su garganta, pero aún así decidió continuar—. Sabes que estamos en pleno siglo 21, lo que significa que el mundo está en constante cambio, la gente lo está, entonces-
—Hijo —lo detuvo Hanuel tras mirarlo fijamente—, ¿me vas a decir que te gustan los hombres?
Los ojos negros de Yoongi se exaltaron de golpe, no teniendo claro qué es lo que supone que diría ahora.
—Bu-bueno... —Esquivó su mirada—. No es que me gusten exclusivamente los hombres.. en realidad... —Ladeó su cabeza como si estuviera luchando por encontrar una respuesta a eso—. Me gustan... ¿todas las personas?
—¡¿Todas las personas?! —El rostro de su abuela era un poema.
No, pésima elección de palabras. Yoongi creyó que se escucharía mejor a decir "me podría gustar cualquier persona", pero no fue así. Las etiquetas no eran lo suyo ni el ponerse a pensar cómo sería su tipo ideal, solo se dejaba llevar por lo que sentía en el momento y ya.
—Quedémonos en la parte de que me gustan los hombres —le dijo para no enredarla más, además, de que tampoco era una mentira—. Así que... ¿Eso no te molesta?
Hanuel toma una pequeña bocanada de aire, mientras sus hombros se tensan y en la aprehensión en su mirada aparece.
—Supongo que si tu papá no me hubiese dicho algo parecido antes, sí me hubiese molestado.
»Mi Jaehyun no solía tener muchos amigos, pero los pocos que fue conociendo eran muy apreciados para él. En especial uno... Supongo que debí haberme dado cuenta que lo que sentía por ese chico era más que aprecio. Eran... inseparables.
Yoongi se mantuvo en silencio, a la espera de lo podría considerar como uno de los secretos mejores guardados de su abuela, incluso de su padre porque él nunca le había contado esa parte de su vida.
—Eventualmente, me lo dijo. —La atención de Hanuel no parecía estar en el presente por lo distante que lucía—. Su primer amor era un chico, otro hombre como él... No me lo tomé nada bien. —Aunque enseguida sus ojos se llenaron de lágrimas—. Le dije tantas cosas hirientes que no me habló durante una semana. Y solo lo hizo porque me había ofrecido a curarle las heridas que tenía en todo su rostro.
»Ya estarás contenta, me empezó a decir mientras lo curaba, ya que... no paraba de recordarme que ese chico lo había rechazado así como yo lo había hecho en un principio... Me sentí muy mal, pero lo único que hice fue... repetirle que eso no era normal y que si seguía así, nunca podría ser capaz de ser feliz.
Yoongi se quedó sin palabras. Era difícil imaginar a su abuela, la mujer más dulce que conocía, siendo tan dura con su propio hijo.
—Sé que no hice lo correcto —continuó ella reteniendo sus lágrimas porque se rehusaba a llorar delante de su nieto—, pero tenía tanto miedo que este mundo lo lastimara. —Resopló con amargura—. Aunque al final lo lastimó de todos modos.
Yoongi pudo notar que, detrás de todo ese sufrimiento, se escondía algo más. Algo que todavía no era dicho. Quiso preguntar, tenía muchas dudas dentro de él, pero no sabía por dónde empezar.
—Pero te aseguro que esto no volverá a ocurrir, no volveré a fallar. —La firmeza en su abuela hizo que se concentrara en ella otra vez—. Así que tienes todo mi apoyo, hijo, mi apoyo siempre será incondicional hacia ti.
Hanuel abrazó a su nieto de la forma que más le gustaba. Por la espalda, dejándole un cariñoso beso sobre los frondosos cabellos negros que sobresalían de su frente. Yoongi se sintió en calma de nuevo.
Tal vez no había sido una madre perfecta para su padre, pero sí lo era para él.
—Y como también te conozco, sé que debe haber un chico rondando por ahí como para que hayas querido hablar sobre esto. —Ni siquiera fingió preguntárselo, ella ya lo daba por hecho—. ¿Es lindo?
El estómago de Yoongi volvió a hormiguear con tan solo pensar en Jimin.
—Mucho... —susurró luego de concluir que mentirle a su abuela no era una opción.
Aunque de todas formas esa palabra no le hacía justicia a lo que en verdad pensaba sobre él. Porque la música no era solo "muy linda".
—Tráelo a casa —le dijo de pronto su abuela—. Quiero conocerlo.
Yoongi la miró por un largo rato, sin saber qué contestar a eso, así que simplemente optó por asentir. Porque sería demasiado confesarle también que ya lo conoce. Que justo acaba de venir hace poco y que quedó encantada con él.
Al menos, de una manera u otra, está convencido de que Jimin tendría su aprobación.
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Alianza Equivocada | yoonmin
Hayran KurguLo único que unía a Yoongi con Jimin era su mutuo desagrado y que se fijaran en las personas equivocadas. ¿O... habría algo más? ••• ©Historia original. Prohibida su copia y/o adaptación. También puedes leer este fanfic a través de AO3: nexermind.