No seré capaz de hacerlo jamás.

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Jimin miraba, desde la mesa que está dentro de la cocina, la forma en que Yoongi calentaba la comida delante suyo. No porque fuera extraña la manera en que lo hacía, sino que ese simple acto le parecía algo muy surrealista de presenciar.

¿Yoongi acomodando la mesa solo para los dos? ¿Entregándole el plato que había servido exclusivamente para él? ¿Sentándose a su lado por gusto propio y con una sonrisa en su rostro?

Jimin, por más que trate, no puede procesar el enorme cambio que ha habido en su relación. En donde antes solo había indiferencia y discusiones, ahora abundaban las atenciones, las sonrisas y los besos. Besos que siempre eran correspondidos por él a pesar de todo.

Claro, como si no se hubiera atrevido a darle uno hace menos de media hora. Aunque nadie podía reprochárselo, cualquiera lo hubiera hecho en su lugar.

Porque Yoongi no le había dicho que le gusta por cómo luce o canta. No, había hecho algo mejor que eso. Lo había comparado con la música. Él, un eterno admirador de las más hermosas melodías que hay en el mundo y que a su vez, es un pianista que es capaz de replicarlas todas a la perfección.

A lo mucho que había aspirado en sus sueños es a recibir la misma atención que le daba a la música, no a ser visto como tal.

Yoongi no se imagina lo que hizo al decírselo, no se imagina todo lo que desató en su interior.

—¿No tienes mucha hambre? —Jimin frunce el ceño ante su repentina pregunta—. Es que apenas y tocas la comida. ¿O no la calenté bien?

Este bajó la mirada a su plato y efectivamente, permanecía casi intacto.

—Uh... —vacila por un momento— no, es que-

Sin embargo, un tono de llamada lo interrumpe.

Alguien está llamando a Yoongi, alguien que al parecer no es de su total agrado porque enseguida volteó su celular, que está sobre la mesa, y lo apagó para que dejara de sonar.

—¿No contestarás? —le preguntó en vez de continuar con su anterior explicación—. Puede ser importante.

En realidad Jimin quería saber quién lo estaba llamando. Yoongi no es conocido por ser sociable, pero en general se lleva bien con las pocas personas que habla, así que era extraño que haya reaccionado de esa manera.

—Es Suran —le contestó él con la boca medio llena—. Ha estado insistiendo en que necesita clases extras conmigo porque no entiende algunas cosas, lo que creo que es mentira. —Terminó de masticar, tomando un sorbo de agua—. Tú la escuchaste en su presentación, lo hace casi perfecto.

Perfecto. Jimin apretó los palillos contra su mano.

—Es obvio que quiere pasar más tiempo contigo.

Yoongi asintió con cierta incomodidad, ignorando lo tenso que se había puesto el rubio a su costado.

—¿Debería decirle que me gusta alguien más?

Jimin dejó de revolver su comida para mirarlo sin una emoción clara en él.

—¿Tú le dirás...?

—¿Que tú me gustas? —Los ojos negros de Yoongi estuvieron fijos en los suyos—. ¿Quisieras que lo haga?

La respuesta evidente sería que no. A Jimin no le convenía que se confirmara lo que ya muchos daban por hecho en la escuela, pero el cosquilleo en su estómago y mejillas no lo dejaba pensar racionalmente.

—Si eso hace que ella ya no te moleste, está bien. —Se vuelve a concentrar en su plato—. Supongo...

Yoongi falla en esconder la sonrisa que escuchar aquello le causó.

Alianza Equivocada | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora