no me sigas besando,

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Y, efectivamente, Yoongi no dejó de estar al pendiente suyo en toda la noche.

Cualquier chico que se le acercara para sacarlo a bailar, era botado con un seco "piérdete" de su parte. Jimin sabe que tendría que molestarse porque así solo hacía más evidente lo que ya muchos aseguraban en la escuela. Sin embargo, no pudo evitar regodearse con una sonrisa cuando también rechazó la invitación de baile de Suran. 

«Entiende, pequeña Suran —pensó con pura satisfacción—. Ese hombre es mío».

Jimin de todas formas agradece no sentirse tan ebrio o podría habérselo dicho de frente en su cara de niña buena.

Aunque el tambaleo de su cuerpo al levantarse de su silla para pedir otro trago, se lo hace replanteárselo. Y la sensación de mareo aumenta cuando un firme toque se sitúa a un lado de su cadera. 

—Ya no más alcohol para ti. —La voz grave de Yoongi es otra de esas cosas que lo desestabiliza. 

—¿Y en serio crees que te voy a hacer caso? —Jimin intenta soltarse, pero es en vano, esas manos son enormes en comparación a las suyas.

Pensar en ese detalle lo hace sonrojarse aún más.

—Jimin… —lo llamó Yoongi a pesar de que permanecían cerca del otro—. Solo quédate aquí… conmigo. 

A este punto Jimin no entiende cómo es que sigue respirando. 

—¿Y seguir viendo cómo espantas a todos?

La suavidad en el rostro de Yoongi se esfumó de golpe. 

—¿Acaso quieres bailar con alguno de esos idiotas? 

Sí, Jimin no era el único que había tomado de más. 

—Solo quiero bailar —le contestó este con la misma dureza. No le había gustado que le hablara de esa manera—. TaeTae no deja de bailar con tu amiguito desde hace horas. 

—Puedes hacerlo conmigo. 

—Tú ni siquiera bailas.

—Podría intentarlo. —Yoongi buscó su mirada—. Por ti…

Jimin siente que su corazón va a explotar en cualquier momento, ya que la presión en su pecho se vuelve insoportable. Aunque luego de unos segundos se da cuenta de que es por algo más. 

—Yoongi… —Aprieta la mano que aún lo sostiene de la cadera—. Baño, necesito ir al baño. 

Yoongi al inicio no capta qué es lo que le ocurre hasta que ve que se cubre la boca con evidente malestar. Quiere vomitar. 

Sin perder más tiempo, lo lleva a la sección de los baños con cierta dificultad por toda la gente que había en la pista de baile. Afortunadamente, cuando llegaron no estaba muy lleno y pudieron meterse sin problemas en una de las cabinas desocupadas. 

Jimin quiere exigirle que se vaya, de que no era necesario que él también estuviera allí, pero su garganta se obstruye enseguida. No había sido buena idea tomar todo ese alcohol, en especial porque no estaba acostumbrado a beber demasiado, pero no había encontrado qué más hacer al estar junto a Yoongi. 

Y ahora está vomitando delante de él. Perfecto, simplemente perfecto. 

Cuando parece que ya no queda nada dentro suyo, mucho menos su dignidad, a tientas busca el papel higiénico, mientras jala la cadena del baño y se levanta a duras penas del suelo. Su abrigo se había caído a un costado y las rodillas de su pantalón de cuero estaban manchadas de polvo. 

—Luzco tan mal… —dice en un tono rasposo al sentarse sobre la tapa del inodoro porque ya no le importaba caer en más vergüenza. 

Yoongi sonríe de lado tras permanecer de pie contra la puerta, mirando la manera en que Jimin se limpiaba la boca, quitándose a la vez parte de su maquillaje y labial. Sin embargo, el brillo de sus labios continuaba intacto, así como el de la seda resbalando por sus delgados hombros. 

Alianza Equivocada | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora