muy usada por todos,

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—No hablas en serio.

Jimin rechistó totalmente en contra de la acción de su mejor amigo al llamar a «ese par» a su mesa situada en el lugar de siempre en la cafetería de la escuela.

—Tengo que seguir haciendo avances, Minie —le susurró en un intento fallido de sutileza tras seguir con el brazo alzado hacia ellos.

El de baja estatura bufó, rayando su plato como si se tratara del rostro de un pelinegro de sonrisa contagiosa. Y no, no era el de Jungkook, por lo que terminó apretando más sus palillos. Sin embargo, se obligó a calmarse al cerrar sus ojos alunados e inhalar hondo.

Si algo le había enseñado Heesoo era que debía mantener a sus enemigos cerca para poder saber antes cualquier movimiento que vayan a hacer y así cambiarlos a su favor.

Siempre con ingenio y encanto.

—Bu-buenos días, Sunbaes. —El menor de todos los presentes se reverenció ante ellos con timidez y apretando los bordes de su bandeja.

Mientras que Yoongi miraba a su alrededor con verdadero aburrimiento, solo asintiendo como saludo cuando se topó con un entusiasta pelirrojo parándose de su banca para recibirlos.

—Te dije que me llamaras solo Taehyung. —«O el amor de tu vida», se atrevió a remarcar dentro de él, igualando el llamativo color de su cabello en sus mejillas—. P-pero ya tomen asiento.

—Lo siento, Su-Taehyung —se corrigió rápidamente, sintiendo la fuerte mirada dorada del chico a su costado—. Yo... no quisiéramos incomodar.

—¡No lo hacen! —exclamó con prisa el pelirrojo—. ¿Verdad, Minie? —Giró su atención a su amigo.

El rubio suavizó la intensidad de su gesto, regalándoles una hermosa sonrisa de ojos que solo se vería falsa para Yoongi. 

—Claro que no... eh... Jungkook, ¿no? —Este asintió nervioso—. Los amigos de TaeTae también son los míos.

A Yoongi le hizo gracia el énfasis que hizo en la palabra «amigos», mientras que el pelirrojo le agradecía en silencio el esfuerzo que Jimin debía estar haciendo para aceptarlos solo por él.

El adolescente, a través de sus profundos ojos negros, le hizo una seña de «¿ves?» a la negativa de su hyung a sentarse con ellos en un primer momento, acotando que los populares no eran confiables, a lo que Jungkook no estuvo de acuerdo en absoluto.

«Eres demasiado puro para este mundo», pensó Yoongi con pesar al fijarse que su dongsaeng favorito se acomodaba frente a Taehyung y que a él no le quedaba más remedio que sentarse delante de unos ojos almendrados que ya picaban en su cuerpo con gran demanda.

«¿Ahora qué quieres?», quiso preguntarle, porque para Jimin, nada de lo que hiciera parecía estar bien. Le recordaba tanto a su madre, juzgándolo con esa mirada que podía ser atrayente para cualquiera, pero que a él solo le provocaba desagrado.

Ya los cuatro sentados en la misma mesa, el silencio los fue envolviendo, resultando incómodo para cada uno de los presentes, aunque en una medida diferente para los que no estaban enamorados.

—Y Jungkook… —Jimin otra vez llamó su atención—. Háblame un poco sobre ti ya que Taetae no me ha dicho nada hasta ahora —lo mencionó con la clara intención de restarle importancia en su vida.

—¡¿Cómo de que no?! —Sin embargo, su amigo saltó enseguida—. ¿Acaso no recuerdas que te comenté que van en el mismo grado y que está en el taller de canto?

Aquello le generó una inmediata sonrisa burlona a Yoongi. Es que ese pelirrojo era tan obvio que daba vergüenza ajena. 

—¿No que recién habían empezado a hablar ayer? ¿Cómo es que sabes todo eso? —le preguntó solo para ridiculizarlo más.

Alianza Equivocada | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora