Porque así solo me haces soñar,

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La tarde de hamburguesas fue más entretenida de lo que Jimin esperaba.

A pesar de que tuvo que volver a sentarse junto a Yoongi, aunque esta vez no tan cerca para el bien de su corazón, disfrutó la entretenida charla de Taehyung y la intervención de Jungkook de rato en rato.

O al menos así fue hasta que salieron del restaurante. Porque la parejita no tardó en ponerse acaramelada al estar caminando unos pasos más adelante. Bueno, tal vez Jimin estaba exagerando, ya que solo estaban con sus manos rozando entre sí y con la cabeza en dirección hacia el otro, pero era un panorama lo suficientemente cursi para él.

Hasta que esas mismas manos se entrelazaron con timidez, haciendo que el cuerpo de Jungkook se inclinara más hacia el de Taehyung de manera inconsciente.

El pecho de Jimin se sintió vacío.

Todo su ánimo había caído en picada, al igual que la temperatura de sus propias manos estando colgadas a los costados del pantalón de su uniforme. Le podía echar la culpa al invierno, pero solo sería otra de sus tantas mentiras internas.

No importaba. No necesitaba algo así, de ningún chico, mucho menos del que está avanzando a su derecha. Quien parece haber encontrado una nueva forma de torturarlo al no mantenerse lejos de él.

Lo cual se confirma una vez más cuando, sin previo aviso, una sensación cálida envuelve la piel de Jimin, justo donde antes hubo frío.

—Te estás demorando mucho al caminar —le dice Yoongi como si nada, como si no estuviera agarrando una de sus manos.

Jimin debería exigirle que lo suelte, pero no lo hace, así como tampoco mueve su mano, solo hunde su rostro en la bufanda que rodea su cuello. Su mente de pronto se siente adormecida, quizá por eso es incapaz de hacer algo más.

—Ya llegó el auto. —La voz de Taehyung traspasa sus sentidos, sobresaltándolo al instante—. ¿Quieres que te deje por tu casa, Minie? —Sus agudos ojos cafés pasan lentamente a su costado—. ¿Yoongi-ssi?

—Ah... —Este último carraspea, despeinando su cabello negro con ambas manos. Sí, Jimin y él se habían soltado apenas lo escucharon—. No, no es necesario, puedo ir caminando desde aquí.

Taehyung asintió con una sonrisa contenida.

—¿Minie? —Se dirigió de nuevo hacia él.

—No, tampoco —le contestó Jimin de golpe—, voy a tomar un taxi.

—De acuerdo.~ —Taehyung alargó sus palabras con diversión, compartiendo una cómplice mirada con su novio—. ¡Nos vemos!

Antes de seguirlo, Jungkook se despide de ellos, con una inclinación que dura más en su hyung, lo que ya de por sí hunde en la vergüenza a Yoongi porque su dongsaeng nunca ha sido tan respetuoso con él, así que solo debe estar molestándolo.

Aunque esa observación no toma mucha de su atención ante la imagen de un sonrojado Jimin sacudiendo su mano lentamente hacia la camioneta negra donde la pareja se estaba marchando.

—Bueno... —Yoongi decide hablar luego de unos segundos—. Ya se está haciendo de noche, así que es mejor que empiece a caminar.

Jimin recuerda enseguida que no está solo y que esa es la misma razón por la que se sigue sintiendo caliente pese a la baja temperatura del día. Aunque frunce el ceño al recaer en lo que dice.

—¿Por qué vas a irte caminando?

—No me alcanza para un taxi —le responde él con naturalidad, como si eso fuera cosa de todos los días.

—¿Por qué? —Le cuesta, pero logra mirarlo de frente—. ¿Acaso tu ma- —Se detiene antes de arruinar todo—. ¿Acaso Heesoo no te está dando el dinero suficiente? —le preguntó en su lugar.

Y sorprendentemente, Yoongi no lo mandó al diablo por el simple hecho de traerla a la conversación, solo se encogió de hombros con aparente desinterés.

—Mi abuela necesita más ese dinero.

Pero esa respuesta no complació a Jimin. Ahora sabía el porqué había compartido el taxi con él algunas veces o el hecho de que casi siempre llegara tarde a cualquier lado.

—Podemos ir en uno juntos. —Desvió su mirada—. No es la primera vez que lo hacemos de todos modos.

Yoongi terminó por asentir, permaneciendo en silencio hasta que un taxi se acercó a ellos y entraron a la parte posterior de este. Jimin pensó que se mantendría así en todo el trayecto, pero su voz baja y grave llamó su atención.

—Sé que te molesta que te toque, así que me disculpo por eso.

—Ya te dije que no me molesta que me... toques. —El sonrojo volvió a sus mejillas—. Solo... ¿por qué lo hiciste ahora?

En realidad, Jimin quería poder preguntarle por qué había empezado a tocarlo desde el principio, a mirarlo con tanta insistencia si se supone que lo odia, pero tenía miedo hasta de escuchar esa respuesta.

Yoongi otra vez se encogió de hombros, con la vista fija en lo que se reflejaba en su ventana.

—Te veías triste al mirar a Taehyung y a Jungkook. —Pausa un momento—. No me gusta presenciar corazones rotos.

—¿Qué? —Jimin se exalta—. ¿Crees que me puse así por TaeTae?

Pero él no le contestó, lo que le alteró aún más.

—¡No me gusta TaeTae! —se lo recalcó—. Él es como un hermano para mí. —Hace un gesto de asco en su rostro—. Ugh, no gracias.

No podía mirarlo desde su posición, pero Yoongi sonrió. La verdad, no dudaba de eso, solo no quería perder la costumbre de burlarse de él de vez en cuando, aunque una de esas palabras se quedó rondando en su cabeza.

—Así como yo —le dijo de pronto.

Jimin ladeó su cabeza en confusión.

—¿Eh?

Yoongi está por cometer una locura, lo sabe, pero era peor vivir con la sospecha de que algo grande estaba sucediendo con Jimin, con ambos en general.

—Tú y yo... somos una especie de... hermanos. —Hizo una mueca, esa categoría nunca le gustó—. Eso significa que yo... —Con extrema lentitud, hizo que sus ojos negros empezaran a buscar a los de color caramelo—. Tampoco te podría gustar, ¿verdad?

El corazón de Jimin se disparó. ¿Qué demonios estaba pasando?

—¿Qué- qué tonterías estás diciendo?

—¿Lo son? —Yoongi arqueó una de sus cejas—. Porque he escuchado cosas en la escuela y-

—¡Yoongi, basta! —Jimin lo calló de golpe—. Eso no son solo más que chismes. ¿Yo? —Se señaló a sí mismo—. ¿Gustar de ti? —Resopló de forma exagerada, utilizando el poco aire que parecía tener en ese instante—. Eso suena tan absurdo como pensar que yo te podría gustar alguna vez. —Se ríe forzadamente—. ¿Ves? Eso no es posible.

Sin embargo, Yoongi no lo hace. No se ríe, ni se burla, ni suelta un comentario ofensivo, solo se mantiene en silencio, mirándolo con una seriedad que hace helar su sangre. ¿Tal vez había ido demasiado lejos al hacer ese tipo de insinuaciones? Jimin se maldijo por dentro, sus nervios lo habían hecho hablar de más. Siente que vomitará en cualquier momento.

—Yoongi-

—Ya llegamos. —Este se adelanta y abre la puerta de su lado del taxi—. No te olvides de pagar.

Jimin asiente con el nudo en su garganta cada vez más grande, mientras el peso de su costado se aligera al quedarse solo en ese asiento, o así fue hasta que nota que Yoongi se quedó de pie afuera del auto, asomando parte de su rostro por la ventana.

—Ah y Jimin —le dijo con la misma expresión, pero con un extraño brillo en su mirada—. Eres un muy mal mentiroso.

Y se fue, sin añadir más y dejándolo con un posible ataque de corazón. 

Alianza Equivocada | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora