Y lo odio.

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El día lunes fue todo una odisea para Jimin esquivar a Taehyung y sus constantes preguntas sobre ese misterioso viaje.  

Porque a pesar de que lo ha estado evitando con éxito hasta ahora en la escuela, exceptuando sus miles de mensajes, ya es la hora de receso. Lo que significa que sí o sí se lo encontraría y sería toda una batalla poder quitárselo de encima.

Secretamente desea que Jungkook ya haya aclarado las cosas entre ellos —por más contradictorio que fuera—, porque así Taehyung estaría más concentrado en su nueva relación que en él.

Pero justo cuando se dirigía sin ánimo alguno al comedor, su mirada se centra en uno de los patios de la escuela, el cual cuenta con algunos árboles y pequeños arbustos, porque entre todos estos, distingue la figura de Yoongi. 

Él está sentado contra el tronco de uno de esos árboles, con los audífonos puestos y ojos cerrados. Parecía estar perdido en lo que sea que estuviera escuchando o en su propia cabeza. 

De todas formas, es una imagen imposible de ignorar para Jimin.

Por lo que decide acercarse a paso lento hacia Yoongi. Aunque vacila a mitad de camino al recordar lo que había pasado entre ellos y Heesoo. No, no debería hacerlo, pero esa advertencia llega demasiado tarde a su cabeza al ya estar sentado a su lado.

Y antes de hacerle notar su presencia, Jimin se aseguró de tener su máscara bien puesta en el rostro, mostrándole al final una sonrisa torcida que curiosamente llegaba hasta sus ojos caramelos.

Yoongi comenzó a parpadear cuando se percató de él.

—Sería muy cliché de tu parte si estuvieras escuchando música clásica o solo melodías de piano.

Y pese a que aún tenía los audífonos puestos, había logrado captar lo que dijo, olvidando de golpe todo lo que giraba dentro de su cabeza en ese momento, mostrándole una sonrisa de costado al instante.

—Casi —le responde en voz baja.

Y sin que Jimin lo esperara, siente de pronto cómo Yoongi se inclina ligeramente hacia él para colocar uno de los audífonos, que se había quitado antes de acercarse, a su oreja. 

Su mente se quedó en blanco. 

O así se mantuvo hasta que reconoció su propia voz saliendo de allí.

Porque la canción que estaba escuchando no era nada más ni nada menos que la canción que están practicando, la que presentarán en el festival de Navidad. Aunque también notó que había sutiles cambios en la melodía.

—Le pedí a Yongsun que grabara uno de nuestros ensayos para que Jungkook pudiera encontrar algún sonido en su computadora que le diera más vida a la canción —le explicó Yoongi con una expresión suave—. Queda mejor así, ¿no?

Esa es la razón por la que quiso hablar con ellos ese día. Algo en el interior de Jimin burbujeó de alegría al saberlo.

Yoongi no pensaba que ellos pudieran ser mejores que él, ni que fuera alguien reemplazable. 

—Quién diría que Jungkook sería bueno hasta en ese tipo de cosas.

Pero como siempre, su boca tenía que hablar por sí sola producto del mecanismo de defensa que había formado ante lo que él mismo se negaba a sentir.

A lo que Yoongi le quita su audífono, sacudiendo su cabeza con seriedad, mientras vuelve a su sitio para recostarse otra vez en el tronco del árbol.

—Jungkook es bueno en muchas cosas —se lo aclara tajantemente.

Bien, el ambiente entre ellos se sentía tenso de nuevo.

—¿Ah sí? —Y por supuesto, a Jimin no le agradó ni un poco ese cumplido—. Pues el que se luce más en esa canción soy yo. 

Yoongi resopló. ¿Por qué siquiera hacía el intento de ser civilizado con él?

—Como digas. 

Cerró los ojos. No quería escucharlo más. 

—Y también… —Pero si había algo que Jimin en serio no soportaba, era que lo ignoraran, especialmente Yoongi, tal vez por eso no evita callar lo siguiente—: Se luce el que la compuso… Por desgracia, fuiste tú. 

Añadió eso último porque no podría contra su propia vergüenza de halagarlo por completo, llevando su mirada a cualquier parte que no fuera él.

Al contrario de Yoongi que abre los ojos nuevamente, pero ahora estos se concentran en el rostro de Jimin, el cual parece brillar porque justo se había sentado en un lugar donde los escasos rayos del sol caen directo en su piel siempre llena de color.

Notar ese detalle y el extraño cumplido que le hizo a su música, causó que no pudiera mirar a otra parte que no fuera él.

—Admitirlo te debió costar demasiado —le dijo con una voz tan baja que sonó adormecida a sus oídos.

Mientras que Jimin exagera una mueca de cansancio por sus palabras, hecho que lejos de molestar a Yoongi, le parece graciosa la forma en que arruga su rostro al hacerla, casi rozando lo adorable.

—No tienes idea de cuánto —dramatiza el rubio con la mano sobre su pecho.

Yoongi volvió a sacudir su cabeza, escondiendo la ganas que tenía de sonreír abiertamente.

—Así que este es su nuevo escondite. 

Aquella intervención llamó la atención de ambos, topándose con la figura de Taehyung estando de pie frente a ellos y con su mano entrelazada a la de Jungkook.

A lo que Jimin sonríe enseguida porque lo puede utilizar como excusa para no hablar de él. 

—¿Y ustedes? —señaló con su mirada acaramelada hacia la unión de sus manos—. ¿Al fin son novios?

Esa pregunta les cambió la expresión por completo. 

—¡Minie! 

Taehyung fue el primero en quejarse con sus mejillas sonrojadas.

—S-solo lo estamos intentando. —Jungkook los mira con inseguridad y con algo más en él—. A ustedes no les incomoda, ¿cierto?

A pesar de que Jimin le aseguró de que no pasaba nada y que Yoongi prácticamente lo regañara por dejar plantado al "pelirrojo ese", aún no se hubiese atrevido ni a hablar con Taehyung si él no le hubiera dado tremendo beso, entre enojado y avergonzado, a las afueras de su casa. 

Sí, su mamá no lo dejaba tranquilo a partir de ese momento.

Por su parte, Jimin planeaba contestarle que no, pero Taehyung se le adelantó.

—¡Qué les va a incomodar si están en las mismas! 

—¡Tae-taehyung!

Esta vez es el turno de Jimin para avergonzarse.

Y Yoongi no sabe si fue por escuchar de nuevo ese tartamudeo en él o porque su cerebro no logra enfocarse en otra cosa que no sea el aumento de rubor natural en su rostro,  pero las palabras parecieron salir solas de sus labios.

—Pues apúrense porque ya los estaremos alcanzando.

Aquella declaración generó distintas reacciones en los tres. 

Taehyung no paraba de exclamar emocionado que "¡lo sabía!", mientras que Jungkook mostraba una sonrisa de discreta satisfacción.

Pero Jimin… ni siquiera supo qué decir, solo se quedó mirando a Yoongi con sus ojos caramelos repletos de desconcierto. Y sus mejillas, oh, sus mejillas querían explotar tanto como su corazón latiendo dentro de su pecho. 

Alianza Equivocada | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora